jueves, noviembre 30, 2023

PATRIA

 

                                           PATRIA

 

Cuando las cosas no están claras, se tiene que volver una y otra vez al principio para intentar hacer un poco de luz en medio de las tinieblas. La cuestión es elucidar que pueda ser esa región que se llama Castilla, hoy día engullida en diversas autonomías; Claudio Sánchez Albornoz y Luis Carretero Nieva afirman que no existe hoy día el sentimiento de tal región. Eso no obsta a que hay algunas asociaciones minúsculas y organizaciones políticas también minúsculas que han establecido hipótesis más o menos posibilistas acerca de lo que se debería entender por eso:

La tradición de Castilla, tomada como una de estas entidades de gran unificación interna y de gran diferenciación externa no puede conservarse por la sencillísima razón de que jamás ha existido esta realidad, puesto que, como hemos dicho, como hemos repetido y como repetiremos, el reino de Castilla no era una unidad, era una federación de unidades, sin igualdad de organización, sino con una riquísima floración de variedad de instituciones

Así, como dice Albornoz, no ha quedado ni la tradición ni el sentimiento de una región constituida por el territorio que fue Castilla

La tradición de Castilla es de Comunidades libres. Si con eso se quiere decir que la organización de Castilla tenía como cualidad característica, la existencia y preponderancia de funciones de unas Corporaciones potentes, elegidas libremente por el pueblo, con un poder fuerte y grandes facultades ante el poder real como la de algunas ciudades alemanas e italianas' constitutivas de repúblicas con territorio propio, la afirmación es muy cierta.

Fijando principios (en torno al federalismo castellano, Luis Carretero, Segovia republicana 1931)

https://www.blogger.com/blog/post/edit/14656270/112254487599156181

 

El tono de don Luis es evidentemente optimista y triunfalista: grandes facultades ante el poder real, elegidas libremente por el pueblo, corporaciones potentes… Cuando se tiene la oportunidad de estudiar en detalle y a fondo como fueron en realidad las cosas a lo largo de los siglos, hay que llegar a la conclusión, nada consoladora, de que hay una retórica cuanto menos exagerada en esas afirmaciones; las libertades existieron muy en los comienzos, en los que la documentación es escasa; posteriormente se trató, en buena medida, de un despojo progresivo de las libertades iniciales; pero a pesar de todo no deja de haber un fondo de verdad.

Pero hoy hay poco interés por las libertades concretas, interesa llenarse la boca con la palabra Castilla, así como otros lo hacen con Catalunya, Euskadi o el Cantón de Cartagena. Las cosas concretas carecen de aura luminosa de las abstracciones, por lo tanto conviene crear una fascinante elucubración que atraiga como las alas de un pavo real; esto es un resultado de la moderna tendencia del incremento del principio de abstracción.

En este caso nos las habemos ni más ni menos con Castilla, que seguro que tiene que ser algo más que una elucubración, o al menos así lo deseamos

¿Tiene entonces algún fundamento –que diría Carlos Argiñano- este universal, o es un mero flatus vocis?

En este momento la tentación se dirige a fundamentar Castila en la lengua, por una regla de tres pedestre ad usun delfini : si esencialmente Euskadi se fundamente en el euskera, Catalunya en el catalán y Bretaña en el bretón, Castilla se fundamenta en el castellano. Por lo tanto Almería y Tenerife son Castilla. Sin duda podrá discreparse de esta conclusión, pero el acuerdo con el encadenamiento silogístico es admitido por mucha, demasiada, gente: León es Castilla, La Mancha es Castilla etc. Decía Hegel que el todo llano, uniforme, sin diferencias ni matices es la nada: “el todo es la nada” ¿será Castilla la nada?

Se podría buscar el fundamente en la raza, y así lo hicieron Sabino Arana en Euskadi y también coquetearon con esa idea racista Prat de la Riba y Almirall –entre otros- en Cataluña y también en Galicia Eduardo Pondal fantaseó con una primigenia raza celta que decía carallo; aunque después de la segunda guerra mundial, y los experimentos racistas de los nazis, la cosa resultó regular tirando a mal, y se procedió a ocultarla, que no a abandonarla. La cuestión de los genes fascina al personal. El problema es que está en el ámbito del Príncipe de este mundo y da sorpresas desagradables. ¿Quién no se acuerdan de la oveja Dolly? Pues eso no es nada comparado con los progresos del futuro.

¿En Castilla ocurrió algo de eso? Pues con harto dolor de corazón hay reconocer que si hubo algo de eso; don Luis habla del fundamento racial, si eso es o no racismo corresponde a cada cual deducirlo. Julius Evola hacía referencia a una confusa diferencia entre raza del cuerpo y raza del espíritu, que no le hacía mucha gracia a los nazis.

