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martes, enero 28, 2025

El enclave de Burgos que está ligado a la Ley más importante del mundo ( Julio César Rico)

 


Burgos Misteriosa

El enclave de Burgos que está ligado a la Ley más importante del mundo

Las leyes de Burgos de 1512 suponen la extensión al Nuevo Mundo de la aparente dignidad que tenían los ciudadanos libres del incipiente imperio español. El convento de San Pablo es el lugar en el que nacen los Derechos Humanos


Hay un lugar en Burgos al que no se le ha dado la verdadera relevancia que tiene. Es cierto que está bajo el suelo y que otro edificio se sostiene sobre su suelo. Fue un convento dedicado a San Pablo y perteneciente a la Orden de Predicadores, los dominicos, fundados por el burgalés de Caleruega Domingo de Guzmán.

La importancia histórica de este lugar destaca incluso por encima de su realce artístico. Es el convento de San Pablo. En 1512, un pequeño grupo de teólogos y juristas se reunió en este lugar de Burgos para dictaminar la más importante ley de la historia de España. Son las Leyes de Burgos.

El rey Fernando el Católico y el cardenal Cisneros convocaron una Junta extraordinaria en Burgos en el año 1512 para hablar profundamente de esta cuestión. Así nacieron las Leyes de Burgos, u «Ordenanzas Reales para el buen regimiento y tratamiento de los indios», aprobadas en 1512.

Los dominicos fueron testigos de la esclavización y el maltrato que los indígenas americanos sufrieron por parte de los colonos españoles en los nuevos territorios. La denuncia de fray Antonio de Montesinos en la isla de Santo Domingo en un sermón del cuarto domingo del Adviento de 1511 fueron la chispa definitiva.

Este cuerpo legislativo para las Indias estaba compuesto por 35 leyes que regulaban las condiciones de vida y de trabajo de los indígenas. Se dictaminaba que los hombres y mujeres que vivían en las llamadas Indias eran libres; que debían trabajar y que las condiciones de trabajo debían de ser llevaderas, que tenían derecho a la propiedad privada, que los trabajadores por cuenta ajena cobraran un salario conveniente en especie, y que, en todos los procesos, debía de hallarse Dios. No podían ser explotados ni recibir ninguna clase de castigo físico. Si un encomendero no trataba bien a sus nativos era multado.

Lamentablemente, estas leyes no fueron cumplidas por parte de los encomenderos, razón por la cual, algunos misioneros siguieron denunciado los abusos seguían cometiéndose. Entre ellos, se encontraba fray Bartolomé de las Casas, quien en 1540 logró informar de la situación a Carlos I, el cual no demoró en convocar nuevamente a los expertos para que valoraran la situación, como explica el profesor Ricardo Ignacio Bachmann Fuentes, en su blog de la Universidad Isabel I.

En 1542 y 1543 se promulgaron las Leyes Nuevas, «que fueron más allá, incluso a abolir la encomienda y la esclavitud. Sin embargo, estas disposiciones tampoco fueron cumplidas por parte de los colonos, lo que llevó a Las Casas a escribir su conocida obra Brevísima relación de la destrucción de las Indias, en 1552», recuerda Bachmann.

Las leyes

Las Leyes de Burgos se materializaron en tres bloques de problemas. Uno, los derivados del orden jurídico tras la conquista y la colonización. Otro en relación con la legitimidad y la soberanía española; otra la licitud de las guerras con que se impuso y otro con el trato que se había de dar a los naturales.

Según Miguel Ángel Santamarina, en un artículo en la revista Zenda, las Leyes de Burgos reconocían que los indios habían sufrido «el robo de sus tierras, pero no se las restituían, sino que validaban la alternativa de las encomiendas, una forma de organización social vinculada a las iglesias que se habían levantado en estas comunidades».

Se conservan tres copias contrastadas, redactadas a partir del original. Dos en el Archivo General de Indias de Sevilla y otra copia en el Registro General del Sello. Constituyen el primer cuerpo legislativo que se dio para las Indias, y al mismo tiempo el origen de una legislación fecunda y múltiple dictada para los pobladores del Continente americano.

