1. ¿QUÉ ES EL CRÉDITO SOCIAL? ¿PARA QUÉ?
Para una sociedad más justa y más cristiana
Para terminar con la pobreza espiritual y
material
Por Louis Even
Hay muchas cosas buenas en un los países, pero el derecho para
tener esas cosas, el permiso para obtenerlas, es lo que les falta a las
personas y a las familias que los necesitan. ¿Falta otra cosa más que el
dinero? ¿Qué más falta, a parte del poder de compra para que la producción pase
de las tiendas a las casas?
1.1 EL DINERO NACE EN ALGUNA PARTE
Pero, ¿dónde comienza el dinero, el dinero que falta para tener
los bienes que siempre están ahí?
Primera idea: hay una
cantidad estable de dinero: ¡como si se tratara del Sol, de la lluvia o de la
temperatura! Idea falsa. Si hay dinero, es que fue hecho en algún lado. Si no
hay, significa que aquellos que lo fabrican, ya no hicieron más.
Segunda idea: cuando uno se plantea la cuestión, uno piensa que el gobierno
crea el dinero. Esta idea es también falsa. Los gobiernos de hoy no fabrican el
dinero. Ellos se quejan continuamente de no tener lo suficiente. Si lo
fabricaran, no se cruzarían los brazos por diez, veinte, treinta años o una
eternidad, en el momento que tuvieran de frente dicho problema de la escasez de
dinero (y no tendríamos deuda nacional en ningún país). El gobierno establece
impuestos y realiza préstamos, pero no fabrica el dinero.
Nuestro nivel de vida, en un país donde falta el dinero, no está controlado por
las cosas que existen alrededor nuestro, sino por el dinero que disponemos para
comprar esas cosas básicas para vivir. “Aquellos
que controlan el dinero, controlan nuestro nivel de vida. Aquellos que
controlan el dinero y el crédito se han vuelto los maestros de nuestras vidas…
sin su permiso, nadie puede respirar.” (Pío XI, Encíclica Quadagesimo Anno)
1.2 DOS CLASES DE DINERO
El dinero, es todo aquello que sirve para pagar, comprar. Es un
símbolo aceptado por toda la población de un país para el intercambio de
productos o servicios.
El material con que esté hecho el dinero, no tiene importancia. El dinero ha
sido fabricado en la historia de muchos materiales: de madera, de plata, de
oro, de papel, de aleaciones de metales, etc. En el México prehispánico, el
cacao, era el producto considerado para realizar las transacciones de productos
y servicios.
Actualmente, tenemos dos clases de dinero en todos los países: el
dinero de bolsillo, fabricado en metal y en papel; y el dinero virtual, que no
es otra cosa que puras cifras creadas a partir del tecleo de una computadora.
El dinero de bolsillo, es el menos importante, el dinero virtual, es el más
importante.
El dinero virtual, es manejado por medio de las cuentas de banco.
Todas las transacciones que se realizan por medio de cuentas de banco, utilizan
el dinero virtual. Todas las cosas, se pueden comprar o vender por medio del
dinero virtual. El dinero de bolsillo circula o deja de circular, según las
transacciones que se hagan en el mundo real. Pero los negocios, no dependen del
dinero de bolsillo; éstos se mantienen por medio de las cuentas de banco de los
hombres de negocios.
Con una cuenta de banco, uno compra o vende sin servirse del dinero de metal o
papel. Uno compra con cifras.
Supongamos que tengo una cuenta de banco con $40,000. Compro un carro que
cuesta $10,000. Yo pago con un cheque y el vendedor endosa dicho cheque y lo
deposita en su banco.
El banquero entonces realiza cambios en dos cuentas: primero aquella del
vendedor de carros, la misma que él incrementa en $10,000; luego la mía, la
misma que disminuye $10,000. El vendedor de carros tenía $500.000, él ahora
tiene $510,000 registrado en su cuenta bancaria. Yo tenía $40.000 en mi cuenta
y ésta ahora tiene un saldo de $30,000.