Las instituciones creadas por el propio pueblo de Castilla la Vieja, son resultante de las dos fuerzas vitales que azuzaban al aire de la raza; el deseo de la independencia y la fidelidad en los pactos, así es que toda la organización castellana vieja es una concordancia de estos dos estímulos que con­ducen a un admirable consorcio entre el individualismo y el comunismo, dando como resultado el federalismo en lo político y el colectivismo en lo social, ya que, como dice Joaquín Costa, el colectivismo es, o parece ser, una como transacción o componenda entre los dos sistemas extremos, comunista e individualista.

Luis Carretero Nieva El regionalismo castellano.

Las instituciones. Segovia 1917 Pp. 83-99

Podría tal vez haber un fundamento histórico, pero esa es una cuestión peliaguda en exceso; cuando se habla de los fundamentos del derecho se admiten los fundamentos históricos, lo que no deja de ser una convención para colmar la ignorancia de muchas cosas o evitar incursiones en el nivel espiritual y religioso que son una rémora para el espíritu racional ilustrado y progresista en tanto cuanto juzga esto como una rémora antigua y oscurantista que debe iluminarse con la luz de la razón ; el verdadero fundamento es metafísico, en su esencia ahistórico. Solo por dar una pista la libertad es de esencia metafísica.

No sé qué otro fundamento se podría encontrar pero cuando no se puede dilucidar el contenido, algunos prefieren delimitar el continente y dan por sentado el fundamento. Tenemos el ejemplo de Don Anselmo Carretero Jiménez que tras esfuerzos encomiables por clarificar y delimitar Castilla y lo castellano, finalmente se decide por un mapa de Castilla donde parece dar por zanjada la cuestión. Lo que equivale a decir: ya que el contenido se resiste, delimitaré el continente, y aquí paz y después gloria.

Hay pues una vacuidad inquietante; claro que en estas cuestiones de la patria grande o chica siempre la hay, salvo para los definitivamente obcecados con algún simplismo romo y obtuso. Una oda de Jorge Luis Borges incide plenamente en estas zozobras con unas paradojas que recuerdan aquella sentencia del Sutra del Corazón del budismo zen:

                             Forma es vacío

                             Vacío es forma

 

   ODA ESCRITA EN 1966

 

Nadie es la patria. Ni siquiera el jinete

que, alto en el alba de una plaza desierta,

rige un corcel de bronce por el tiempo,

ni los otros que miran desde el mármol,

ni los que prodigaron su bélica ceniza

por los campos de América

o dejaron un verso o una hazaña

o la memoria de una vida cabal

en el justo ejercicio de los días.

Nadie es la patria. Ni siquiera los símbolos.

 

Nadie es la patria. Ni siquiera el tiempo

cargado de batallas, de espadas y de éxodos

y de la lenta población de regiones

que lindan con la aurora y el ocaso,

y de rostros que van envejeciendo

en los espejos que se empañan

y de sufridas agonías anónimas

que duran hasta el alba

y de la telaraña de la lluvia

sobre negros jardines.

 

La patria, amigos, es un acto perpetuo

como el perpetuo mundo. (Si el Eterno

Espectador dejara de soñarnos

un solo instante, nos fulminaría,

blanco y brusco relámpago, Su olvido.)

Nadie es la patria, pero todos debemos

ser dignos del antiguo juramento

que prestaron aquellos caballeros

de ser lo que ignoraban, argentinos,

de ser lo que serían por el hecho

de haber jurado en esa vieja casa.

Somos el porvenir de esos varones,

la justificación de aquellos muertos;

nuestro deber es la gloriosa carga

que a nuestra sombra legan esas sombras

que debemos salvar.

 

Nadie es la patria, pero todos lo somos.

Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante,

ese límpido fuego misterioso.

 

“Pero todos debemos ser dignos del antiguo juramento” nos trae a la memoria aquellos juramentos en el ámbito sagrado de las iglesias juraderas como la de San Vicente de Ávila, de Santa Gadea de Burgos y otras muchas de las que nadie quiere acordarse; cuando condes y reyes eran depositarios de un poder temporal inconcebible sin la autoridad espiritual que lo justificaba, y que elevaba el pacto a la dignidad sacramental. Muy distinto de los juramentos en las emergentes naciones hijas del liberalismo surgido en las revoluciones francesa y americana, a los que se refiere Borges.