San Pablo

El convento dominico de San Pablo, de Burgos, fue uno de los más importantes de la Orden, con una importancia religiosa, cultural, política y artística muy notable en la historia de la ciudad. Fue objeto de la tesis doctoral de José Antonio Casillas, publicada en extracto en el volumen XXIV de la 'Monumenta Histórica Iberoamericana' de la Orden de Predicadores, con el título El convento de San Pablo de Burgos, Historia y Arte.

El autor habla de que la construcción de la iglesia se inicia, en los primeros años del siglo. Correspondiente a los siglos XIV y XV, se realiza la construcción de las

capillas entre contrafuertes de las naves laterales «así como el arco de acceso desde el crucero y unos restos arrasados de la cimentación de la pared oriental de la primitiva sacristía». Es del mismo tiempo la capilla y otra dedicada a la Magdalena y después a la Piedad.


Sábado, 19 de octubre 2024, 09:15 

miércoles, abril 17, 2024

Ante el Milenario de Castilla (943-1943): meditaciones histórico-políticas 2

 Ante el Milenario de Castilla (943-1943): meditaciones histórico-políticas 2


ALOCUCION leída por el Sr. D. Aurelio Gómez Escolar, Alcalde de Burgos, el día 5 de Septiembre de 1943, ante el Arco de Fernán González, al terminar la grandiosa procesión cívico-religiosa.


"AQUI estamos para celebrar, con batideras en alto y redoble de tambores, el cumpleaños de esta Castilla madre, que con su lección de pervivencia, nos muestra los caminos ciertos para vencer a brazo partido en los rudos, ásperos y gloriosos caminos de la Historia.


Al cumplirse mil años de la constitución como Estado—esto es como razón histórica—de nuestra Castilla, todos los que de un modo u otro hemos soñado con la grandeza de España para hacerla carne de realidad poniendo manos a la obra, sin que sirviesen para nuestra satisfacción los lirismos arqueológicos, tenemos un punto de meditación vuelto hacia las duras jornadas de la fundación. Las horas afanosas del conde Fernán González, en lucha con las arduas circunstancias, tienen un alegre repiqueteo de campanas del alba. La leyenda, que sabe siempre decantar -valga la redundancia—«la verdad verdadera», ha modelado con precisión categórica el perfil del Conde fundador. Un trascendente sueño de unidad parece acompañar las briosas galopadas de Fernán González. Todo en él es voluntad unitaria bajo la fe iluminada de un poder naciente. Sus peleas y sus argucias, sus habilidades y sus decisiones, tienen clavada en el futuro la proa ambiciosa de ese potente dominio, que solo se da como premio a la difícil vocación de la unidad operante.


La realidad de Castilla, esa realidad que ha permanecido a través de todos los azares españoles sin posibilidad de escamoteos, se nos ofrece con esta autenticidad de mil años, gracias al impulso de la fundación. En aquel amanecer estaba entero este futuro, que ha hecho de Castilla una a modo de reserva moral española.


Las pisadas del conde Fernán González, como las de todo gran político, eran seguras y profundas. Su lección reside en la fuerza con que supo imponer unas tesis, que a los más les parecieron subversivas o irrealizables. Pero la fe triunfó sobre todo y nuestro Fernán González, como un galán de la Historia, encauzó la verdad de un pueblo, apoyándose en los dos seguros estribos de lo popular y lo nacional.


Conquistadas tierras a la media luna, no era para el Conde, simplemente, el meter las espadas camino adelante, sino también asimismo, que la reja del arado se clavase en ellas conducida por la mano del conquistador. De esta conjunción feliz del espíritu de milicia con el duro ejercicio del trabajo de sol a sol, salió nimbado por una fe decidida y constante, este ser castellano, al que se diría que el conde Fernán González había modelado con precisión amorosa.


A los mil años de aquello, parece que el mismo aire matinal envuelve este cielo y estas tierras. Pero no, claro es, por lo del repetido tópico de la estática vida castellana, superficial e insuficiente visión de los que no supieron calar en su ser profundo. Si no por todo lo contrario, por su continua voluntad de Historia, manifestada siempre sin alharacas ni gritos, con la gravedad honda de quien se sabe portador de una misión sin torceduras, de cuya ejecución sabe que rendirá cuentas ante el Altísimo.


Y por ello, por vivir esta Castilla como si cada mañana fuese, aquel amanecer de hace mil años, nos brinda esta enseñanza renovada de su indestructible voluntad política, voluntad que si quisiéramos aprisionar en una expresión concreta podría expresarse en una sola palabra: unidad.