Como podemos ver, el dinero de papel o de metal no fue utilizado para dicha
transacción. Y tampoco fue creado por el gobierno del país. Yo pasé cifras a la
cuenta del vendedor. Pagué con cifras. En promedio, nueve de cada diez
transacciones, se realiza por medio del dinero virtual. El dinero de cifras, es
el dinero moderno. Es el más abundante: hay diez veces más que el de bolsillo.
Es el más confiable, el más seguro, nadie lo puede robar.
1.3 AHORRO Y PRÉSTAMO
El dinero de cifras, al igual que el dinero de bolsillo, tienen un
inicio. Pues el dinero virtual es una cuenta de banco que se torna existente el
momento que se crea dicha cuenta, sin que el dinero disminuya ni de otra cuenta
de banco, ni de otro bolsillo.
Hacemos que el dinero crezca en una cuenta de banco de dos formas: el ahorro y
el préstamo.
La cuenta de ahorro es una transformación del dinero. Yo llevo dinero de
bolsillo (billetes y monedas) al banquero y él aumenta las cifras
correspondientes a mi cuenta. Yo ya no tengo más dinero de bolsillo, tengo
dinero virtual, dinero de cifras a mi disposición. Puedo reobtener el dinero de
bolsillo, disminuyendo el dinero de cifras. Simple transformación.
Pero lo que queremos es saber de dónde nace el dinero. La cuenta de ahorro,
simple transformación, no nos interesa por el momento.
La cuenta de préstamo es la cuenta que el banquero abre para aquel
que viene a pedir dinero. Supongamos que voy a establecer una manufactura
nueva. No me falta otra cosa que dinero, así que voy con el banquero y le pido
prestado US$100,000 sobre garantía. El banquero me hace firmar las garantías,
la promesa de rembolsar el dinero prestado con el interés. Así que el banquero
me presta $100,000.
¿Me prestará esta cantidad en billetes? Yo no lo quiero así. Sería muy
peligroso. Yo soy un hombre de negocios que no se arriesga. Lo que deseo es una
cuenta bancaria con $100,000, lo que facilitaría para llevar a cabo el negocio.
El banquero va entonces, a poner en mi cuenta $100,000 como si yo hubiese
venido a depositarlos al banco. Pero yo no los he traído. Yo he venido a
pedirlos.
¿Es una cuenta de ahorro hecha por mí? No. Es una cuenta de préstamo creada por
el banquero para mí.
1.4 EL FABRICANTE DE DINERO
Esta cuenta de $100,000 no fue hecha por mí, sino por el banquero.
¿Cómo la ha creado? ¿El dinero del banco ha disminuido a raíz del préstamo de
$100,000 que el banquero ha puesto en mi cuenta? Preguntémosle al banquero:
– Sr. Banquero, ¿Tiene usted menos dinero en su
bóveda después de haberme prestado $100,000?
– Yo no he ido a la bóveda.
– ¿Las cuentas de otros han disminuido?
– No, las cuentas de los otros clientes están intactas.
– ¿Qué ha disminuido en el banco?
– Nada ha disminuido.
– Sin embargo, mi cuenta de banco ha aumentado.
¿De dónde viene el dinero que me está prestando?
– No viene de ninguna parte.
– ¿Dónde estaba cuando entré al banco?
– Simplemente no existía.
– Y ahora que está en mi cuenta, existe.
Entonces, ¿acaba de venir al mundo?
– Ciertamente
– ¿Quién lo ha traído al mundo y cómo?
– Fui yo, por medio del tecleo de las cifras en mi computadora. Yo
mismo he tecleado la cantidad de $100,000 a su crédito, como usted lo pidió.
– Entonces, ¿usted crea el dinero?