Somos el porvenir de aquellos que juraron los pactos sagrados por la libertad, caballeros o villanos; nos espera la batalla sin fin por la libertad, que ahora se presenta contra un enemigo formidable que, cual Proteo, se presenta en la forma de señorío feudal de la usurocracia, de negación del trabajo creador, de la voluntad ciudadana, de la comunidad, de la memoria, de la sabiduría del alma y del cuerpo…

Ya no son los tiempos del siglo VIII, IX, X… pasaron y no volverán, como las golondrinas de Becquer.

No sigo a los antiguos, busco lo que ellos buscaban

   

 


LIBERTAD

 

                                      LIBERTAD

 

Son muchos los tópicos que se podrían abordar al examinar un tema social o político, pero en el caso de la antigua Castilla hay uno que llama la atención y que se refiere a las libertades que se gozaban en una época que hoy consideramos como poco permisiva para decir lo menos, ya que en una interpretación vulgar se tiende a rebajar la libertad a permisividad.

Desde un punto de vista radical solo se puede abordar a fondo la libertad desde una perspectiva metafísica, pero es más conveniente limitarse a un simple flash que incide en sus reflejos políticos y sociales y comentar modestamente algunos textos interesantes sobre el tema por si acaso aportaran alguna luz sobre tema, misterioso donde los haya.

El libro negro de la revolución francesa nos depara una interesante indagación sobre el concepto de libertad que trajo dicha revolución y que es el propuesto por los regímenes liberales.

Decretando legislativamente que los hombres nacen libres por naturaleza y por derecho, los revolucionarios han fantaseado la naturaleza y han atribuido al derecho lo que no puede hacer.

No se es libre más que por don y se engaña si se cree garantizar la perennidad de un don que es natural decretando que es natural o proclamándolo derecho. Un don es mucho más perenne que la naturaleza (que se entrega y vuelve a comenzar por el primero de sus dones que es la vida); en cuanto al derecho escrito, otro escrito puede anularlo, ahí está toda su debilidad, lo que existe por escrito puede cesar de existir por otro escrito. En cambio, lo que es dado, no puede ser quitado pues el don es una extensión de sí que no puede jamás ser recuperado. Si Dios nos creado libres, es porque él se dio a sí mismo y no puede quitarse sin destruirnos y sin destruirse.

LE LIBRE NOIR DE LA RÉVOLUTION FRANÇAISE. Les Éditions du Cerf Paris  2008 Pp. 415-429 Fr. Jean-Michel Potin o.p. Historien archivisteDe la Province dominicaine de France

"LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD O LA IMPOSIBILIDAD DE SER HIJO

 

Es fácil escuchar ditirambos del tipo que el estatuto de Autonomía de Castilla y León ha traído por fin la libertad a Castilla y León, es decir se ha identificado la libertad con un texto que ni siquiera fue sometido a referéndum, donde se trae el enorme avance que supone poder elegir a los amos durante el periodo de una legislatura, ya no es necesario un espadón que mande durante 40 años

Confundiendo y mezclando las libertades públicas (que existen bajo la realeza y que el rey era el garante ellas tenían su palabra, de otra forma más sólido que lo escrito) y la libertad personal (cuya sede es mi conciencia), los revolucionarios han contraído el riesgo que se contradigan la una y la otra y se impidan funcionar.

 La inflación legislativa actual en que las leyes suceden a las leyes que no tienen incluso tiempo de recibir sus decretos de aplicación antes de ser anuladas por otras leyes es la prueba de que incluso los legisladores no creen más en lo que hacen 2.

Aluna vez se dan las cifras de la legislación producida al año por las Comunidades Autónomas y El Estado Central, sencillamente son de escalofrío; sin duda al identificar libertad y derecho más de uno pensará que se amplía así el campo de la libertad; el ciudadano de a pie vive perfectamente ajeno e indiferente a los boletines legislativos. Algunos estados como California limitan el periodo de actividad legislativa a tres meses, pero los países herederos de Roma parecen refocilarse en la inmundicia leguleya.

El grave error de la teoría de la libertad republicana es de haber hecho creer que un régimen de libertades públicas (que se parece mucho a este programa: “nosotros nos ocuparemos de todo incluida vuestra libertad”) pueda instaurar la libertad.

El “nosotros” son obviamente los partidos políticos de la partitocracia que intentan sofronizar a los votantes con discursos y eslóganes, puesto que lo que hacen pasar por programas dudosamente los lee alguien, y lo sorprendente es que una y otra vez obtienen importantes cantidades de votos que levanta las sospechas de si los actuales castellanos están lobotomizados.  