Aprendamos, pues, esta lección con un milenario de ejemplaridad en torno a la que ha girado, en sus horas mejores, la vida de nuestra España. Pensemos en la seria y auténtica presencia de esta Castilla en la empresa total española, a la que dotó de razones aglutinantes y de vocación unificadora. Meditemos sobre el ensamblamiento de lo popular y lo nacional, que el conde Fernán González realizó cuando echaba a rebato las campanas, alegría del primer amanecer de Castilla".

Ante el Milenario de Castilla (943-1943): meditaciones histórico-políticas

 Ante el Milenario de Castilla (943-1943): meditaciones histórico-políticas

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BURGOS Y EL MILENARIO


"POR las columnas de la prensa y por las alas etéreas de la radiodifusión, vuelan, meses hace, noticias, proyectos, aspiraciones, acerca del milenario de la constitución de una entidad medioeval que, fué, al comenzar, pequeña; que creció luego; que, al fin, formó el núcleo sagrado de la Patria: Castilla.


Y tales noticias y sugerencias como ahora dicen, salen de una ciudad modesta, recatada, si la palabra vale; que, siempre en vigilia, sin olvidar su legítimo progreso, recordando los tiempos viejos, añorando las glorias pretéritas, es como un fiel custodio de las energías hispanas.


Poco se habla, por lo común, de Burgos. Se le cita sólo por su Catedral incomparable, y también por ese clima duro y único que muchos le atribuyen, como si en el resto de la meseta castellana se criasen naranjos, o se cultivase la caña de azúcar.


Pero Burgos, al parecer dormida, está siempre atenta a los grandes problemas nacionales y a la conmemoración de las grandes efemérides patrias.


Los que visitan en sus viajes la ciudad y suben a los pintorescos barrios, ya casi deshabitados, que llamamos altos, se encuentran allí con dos monumentos, en su calidad acaso mezquinos, en su significación admirables.


Son: Uno, el arco triunfal a Fernán González dedicado, construido sobre la tierra donde, a creer la tradición constante, se alzó el Palacio del Conde independiente. Forman el otro los obeliscos del llamado «Solar del Cid», en el lugar que ocupó la casa del mejor de los caballeros castellanos.


¿Qué importancia tiene esto? Ninguna, si no nos fijamos en las fechas de construcción de tales monumentos.


Se hizo el primero en 1587 y la inscripción que lleva la encargó el Concejo burgalés a un fraile agustino que se llamaba Fray Luis de León. Nada más, ni nada menos.


Fue elevado el otro en los años criticistas del XVIII, en 1784.


¿Qué ciudad española pensaba, en tales calendas, glorificar a sus héroes? Sin duda Burgos tan solo.


Burgos ha recordado en nuestros días, efemérides insignes: En 1912, con fiestas solemnes y serias, la victoria de las Navas de Tolosa; en 1921, la fecha centenaria de la primera piedra de nuestra Catedral, con ceremonias espléndidas en que brilló la personalidad señera del Cardenal Benlloch. Entonces los altos poderes del Estado vinieron a la ciudad, cuando se dió al Cid, bajo la calada bóveda del crucero, el más glorioso enterramiento.


Burgos, callado y vigilante, en 1918 al pretender crearse la mancomunidad catalana, y en 1932, cuando se quiere desgarrar la Patria con el Estatuto catalán, fiel al «prima voce» de su blasón, defiende sin temor a nada ni a nadie, la gloriosa unidad de España.


Y es después, por azares de la fortuna, o porque la ley de la Historia lo quiere, la capital, digna, serena y modesta de España, desde 1936 a 1939.


Y ahora, en 1943, alza la voz para recordar a las gentes españolas las glorias milenarias de la Castilla independiente.


Los que en septiembre vengáis, muchos sin duda, a las fiestas del Milenario, pensad que, bajo las banderas, los juegos florales, las cabalgatas y los fuegos artificiales, que serán lo externo de los festejos, está la glorificación de esta nuestra Castilla, tierra sin odios ni prejuicios, que a todas las comarcas hispanas ama, que nada pidió nunca, y que lo ha dado todo, el idioma lo primero, a España entera.


Y pensad que, según tuve el honor de afirmar ante el rey Alfonso XIII, llevando la voz de la Junta del Centenario de la Catedral:


«En Burgos, en buena hora lo digamos, con miras a la Patria y a su gloria, laboramos siempre».