– El banco crea el dinero de cifras, el dinero virtual, el dinero
moderno, el cual, hace que se desarrollen los negocios ¿Es una cuenta de ahorro
hecha por mí? No. Es una cuenta de préstamo creada por el banquero para mí.
– El banco crea el dinero de cifras, el dinero virtual, el dinero
moderno, el cual, hace que se desarrollen los negocios para rembolsar, es la
obligación. El préstamo del dinero, es una cuenta hecha por medio del tecleo de
cifras en una computadora.
Podemos citar un ejemplo. Así, en 1939, el gobierno federal del
Canadá con el propósito de cubrir los gastos iniciales de la guerra, solicitó
unos ochenta milones a los bancos. Los bancos le prestaron al gobierno y
abrieron una cuenta por ochenta millones sin descontar un centavo a nadie, de
esta manera le entregaron al gobierno una base nueva de cheques por la suma de
ochenta millones.
Pero en octubre de 1941, el gobierno tuvo que retribuir ochenta y
tres millones doscientos mil a los bancos, incluyendo tanto el capital como los
intereses.
A través de impuestos, el gobierno tuvo que retirar del país tanto dinero como
había gastado, ochenta millones. Pero además, tuvo que girar del país unos tres
millones adicionales, dinero que no había puesto al servicio de país, que no
había sido hecho ni por los banqueros ni por nadie más.
Aún reconociendo en el mejor de los casos que el gobierno pueda
encontrar el dinero que existe, ¿cómo podría encontrar el dinero que nunca fue
creado?
El hecho simplemente es, que el gobierno no lo encuentra. Es simplemente
añadido a la deuda nacional. Esto explica por qué la deuda nacional se
incrementa en la misma medida en que el desarrollo del país requiere más
dinero. Todo dinero nuevo nace como deuda, a través de los bancos, quienes
reclamarán más dinero del que en realidad emitieron.
¡Y la población del país se encuentra colectivamente endeudada por la
producción y servicios que ella misma produce! Es el caso para la producción de
las guerras. Es el caso también para la producción en tiempos de paz: creación
de carreteras, puentes, acueductos, escuelas, y demás infraestructura para el
país.
1.7 EL DEFECTO MONETARIO
Una multiplicidad de bancarrotas, tanto de individuos como de compañías,
hipotecas tras hipotecas, y una deuda pública que siempre va en incremento, son
los frutos naturales de tal sistema.
Reclamar interés sobre el dinero a medida que éste se crea es tanto ilegítimo
como absurdo, antisocial y contrario a la buena aritmética. El defecto
monetario es por consiguiente, tanto un defecto técnico como un defecto social.
A medida que el país se desarrolla tanto en producción así como en población,
se necesita más dinero. Pero es imposible obtener dinero nuevo sin la
contratación de una deuda que, colectivamente, no puede ser pagada.
De manera que nos quedan las alternativas ya sea de detener el desarrollo o adquirir
deudas; de hundirnos en desempleo masivo o en una deuda que no se puede pagar.
Y es precisamente este dilema el que está siendo sometido a debates en cada
país.
Aristóteles y luego Santo Tomás de Aquino, escribieron que el dinero no
reproduce más dinero. Pero el banquero crea el dinero únicamente con la
condición de que reproducirá más dinero. En vista que ni gobiernos, ni
individuos crean dinero, nadie crea el interés que reclama el banquero. Aún
legalizado, el sistema de todo este asunto permanece vicioso e insultante.
1.8 DECADENCIA Y DEGRADACIÓN
Esta manera de crear el dinero de un país, por medio de forzar
tanto a los gobiernos como a los individuos a que se encuentren endeudados,
establece una dictadura real sobre gobiernos e individuos igualmente.
El gobierno soberano se ha vuelto signatario de deudas de un
pequeño grupo de acaparadores. El ministro ó el gobernador, que representa a
millones de hombres, de niños, firma deudas impagables. El banquero, quien
representa a un grupo interesado en obtener ganancias y dominar, fabrica el
dinero del país.