La libertad es eminentemente personal y con baches. Es volcánicamente intempestiva. No se ejerce más que para cada uno y en momentos específicos. El hombre raramente debe hacer constantemente prueba de su libertad pero cuando debe hacerlo, no debe fallar ese momento. Cuando Jean Paul Sartre escribía “nunca hemos sido más libres que bajo la ocupación alemana” 3 mostraba que la libertad no puede ejercerse más que frente a quien la niega. No existen países libres y países “no libres”, solo los hombres lo son o no. Ha sido precisa una grave ignorancia de lo que es la libertad en este mundo que se dice “libre” para osar una tal pretensión. 

La idea según la cual un régimen de libertades públicas protege la libertad individual es una engañifa, no más que garantizar eventualmente los contratos que ligan a los hombres entre ellos. Una libertad se conquista, es lo que hace su esencia misma. Pretender proteger la libertad individual, es aniquilarla.

Esto también ha ocurrido por nuestros lares, a veces se escuchan exclamaciones más o menos aceptables del tipo Castilla fue tierra de hombres libres, o Castilla país sin leyes (escritas), que se transformaron en versiones más triunfales como aquella de Don Claudio que decía más o menos Castilla isla de Libertad y que luego tuvo sus epígonos. Luego vinieron otras más progres como Castilla libre o Castilla por su liberación y otras zarandajas parecidas, Las primeras eran más ciertas: hombres volcánicos e intempestivos que conquistaron su libertad frente a la morisma, frente a la imposición leonesa, frente a la dura tierra. Ahora es cuestión de saber si quedan todavía hombres volcánicos e intempestivos a la conquista de la libertad, frente al monopolio del poder de la partitocracia, frente a la gran sustitución, frente al orden mundial  del globalismo, frente a la fealdad del mundo moderno, frente la mentira institucionalizada y financiada de los medios, frente a la descomposición moral, frente a la gran usura monetaria y otros item, en otras palabras si quedan castellanos dignos de sus antepasados de los duros comienzos, únicos que verdaderamente serían dignos acreedores del adjetivo castellano. ¡Que arquetipo el Cid, que arquetipo aquella Castilla originaria de hombres libres!  

Tras esta idea del régimen de libertades públicas existe la idea de un progreso moral de la humanidad y luego la negación de la posibilidad del mal, Todo mal no es más que un defecto que se va a poder erradicar por la educación o la ciencia que el estado se encarga de procurar a cada uno. Todo es mejorable. El progreso va a balizar la ruta de nuestros hijos hacia un porvenir mejor. Ahora bien no hay progreso moral (y aún menos político) en la historia de la humanidad. Este desconocimiento del mal, este rechazo de ver que cada hombre y cada mujer tendrá que batirse hasta el fin de los tiempos contra los mismos –exactamente los mismos- males que sus ancestros han conducido a esta humanidad liberada al infierno. 

El rey no era el garante de la libertad del hombre (no tenía esta omnipotencia) pero garantizaba las libertades públicas, las que permitían el vivir juntos en una negociación constante entre los sujetos.

Este sutil engaño del progreso moral ha hecho mella incluso en los más políticamente incorrectos, hasta el punto de pensar que con componendas parlamentarias y partitocráticas son posibles pactos o federaciones que nos hagan salir del abismo al que nos dirigimos con aceleración imparable.

 La más importante es la de ser la ley para sí mismo y de obedecerse a sí mismo hasta llegar a ser lo que se es. La libertad absoluta, no es para todos los hombres; hay millones de individuos que no podrán jamás ser libres; no llegará a serlo más que el que ya lo es potencialmente. Se llega a ser libre aprendiendo a elegir, por tanto a sacrificarse y a renunciar. A continuación, está la lucha por la libertad, que es muy diferente. Oponerse a las reglas que violan la justicia elemental o imponen elecciones contra natura es justa en sí. Incluso si los que se rebelan han perdido el norte quizá y proponen utopías insensatas, en el plano estricto de la lucha por la libertad, son no obstante dignos de atención y de interés.

 

Después está el remedo de la libertad; o más precisamente los remedos de las libertades. Se trata de reivindicaciones de libertades individuales, civiles, de cruzadas por los “derechos”; en suma es el circo donde se desahogan los esclavos lobotomizados, así es en nuestros días. Que todas estas “libertades” se concreticen por privación de libertades comunes como la de fumar y por la reglamentación y la trivialización de las transgresiones, es una cosa de la que la mayor parte de la las gentes no parecen darse cuenta. Domesticados y conformistas, apáticos y prisioneros, pero la libertad en la boca.

