Dentro del acervo tradicional alcarreño, las danzas de ritual ocupan un puesto preferente. Las Danzas de ritual constituyen una de las muestras más significativas del patrimonio etnográfico vivo de la provincia de Guadalajara y, por extensión, de toda la tierra de Castilla. Son danzas de origen ancestral practicadas, normalmente, por ocho mozos de una cuadrilla, acompañados por un personaje llamado botarga, zarragón o similar, además de los dulzaineros.
A grandes rasgos, sin entrar en mayores disquisiciones de corte histórico o antropológico, diremos que el origen de esta clase de danzas parece remontarse a época celtibérica, si bien la influencia de la religión católica provocó la cristianización de los bailes, y de los rituales en los que éstos se desarrollan.
Las danzas para el ritual festivo de Guadalajara responden a un esquema fijo de aprendizaje, asimilado y transmitido de generación en generación durante siglos en la mayoría de pueblos, y que se encuadran en unas coordenadas socio-religosas muy concretas. Es el caso de la fiesta del Santo Niño en Majaelrayo, declarada de Interés Turístico Regional, o las fiestas de la Virgen del Pinar en Galve y San Acacio en Utande, ambas con la vitola de Interés Turístico Provincial. Los danzantes bailan y honran a las diferentes advocaciones de sus respectivos pueblos, como elemento de solemnidad, no sólo de divertimento, e incluso llegan a intervenir en la celebración de la eucaristía, en misa o en procesión. Durante la danza, los bailadores van provistos de palos que, en función del pueblo, suelen variar de longitud y anchura. Algunos danzantes, como los de Valverde o Galve, también llevan cintas y castañuelas, y otros utilizan fajas, como los danzantes de la Hermandad del Santo Niño. El palo es un elemento muy importante en el baile, y quizá constituya la huella más clara del pasado guerrero o celtíbero de las danzas guadalajareñas.
Galve de Sorbe
Otro aspecto destacado lo forman los atuendos. Cada grupo de danzantes viste de forma diferente, de tal manera que hay oscilaciones entre la sencillez del traje de La Huerce y la complejidad del atuendo que visten los danzantes de Majaelrayo, así como la falda de “los peludillos” de Utande o los pantalones hasta la rodilla, típico de Galve de Sorbe. Sin embargo, todos presentan algunas características comunes en la mayoría de pueblos: la vestimenta chillona del botarga o “jefecillo” del grupo, la utilización de pañuelos o mitras en el tocado, las alpargatas de esparto o la vistosidad desde el punto de vista estético mediante la presencia de colores muy vivos. La música también ocupa un papel determinante en la ejecución del paloteo. En Galve y Molina se toca la gaita, que es el nombre que recibe popularmente la dulzaina en Castilla, mientras que en La Huerce o Utande utilizan guitarras y bandurrias.
Raúl Conde Súarez. Asociación Cultural "Danzantes de Galve"
viernes, marzo 09, 2007
Las Danzas de Guadalajara
Etiquetas:
Folclore,
Guadalajara
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