ELOY GARCIA DE QUEVEDO,

CRONISTA DE BURGOS.


Agosto, 1943

domingo, marzo 10, 2024

) 14. La Rioja y Burgos, unidos por la lengua de la Castilla milenaria (por José María Codón, de la R. A. H.)

 

Re: La Rioja es Castilla (por José María Codón, de la R. A. H.)

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(...) 14. La Rioja y Burgos, unidos por la lengua de la Castilla milenaria

 

En el itinerario del homenaje de la lengua Castellana, pasamos de la castellanísima etapa de San Millán de la Cogolla, el santuario del Patrono de Castilla, tan frecuentado y amado por Fernán González, y en el que se hallan los sepulcros acéfalos de los Infantes de Lara, al Monasterio de Silos, condal y real, es decir: de las Glosas Emilianenses a las Silenses.

 

Ambas Glosas son, aproximadamente, contemporáneas. Las Silenses fueron declaradas auténticas en 1895, y las Emilianenses, en 1927.

 

La conmemoración en Silos fue provincial. Llegarían, en el curso de 1978, los actos extrarregionales. El Patronato programó los actos de tipo nacional y aun internacional, con dignidad y altura. Se retrasó la declaración del Año Mundial del Castellano. Por eso hubo que acudir a Silos y participar en la celebración, y entonar los cánticos mozárabes y la bella palabra de J. M. Alfaro.

 

El eco que el Milenario logró lo demuestran los actos recientemente (1979) organizados en Buenos Aires por la Academia Argentina de Letras, sobre “Los primeros documentos en la Historia de nuestro idioma”, con el concurso de nuestro embajador, del decano de la Facultad de Letras bonaerense, de la Biblioteca Nacional Argentina y del director del Instituto de Filología y Literatura Hispánicas de la facultad de Buenos Aires, don Ángel Baltistena.

 

En España, los filólogos y literatos recibieron bien el Milenario con una sola excepción. (Los archiveros se han movilizado por rastrear posibles textos anteriores a las dos glosas castellanas. Se dice que, en León, ha aparecido un documento más antiguo que ellos, con dos o tres palabras escritas en castellano. Debe examinarse el hallazgo, aunque nos extraña que el P. García Villoslada, estudioso del tema y juez importantísimo de las glosas, no reparase en dicho texto. También ha dicho Manuel Criado del Val que, en una documentación en lengua semita hallada en Toledo, aparecen palabras romances).

 

Cuanto más se estudie el problema, más permanecerá en pie la verdad proclamada por Menéndez Pidal: El castellano nació en Cantabria, es decir, en el sur de Santander y en el norte de Burgos y en la Rioja. Ese fue el castellano oral, de formación muy lenta. Por ello no debe extrañar que los testimonios escritos: documentos, glosarios y diplomas, se encuentran en la Vieja Castilla. Así podemos poner en ficha la declaración documental de derechos que el Conde de Castilla tenía en Espeja (año 1003). Dechado de castellano es el documento notarial de Frandovínez o Buniel del año 1100, precedido de su congénere riojano de 1044. La escritura de Sobrarbe, del año 1090 (nueve años antes de la muerte del Cid) es otra valiosa muestra. ¡Qué gran exposición de textos primitivos podría organizarse con tales documentos!

 

Ahora bien, más importante que un pergamino es la vida que refleja. Más que el documento escrito, es la lengua misma. Entre ambas cosas existe la misma diferencia que entre el alumbramiento de un nuevo ser y la partida de nacimiento.

 

No olvidamos el castellano oral, porque es cimiento. Desde el siglo I, en la prehistoria de nuestra lengua, se aprecian gérmenes de las lenguas romances. El triángulo Burgos-Santander-Logroño, donde nació y se desarrolló la lengua hablada, vio la transformación del latín vulgar, que resultaba incómodo para el comercio, el intercambio y la cultura. Los romanos no aceptaban nunca el bilingüismo, imponían rápidamente su latín y hacían olvidar a las razas autóctonas su idioma nativo. Pero en aquel triángulo, con sede en el “Área Paternina”, Mena-Castilla la Vieja, en el partido de Villarcayo, había una resistencia permanente a Roma. Incluso gramatical. Y en la romanización de España gobernaban palabras ibéricas como “cerro, cazurro, pizarra, izquierdo, Araduey y Aradoy (tierras de llanuras) e Iliberris (Ciudad Nevada)”.