Gabriele Adinolfi Pensées corsaires Les Editios du Lore. 2008  P. 166

El progreso moral nos ha traído una variedad de libertades inconcebibles hace no más de un par de décadas: aborto libre para adolescentes y no tan adolescentes a costa del contribuyente al que no se ha consultado, de cambiar de sexo a costa del contribuyente, de eutanasia en el sentido de que alguien te ultime a pedido y encima a costa del contribuyente, de educación de párvulos en técnicas lascivas de variopinta tendencia a costa del contribuyente y otras muchas de tales como rebajar más o menos a dos meses de edad autorizada de las relaciones y las violaciones sexuales, pasar de curso sin aprobar asignaturas o incluir la prostitución entre las opciones de las oficinas de empleo y otras muchas de  imposible enumeración en cualquier caso siempre a costa del contribuyente , y a la espera de que ningún energúmeno fascista las recorte y de paso alivie la carga de impuestos. No sé si estas son las libertades estándar, naturalmente hoy equiparados a derechos, que confortan a los actuales castellanos; de ser cierto abandonad toda esperanza.


"Si amáis la riqueza más que la libertad, la tranquilidad de la servidumbre más que el animado contexto de la libertad, iros a casa en paz. No pedimos ni vuestro consejo ni vuestros brazos. Agachaos y lamed las manos que os alimentan. Que vuestras cadenas os sean ligeras, y puede que la posteridad olvide que erais nuestros paisanos "Samuel Adams, American Patriot, 1776.

Me temo que es el caso más generalizado.

"Las masas no tiene nunca sed de la verdad. Quien pueda suministrarles ilusiones es fácilmente su maestro; quien intente destruir sus ilusiones es siempre su víctima. "Gustave Le Bon en su libro "The Crowd", 1896 "

Todo para el pueblo (los impuestos sobre todo) pero sin el pueblo.

No hay peor enemigo de la libertad que el esclavo satisfecho. Cicerón.

Justo eso.

 

 

Referencias.

https://cofreculturalcastellano.blogspot.com/2023/03/libertad-igualdad-fraternidad-o-la.html

https://cofreculturalcastellano.blogspot.com/2023/05/libertad-gabrielle-adinolfi.html

https://cofreculturalcastellano.blogspot.com/2023/05/libertad-nicolas-berdiaev.html

https://cofreculturalcastellano.blogspot.com/2023/03/libertad-jean-mark-vivenza.html

 

ALGUNOS RESQUICIOS DE DEMOCRACIA.

 

            ALGUNOS RESQUICIOS DE DEMOCRACIA.

                                                          

La nostalgia de los tiempos pasados rememora a veces a las antiguas asambleas de vecinos a toque de campana donde discutían acerca de sus asuntos, así se dice, al menos, que ocurría en la vieja Castilla; no nos atrevemos a calificar aquellos usos ni siquiera de paleodemocracia, porque los posteriores avances de los usos políticos lejos de vecinos y ciudadanos llevaron a una configuración política en que los protagonistas llegaron a ser los partidos políticos tanto en consignas, como en develadores de los problemas ciudadanos, instigador de soluciones reales o fantásticas y formulador de  propuestas legales más o menos acordes con las anteriores. A esto se ha reducido la operativa de lo que se ha convenido en llamar democracia pero que se debería llamar con más propiedad partitocracia. Juan pueblo ausente sin paliativos de ese tinglado, es invitado a participar  una vez cada cuatro años para apostar por la yegua-partido que en ese momento le despierte momentáneamente de su desgana, eso es todo lo que se le permite; claro está que durante mucho tiempo no se le permitió ni eso.

Por lo visto la humanidad se libera de manera creciente e imparable con el transcurso del tiempo, caigamos postrados de hinojos ante la partitocracia disfrazada cual camaleón de democracia impoluta. Hoy la democracia adelanta que es una barbaridad, que es una brutalidad. Quedan sin embargo unos resquicios todavía no anulados del todo que se llaman iniciativa legislativa y referéndum que asombrosamente están en manos de los ciudadanos. En principio son posibles en el ámbito estatal y municipal, pero no conviene hacerse muchas ilusiones al respecto, digamos que son más bien unas raras piezas de museo, cuya realidad es más bien virtual que no auténticamente funcional.

Es habitual observar en la prensa bienpensante -y  bien subvencionada- opiniones acerca de  que la democracia directa en su versión de referéndum o iniciativa legislativa  es peligrosa para la estabilidad de la democracia representativa, malicioso subterfugio para evitar decir que es peligrosa para la partitocracia, sus pompas y sus obras. Se la asocia pérfidamente con el asambleísmo y el populismo, cuando no directamente con el franquismo, es decir que la voluntad directa del ciudadano es poco menos que fascista, para dictaduras ya están los partidos no hacen falta ciudadanos.