Un aspecto muy importante que toca el Papa Pío XI, sobre el tema
de la decadencia, es el siguiente: “Los
gobiernos se han rendido a sus nobles funciones y se han convertido en los
sirvientes de intereses privados”.
El gobierno, en lugar de guiar al Estado, se ha convertido
simplemente en un recaudador de impuestos; y una gran tajada de las rentas
públicas por impuestos, la tajada más “sagrada”, fuera de cualquier discusión,
es precisamente para pagar el interés de la deuda nacional.
Más aún, la legislación consiste, sobre todo, en imponer impuestos
a la gente y erigir en todo lado, restricciones a la libertad. Estas son leyes
para asegurar que los creadores del dinero sean compensados. No existen leyes
para prevenir al ser humano el morirse debido a una pobreza extrema.
En cuanto a los individuos, la escasez de dinero desarrolla en sus
propios hogares una mentalidad de lobos. Frente a la abundancia, solamente
aquellos que tienen el muy escaso símbolo de bienes, dinero, tienen el derecho
de girar sobre esa abundancia. Por consiguiente, tienen derecho a la
competencia, la tiranía del “jefe”, contienda doméstica, etc.
Un pequeño grupo maneja a los otros; gran cantidad de gente gime,
muchos en la más degradante pobreza.
1.9 CONTROL SOCIAL DEL DINERO
Es San Luis,
rey de Francia, quien decía: “El primer deber de un rey es acuñar dinero cuando sea
necesario para la vida económica sólida de sus gobernados.”
No es del todo necesario, tampoco se debe recomendar, que los bancos sean
abolidos o nacionalizados. El banquero es un experto en contabilidad e
inversión; muy bien puede continuar recibiendo e invirtiendo los ahorros con
ganancias, tomando su parte de las ganancias. Pero la creación de dinero es un
acto de soberanía que no debería dejarse en manos de un banco. La soberanía
debe ser retirada de las manos de los bancos y devuelta a la nación.
El dinero de cifras es una buena invención moderna, que debemos
tomar. Pero en lugar de tener su origen bajo el régimen de un sujeto privado,
en forma de deuda, estas cifras deberían venir de un organismo monetario
nacional, en una forma de dinero destinado para servir a la gente.
Debemos dejar de sufrir privaciones que se presentan en todos los
países, para tener la facilidad económica en cada hogar. El dinero será creado
después de conocer la capacidad de producción y de servicios que la población
puede ofrecer; y después de conocer los deseos de los consumidores de frente a
los bienes útiles posibles.
Por lo tanto, nada debe voltearse en el campo de la propiedad o la
inversión. No debe existir la necesidad de abolir el dinero actual y
reemplazarlo con otros tipos de dinero. Todo lo que se necesita es que un
organismo monetario social añada suficiente del mismo tipo de dinero a los
dineros que ya existen, Por lo tanto, nada debe voltearse en el campo de la
propiedad o la inversión. No debe existir la necesidad de abolir el dinero
actual y reemplazarlo con otros tipos de dinero. Todo lo que se necesita es que
un organismo monetario social añada suficiente del mismo tipo de dinero a los
dineros que ya existen, de acuerdo con las posibilidades del país y con las
necesidades de la población. Uno debe parar de sufrir privaciones cuando existe
todo lo necesario en el país para proporcionar comodidad a cada hogar.
La cantidad de dinero debe medirse de acuerdo con la demanda de
los consumidores por los bienes útiles y posibles.
Por lo tanto, los productores y consumidores en conjunto, toda la sociedad, la
cual al producir bienes frente a las necesidades, deberán determinar la
cantidad de dinero nuevo que un organismo, actuando en nombre de la sociedad,
deberá poner en circulación de tiempo en tiempo, de acuerdo con el desarrollo
del país. Así la gente recuperará su derecho a vivir, su plena vida humana, de
acuerdo con los recursos del país y las grandes posibilidades modernas de
producción.
