De la parábola a la realidad
El sistema de dinero-deuda
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Louis
Even |
El sistema de
dinero-deuda introducido en
¿No es precisamente
lo que ocurre en nuestros países civilizados?
Nuestro país en
este siglo es sin duda más rico, de verdaderas riquezas, que hace cincuenta o
cien años, o que en los tiempos de primeros colonizadores. Ahora bien,
¡comparemos la deuda pública, la suma de todas las deudas públicas del País de
hoy en día, con lo que era dicha deuda hace cincuenta o cien años, o hace tres
siglos!
Con todo, la misma
población del País ha sido la que ha producido el enriquecimiento a lo largo de
los siglos. Pues, ¿por qué razón tenerla endeudada por el resultado de su
trabajo?
Consideremos, por
ejemplo, el caso de las escuelas, de los acueductos municipales, de los
puentes, de las carreteras y otras construcciones de carácter público. ¿Quién
las construye? Gentes de aquí... ¿Quién proporciona los materiales? Los
fabricantes del país. Y ¿por qué pueden dedicarse a esas obras públicas? Porque
también existen gentes que producen alimentos, vestidos, calzado o facilitan
servicios que a su vez pueden utilizar los constructores y los fabricantes de
materiales.
Así pues se ve que
la población es la que, por sus diversos trabajos, produce todas las riquezas.
Si se importan cosas del extranjero serán el precio de los productos que han
sido exportados.
De hecho, ¿qué es
lo que comprobamos? En todas partes, se aplica impuestos a los ciudadanos por
pagar las escuelas, los sanatorios, los puentes, las carreteras y otras obras
públicas. La población paga pues por lo que ella misma produce..
Pagar más que el precio
Y todo ello no para
ahí. La población paga más por lo que ella misma ha producido. Su producción,
un verdadero enriquecimiento, se vuelve para ella una deuda cargada de
intereses. Con los años, la suma de los intereses puede igualar o sobrepasar el
total de la deuda impuesta por el sistema. Hasta puede ocurrir que la población
tenga que pagar dos o tres veces el precio de lo que ella misma ha producido.
Además de las
deudas públicas, también existen deudas industriales que obligan al empresario
a subir sus precios más allá del coste de producción para ser capaz de
reembolsar capital e intereses y no hacer quiebra.
Sean deudas
públicas o deudas industriales, la población siempre será la que tendrá que
pagarlas en forma de impuestos cuando se trata de deudas públicas o en forma de
precios cuando se trata de deudas industriales. Los precios suben al paso que
los impuestos casi dejan vacío el monedero.
Sistema tiránico
Todo eso y muchas
cosas más caracterizan un sistema de dinero, un sistema de finanzas que manda
en vez de servir y que mantiene a la población bajo su dominio — como Martín
tenía bajo su dominio a todos los hombres de
¿Qué es lo que pasa
cuando los que controlan el dinero se niegan a prestar o imponen a las
corporaciones públicas o a los empresarios condiciones demasiado difíciles? Las
corporaciones públicas abandonan sus proyectos aunque sean urgentes; los
empresarios abandonan sus planes de desarrollo o de producciones que
corresponderían a unas necesidades, lo que provoca el desempleo. Y para evitar
que se mueran de hambre los desempleados, hace falta cargar con un impuesto a
quienes todavía poseen algo o viven de un salario.
¿Puede imaginarse
un sistema más tiránico cuyos maleficios se hacen sentir en toda la población?
Obstáculo a la distribución
Y esto no es todo.
Además de llenar de deudas a la producción que financia o de paralizar la que
se niega a financiar, el sistema de dinero es un mal instrumento de
distribución de los productos.
Aunque tengamos
almacenes y centros comerciales llenos de productos, aunque tengamos todo lo
necesario para producir más aún, la distribución de los productos queda
racionada.
En realidad, para
tener dichos productos, hace falta pagarlos. Si los productos son abundantes,
abundantes también tendrían que ser los billetes en el billetero. Pero no es
así. El sistema pone siempre más precio en los productos que dinero en los
bolsillos de quienes los necesitan.
La capacidad de
pago no equivale la capacidad de producción. Las finanzas no van de acuerdo con
la realidad. La realidad son unos productos abundantes y fáciles de hacer. Las
finanzas son dinero racionado y difícil de obtener.
Corregir lo viciado
El actual sistema
de dinero es de verdad un sistema punitivo en lugar de ser un sistema servible.
No quiere decir eso
que hay que suprimirlo sino corregirlo. Es lo que haría magníficamente la
aplicación de los principios de finanzas conocidos bajo el nombre de Crédito
Social. (No se confundan con el partido político que toma falsamente este
nombre)
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