En otras ocasiones los argumentos cambian de sentido y se simplifican en el sentido de decir que la democracia directa de referéndum e iniciativa legislativa pretende dar soluciones simples a temas complejos, que sin duda podrán resolver mejor diputados semianalfabetos y corruptos obedeciendo al dictado de sus jefes políticos. “Creer que los ciudadanos no están preparados para ello, que no saben lo que quieren porque los asuntos en la actualidad son muy complejos, y que no se les puede dar ese poder porque podrían caer en la demagogia es tan absurdo como lo eran los argumentos similares de los reaccionarios que en los siglos XIX y XX todavía se oponían a la democracia representativa” (Felipe Ureta F.U.).

Estamos pues ante la espantosa pesadilla que horroriza al sistema partitocrático. No es la primera vez que se describe, pero conviene recordarla una y otra vez:  “Frente al ciudadano pasivo que se limita a votar una vez cada 4 años, se propone un ciudadano activo, dispuesto participar en las iniciativas de los órganos representativos dando su opinión, haciendo propuestas y controlando los compromisos asumidos por los electos” (F.U.).

En lo que se refiere al referéndum estatal se puede que al menos en teoría está contemplado en el ordenamiento legal. La autorización del gobierno de la nación está en relación con el art. 149.1.32 de la Constitución, que establece: “El Estado tiene competencia exclusiva sobre las materias siguientes: (…) 32) Autorización para la convocatoria de consultas populares por vía de referéndum”.

De todas formas parte los referéndums que se celebran por estos pagos son escasísimos y generalmente son meros trámites reglamentarios para algún fin político y no demandas de la voluntad popular, como lo fue en su día la entrada en la belicosa OTAN.

Una “Iniciativa Legislativa Popular” o “ILP”, es la herramienta principal y prácticamente única que tienen los ciudadanos españoles para pedir directamente a las Cortes, cambios en las leyes. Pero hasta la fecha TODAS LAS ILP PRESENTADAS DESDE QUE EXISTE LA “DEMOCRACIA” (más de l 67 desde que en 1983 se presentara la primera.), HAN SIDO RECHAZADAS POR EL PARLAMENTO ESPAÑOL. Es más, aunque algunas ILP llegaron a ser “estudiadas” en el parlamento, por supuesto sin que jamás alguna fuese aceptada, la gran mayoría ni siquiera llegó a ser admitida a trámite.

Para poder presentar en el parlamento una iniciativa legislativa es necesario presentar la abultada cantidad de 500.000 firmas y aun quieren endurecerla. En Suíza cualquier ciudadano puede presentar una ILP, con solo recoger 50.000 firmas.

En lo que se refiere a la administración local la Ley de Bases de Régimen Local, en su artículo 70, establece que corresponde al Alcalde convocar la consulta popular previo acuerdo por mayoría absoluta del pleno y autorización del gobierno de la nación. Las pocas veces que se ha conseguido ha sido previo un contencioso judicial ganado.

Legislación española y democracia participativa (Felipe Ureta)

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Referendum popular

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Iniciativa legislativa popular I

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Iniciativa legislativa popular II

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Los argumentos contra la expresión directa de la voluntad del ciudadano tienen aún otra versión que podríamos llamar burocrático funcional, y consisten en decir que es engorrosa y cara, con la autocracia partitocrática -de por si carísima- se puede ahorra esos costes. Este es sin duda el camino del futuro que nos propone la agenda 2030; “no tendrás nada y serás feliz”; en realidad tenemos ya bastante poco, pero aún se trata de ir un poco más todavía, en lenguaje taurino se diría: “cargar la suerte”; no tener dinero, no tener voluntad que expresar, no tener donde caerse muerto; el ideal supremo del capitalismo liberal y de la partitocracia política concomitante. No van tan desencaminados, el castellano medio no tiene identidad o la desconoce totalmente, que para el caso es lo mismo, apenas tiene referentes espirituales o religiosos, no tiene o no quiere expresar su voluntad, traga con carros y carretas, incluso no quiere existir, véase la disminución de su población y en aumento de la población alógena, preferiría cualquier cosa antes que ser castellano, que por otra parte ignora lo que es.

Claro que con los avances telemáticos la cosa ha cambiado de forma tan radical que ya no son sostenibles esos argumentos. Para no tener que comentarlos preferimos traer a colación algunos comentarios de Luis Alonso Quijano, que nos trae a la memoria no sé qué reminiscencia de El Quijote.  