 

En el siglo VII, en la corte goda del rey Rodrigo, en Toledo, se hablaría pronto con acento gallego (sobrinu, muller): en Cantabria, sin embargo los bárbaros habían dejado voces germanas, en el romance en gestación. Vegecio registra trescientas voces germanas, entre ellas una que es muy cara a Burgos: “Castellum parvulum quem Burgus vocant”. (…)

 

¡Milenario del Castellano! Las efemérides siempre son fructíferas. Propongámonos que quede huella en una facultad burgalesa o riojana de la lengua castellana. Como soñaron Viñas y Menéndez Pidal, que ya es decir.

Burgos, ¿de cabeza a cola de Castilla? José María Codón (RAH)

Burgos, ¿de cabeza a cola de Castilla? José María Codón (RAH)


Burgos, ¿de cabeza a cola de Castilla?

A finales de los años 70 se estaba configurando, sobre todo en las regiones del interior, el mapa autonómico, reflejado en la Constitución de 1978, aunque finiquitado algo después, a principios de los años 80.


Aquella hubiera sido la oportunidad para que la provincia de Burgos, a la vista de que decididamente sus limítrofes provincias de Santander (alias “Cantabria”) y de Logroño (alias “La Rioja”) rechazaban de plano integrarse en Castilla y León, hubiera recapacitado y seguido un camino propio y similar, al margen de la amalgama castellano-leonesa-(vallisoletana).


Es aventurado decirlo ahora, pero en tal caso, con un Burgos individualizado al modo de Santander y Logroño, muy probablemente las Cortes hubieran reagrupado a las tres provincias en una sola comunidad (por ser Burgos puente y nexo entre “Rioja” y Cantabria”), y así, aunque de rebote, se hubiera constituido la Comunidad de Castilla la Vieja (o como se hubiera querido llamar y con su capitalidad pactada). A la cual se hubiera añadido Soria por motivos geográficos evidentes. (Nunca hubieran sido concebibles como tres distintas comunidades autónomas limítrofes, artificiales y ridículas).


Desde este punto de vista, no tanto habría habido un problema de "peculiaridad" cántabra y riojana, como de obcecación burgalesa a difuminarse en Castilla y León.


En definitiva, si el Burgos tradicional que tanto poderío y abolengo histórico tuvo, ha venido perdiendo significación, a nadie ha de culpar más que a sí mismo, por empecinarse en esa artificial “Castilla y León” tanto más extensa cuanto más castradora de sus provincias.


 

Artículo del señor J. M. Codón cuando hasta llegaba a rumorearse que el pueblo de Tordesillas (Valladolid) cercano a la simbólica aldea de Villalar de los Comuneros, era una buena opción para la capitalidad castellano-leonesa...



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Burgos, ¿de cabeza a cola de Castilla? (José María Codón)


TRANSFORMAR a Tordesillas en capital de Castilla y León, no sólo es un error histórico sino un imposible jurídico y práctico, es el germen atípico de la descomposición de las regiones leonesa y castellana, que integraron la Corona de Castilla. Volveremos sobre las razones de esta sinrazón. Si se consuma tal absurdo ser el «FinisCastellae» y por lo tanto el «Finis Hispaniae».


«¿Callaremos ahora para llorar después?» No luchemos, para que no asistamos a otro solsticio de verano tan amargo como el que se presenta, yendo a hincar los hinojos «y el corazón rogando» ante el cadáver o la piltrafa de Castilla a la luz de dos cirios góticos, rompeolas de eternidades que son las agujas de la catedral. La decadencia es la penitencia bíblica de los sumisos. Recordemos la imprecación de Jeremías en el Salmo 22 «Super flumina Babilonis», sobre las ciudades, culpables «desventurada ciudad de Burgos»... si seguimos como hasta ahora.


Pero no. Arriba el ánimo. «Burgos y Castilla en pie.»


Es hora de que no vuelva a repetirse lo sucedido en el penoso rosario de desmembraciones, logradas o fallidas y frustraciones burgalesas: La Audiencia Territorial, Treviño, Arzobispado, Universidad, Santander, Logroño y Segovia.