1.10 ¿PARA QUIÉN EL DINERO NUEVO?
Por lo tanto, el dinero deberá ser puesto en circulación de
acuerdo al nivel de producción y según lo dicten las necesidades de
distribución.
Pero, ¿a quién le pertenece este nuevo dinero cuando entre en circulación en el
país? – Este dinero pertenece a los mismos ciudadanos. No le pertenece al
gobierno, que no es el dueño del país, sino solamente el protector de un bien
común. Tampoco pertenece a aquellos que se hacen cargo de los organismos
monetarios nacionales, como los jueces, quienes realizan una función social y
son pagados estatutariamente por la sociedad por los servicios que
proporcionan.
¿A cuáles ciudadanos? – A todos. Este dinero no es un salario. Es
una inyección de dinero nuevo entre la población, para permitir al público
consumidor adquirir bienes que ya han sido hechos o que sean fácilmente
realizables, los mismos que están esperando solamente el poder adquisitivo
suficiente para poner a esta producción en movimiento.
Con toda imparcialidad, no hay otro camino más justo de poner este dinero nuevo
en circulación, que por medio de la distribución equitativa entre todos los
ciudadanos sin excepción. La participación también hace posible que se logre el
máximo beneficio del dinero, ya que llega a cada rincón de la tierra.
Cada vez que se deba aumentar el dinero del país, cada hombre,
cada mujer, cada niño, recién nacido, tendrá así, su parte de la nueva etapa de
progreso que proporciona el dinero nuevo necesario.
No es un salario por un trabajo realizado, es un dividendo para
cada uno. Es su parte de un capital común: El Crédito Social. Si hay
propiedades privadas, hay también bienes comunes, que a todos les pertenecen
bajo el mismo título.
1.11 RESULTADO: EL ORDEN ESTABLECIDO
¿Cuál será, el efecto después de esta reforma financiera con el
Crédito Social? De una manera general, a corto plazo, se tendría el
establecimiento del orden financiero, y por consiguiente, el político y social.
En el orden de superioridad entre las cosas creadas, el hombre viene
inmediatamente después de Dios y de sus Ángeles. El dinero, al igual que
cualquier cosa sin inteligencia, viene después y debe estar sujeto al hombre.
El orden establecido en la economía es la meta, que guiaría las
actividades económicas. Los bienes estarían hechos para satisfacer realmente
las necesidades. El dinero dejaría de ser el fin determinante de la industria.
(Y no tendríamos necesidades artifíciales para vender productos inútiles,
reduciendo así, el desperdicio de recursos que sólo provocan contaminación).
El nivel de vida se regularía por la cantidad de bienes
disponibles, ya que la cantidad de dinero sería regulada por la cantidad de
bienes. El dinero se convertiría en lo que debe ser: un instrumento para vender
productos, no un arma que confiera poder a los individuos.
El medio para obtener esta reforma del Crédito Social, es evidentemente la
formación de la opinión pública iluminada y al mismo tiempo motivada para poder
manifestarse. No se necesita entonces, hacer una campaña electoral, sino una campaña de educación.
Esta difusión del estudio entre las masas, requiere de un gran
número de apóstoles, que no tengan miedo de la abnegación y el sacrificio. Y
esto es también el establecimiento del orden. El desorden actual es el
resultado de egoísmos de todas clases, de la degeneración del sentido social,
orgullo y fariseísmo de la clase intelectual, la apatía lánguida de las masas.
Todo esto debe ser expiado y corregido.
El Papa Juan Pablo II, escribía en su Encíclica Solicitudo rei socialis
(n.38): “Esas actitudes y
–estructuras de pecado (la sed de dinero y de poder)- no pueden ser vencidas,
sin la ayuda de la gracia divina y por una actitud diametralmente opuesta: la
de vivir por el bien del prójimo.”
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