“En Europa, las consultas al pueblo (referéndum) parten como iniciativa de la autoridad y están limitadas a determinadas circunstancias especiales. Esto lleva consigo la parafernalia de convocatoria, fecha de celebración, redacción de la consulta, campaña, etc., que la convierte en una práctica ocasional y excepcional”. 

“El desarrollo tecnológico y la revolución de las comunicaciones acontecida en los últimos años (los teléfonos móviles, Internet, la televisión interactiva, etc.), hacen que no sea descabellado pensar en la posibilidad de la decisión directa de los ciudadanos en la política. En España, actualmente hay más teléfonos móviles dados de alta que habitantes. El DNI electrónico de reciente implantación, junto a la integración de las tecnologías de Internet con televisión y la telefonía, hace que sea cuestión de poco tiempo la realidad de que con un simple programa informático, se pueda conocer la voluntad de millones de personas de manera casi instantánea”.

Hacia la democracia directa (El rincón del ciudadano. Luis Alonso Quijano)

https://breviariocastellano.blogspot.com/2023/08/hacia-la-democracia-directa-el-rincon.html

No podría dejar de traer a este propósito una manifestación nostálgica de Suiza, la denostada nación que aún conserva resquicios de libertad heredados de viejas costumbres medievales, último baluarte, parece, de resistencia a la esclavitud de la modernidad.

En la práctica constituyen un elemento de contención del poder, sobre todo en el terreno económico, pero no tanto por esas funciones limitativas como por los contrapoderes que representan, esto es el conjunto institucionalizado y autónomo de sociedades y co­munidades políticas independientes del poder público. Es por aquí donde podría esperarse una vuelta a las libertades políticas en Castilla, pero hoy por hoy no es el caso; ¡quien hubiera nacido lejos de la leonera en que el destino nos ha confinado a vivir!.

 

 

Los suizos saben bien que no se hace marchar un reloj con argumentos sonoros, sino al precio de una aplicación sostenida y de finos retoques. Ahora las ruedas de su Estado, bizarramente ajustadas según las reglas de eficacia y no de la lógica abstracta, sugieren la imagen de un reloj de precisión, justamente con toda la tolerancia precisa para que el mecanismo marche. Esta tolerancia no es solamente moral, este “juego” está previsto por las leyes. Son los derechos de iniciativa y sobre todo de referéndum quienes lo rigen. Gracias a ellos, el pueblo suizo tiene menos que otros la impresión de que los poderes delegados a sus elegidos se le escapan. “El se reserva siempre para decir la última palabra por el referéndum, y eventualmente el primero por la iniciativa”(André Siegfried La Suisse démocratie témoin). Nada de lo que pasa en Berna es irremediable. Es por el recurso frecuente a estos derechos populares que el régimen suizo debe ser calificado de democracia semidirecta.

(Denis de Rougemont, La Suisse ou la histoire d’un peuple heureux, libraire Hachette, 1965 (  P124)

https://www.blogger.com/blog/post/edit/14656270/113473865171714879

https://www.blogger.com/blog/post/edit/14656270/5817283242496532248

 

Después del exordio y el incordio cabe esperar la crítica: todo esto está muy bien, pero es teórico, adjetivo que viene del griego theoria cuyo significado verdadero está muy lejos de lo que dicen despectivamente los modernos diccionarios; significa verdaderamente “contemplación”; fuera de ella es imposible aproximarse a la verdad. En medio del derrumbe general al que estamos asistiendo, limitarse deliberadamente a fragmentos históricos, lingüísticos, folklóricos o nostálgicos es algo así como la táctica de la avestruz que esconde la cabeza en la tierra ante el peligro. Reconozco que tal actitud es mucho más tranquila y apacible, pero para eso ya hay montones de instituciones, con medios financieros nada despreciables, que ya se dedican a eso. Si algo especial puede caracterizar a una asociación de estudios no convencional es estar en la brecha, donde nadie quiere estar. ¿Hay algo más práctico que empezar a abrir los ojos, o es mejor seguir amodorrado con divertimentos varios?

Me llamó la atención, a este respecto, un poema de Juan Pablo Mañueco Martínez, cuya noción de Castilla y de lo castellano no comparto en absoluto, pero que se atreve a transitar por senderos peligrosos y no recomendables. Si es práctico o no lo dejo a la opinión del lector,

Joven Castilla o señora Castillesquieu

 

https://breviariocastellano.blogspot.com/2014/03/joven-castilla-o-senora-castillesquieu.html

 

Llega el momento de hablar en positivo, no de advertir de las limitaciones peligrosas en que puede caer una asociación por timidez de sus metas, se podría decir con otras palabras la hora de ser práctico. Como decía Don Juan de Austria antes de la batalla de Lepanto; Señores es la hora de pelear no de discutir.