Burgos ha estado en tales ocasiones sola, indefensa y desasistida por las estructuras competentes (salvo honrosas excepciones) y sólo defendida por el clamor popular encauzado por algunas entidades culturales y profesionales y una guerrilla de periodistas y escritores. Y así nos ha ido: nos quitan todo y no nos dan nada.


No se trata ahora de perder una institución o un servicio. Castilla se juega la cabeza, la testa rectora, «el Caput», derecho adquirido a través de once siglos de haberes cumplidos. Y no solamente es el fuero. Irían desfilando todas las instituciones regionales que tienen su razón de estar en la cabeza.


¡Por Dios,... corporaciones, instituciones y parlamentarios! Esperamos una declaración enérgica y una acción rápida. Ya hace cuatro años que las vecinas oligarquías de la C. del Duero, en libros y medios audiovisuales, recabaron la capitalidad. Lo refleja el Atlas Geográfico de Aguilar, 1979: «Burgos, Cabeza y Corte de Castilla, la primera en la Voz y en la Fe, todavía en 1979, sin Universidad. Bella Ciudad, Cabeza de Castilla hoy controvertida, a pesar de la actividad de su Colegio de Abogados. »


En ninguna época de toda la historia de España se le ha ocurrido a nadie cercenar la cabeza de Castilla: Ni en las monarquías, ni en las repúblicas, ni en las regencias, ni en los regímenes autoritarios.


Coordenadas de tiempo, esa Historia y de espacio revelan el absurdo: Ninguna de las demás regiones españolas se han decapitado ni ha perdido una sola provincia.


Y es que la organización natural e histórica de Castilla no puede pactarse ni negociarse. Es inalienable y no está en el comercio de los hombres.


¿Qué quiere decir la «Primera en la Voz y en la Fe»? Que durante siete siglos hasta 1830, Burgos llevaba el papel decisivo en la función legislativa: «Fable Burgos primero» y podía convocar Cortes extraordinarias. ¿Qué significa «Cámara Regia»? Que era corte gubernativa y sede del poder judicial.


Cuando vino el centralismo traído por los mismos ideólogos que ahora están haciendo el «descentrismo», conservando Burgos la primacía de Castilla, en todos los decretos y leyes decimonónicos, y de 1900 para acá, en la práctica se le reconoció en la Asamblea de 1918 y en los Milenarios de 1943 y en el de 1970.


Incluso en el Decreto Ley de Preautonomías de 1978 siguen agrupadas las seis provincias de Castilla la Vieja y las cinco de León.


Lo que se hizo es, estructural mal, como han dicho Segovia y Guadalajara y ahora se ve diáfanamente claro.


No se siguió el modelo de la Castilla histórica utilizado con la desastrosa desamortización política de 1833: Entonces tenía la Corona de Castilla y treinta y seis provincias, agrupadas en dos reinos: El reino de Castilla y el reino de León. Era bicéfala en principio, y con tal eficacia que la bandera cuartelada de los castillos y leones, puede verse aún en toda América y en buena parte de Europa.


En la declaración de Sepúlveda, de hace poco más de un mes acordamos los juristas castellanos que Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia y Avila, constituyan una jurisdicción territorial, con capitalidad en Burgos. Es lo sencillo. Es lo geográfico. Es lo histórico, y León por otra parte, formando una estructura distinta, aunque unida por lazos familiares, y con Castilla, amigables, identificadas en la unidad de España.


Desde antes del año 884, cuando la ciudad de Burgos (Brigo), se asentaba en parte en la Nuez de Abajo, en el siglo I ya tenía rango capitalino.


Este es un tema sugerente. Vamos hacia el XI Centenario de la ciudad. ¿Lo celebraremos de luto, mientras nuestros nietos recitan de carrerilla «España, su capital Madrid», «Burgos, su capital Tordesillas»? Algún satírico amargo puede decir: «¡Qué tomadura de pelo, al Conde Diego Porcelo!»


Hablando más en serio, no nos dejemos seducir por las dos musas de la derrota: La inmovilista de la comodidad y la temblorosa musa de la cobardía.


José María CODON


(“El Alcázar, 9-VII-1981)


martes, octubre 24, 2023

Alquimia secreta en la catedral - Curiosidades de la catedral de Burgos

 

CATEDRAL DE BURGOS

Alquimia secreta en la catedral - Curiosidades de la catedral de Burgos

 

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