La cosa no es excesivamente original, se trata de organizar redes de sostén, de protección, de información y de orientación en todas las escalas posibles. Esto no era tan sencillo hace 40 años, en la época de CC, pero los medios técnicos disponibles nos sitúan en otro universo, no todas las cosas caminan a peor. Hablando con un toque pedante, es el tiempo de los modelos en red. Ya algunos miembros de la asociación se han dado cuenta de ellos. Como no se trata de descubrir el Mediterráneo, adjuntamos unos comentarios de Ernest Milá que están dedicados a la participación en la administración municipal, pero que son perfectamente aplicables a las tareas de la asociación:   

-         Es el tiempo de los grupos de afinidad, de las asociaciones y las ONG´s, de los grupos de opinión, de las iniciativas locales, de las plataformas cívicas, de los blogs y los medios de comunicación independientes.

-          Es el momento de que la sociedad civil vuelva a tener protagonismo y peso y es bueno que así sea, porque de ella derivarán las posibilidades de reforma en el futuro.

-          Por todo ello creemos que el modelo organizativo de los próximos años es el modelo en red, en el que los distintos grupos, plataformas, iniciativas, blogs, asociaciones, ONG´s, se unen para proyectos políticos concretos.

-          Una red no implica una estricta uniformidad ideológica, ni una disciplina rígida de partido, sino una comunidad de intereses, de fines y de metas; y una estrategia unitaria para marchar a su conquista a través de tácticas distintas.

-          El modelo de organización en red es el primer nivel de aproximación entre átomos que inicialmente han tenido pocos contactos, e introduce solamente la sensación de que pueden trabajar y colaborar juntos en función de objetivos mínimos y respuestas comunes ante temas complejos.

-          Así pues, la “organización en red” es el primer nivel de aproximación en los momentos de despegue, al que debería seguir un segundo nivel de integración y complejidad: el “movimiento de defensa cívica”.

La cristalización de la organización en red debe proyectarse en el futuro en forma de “movimiento” (conjunto de unidades, grupos, asociaciones, revistas, plataformas, iniciativas, publicaciones, Web, etc.) que, una vez superada su colaboración inorgánica y espontánea, tomen conciencia de que “se mueven” en una dirección concreta de reforma del sistema para alcanzar más altas cotas de democracia y participación.

-          Y ese movimiento debe ser un movimiento de “defensa”, en tanto que sus intereses y derechos fundamentales, son atacados por la partitocracia y la plutocracia.

Desmenuzar estas propuestas es la responsabilidad de cada uno de los miembros de la asociación

Hacia un Nuevo Poder Municipal en defensa de la comunidad (I parte)

Ernest Mila

https://www.blogger.com/blog/post/edit/14656270/1500653840118210990

 

Hacia un Nuevo Poder Municipal en defensa de la comunidad (y II Parte) Ernest Mila

https://www.blogger.com/blog/post/edit/14656270/1811889995834928427

 

 

 

 


PACTO Y FEDERALISMO.

                        

         PACTO Y FEDERALISMO.

 

Ante el riesgo cada día más cercano de implosión del tinglado autonómico, ha sido una tentación de larga data en los ambientes progres y políticamente correctos proponer una solución entre buenista y fantástica que es la solución federal, que según dice dejará a todos contentos satisfechos, más o menos lo mismo que se dijo en su día de las autonomías. A poco que se escarbe en el asunto se tiene la sospecha de que los que se propone es más de los mismo pero a un nivel bastante más caótico. Así que conviene un pequeño excursus para saber de qué se habla. 

Federal, deriva del latín foedus (genitivo foederis) "pacto, liga, tratado, alianza", que denomina a aquel territorio, que sin prescindir de la independencia que dispone, está unido por un tratado a otros tantos con los que conforma una unidad.

Se supone que de acuerdo a tal noción los territorios federales son originariamente independientes, y en caso de no serlo –caso de España- tienen que independizarse previamente, es decir separarse para volverse a unir, sencillamente genial. Alguno dirá que no necesariamente tiene que ser así pero entonces ya no estaríamos hablando de federalismo, eso sería otra cosa.

Pacto, la primera palabra del significado, parece la más acertada ¿Qué significa la palabra un pacto? Consultando el diccionario de la R.A.E. nos dice:

1. m. Concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado.

 

2. m. Cosa estatuida por un pacto.

Otro significado muy parecido es:

 

 Acuerdo de voluntades por el que dos o más personas o entidades conciertan o convienen en asumir determinadas obligaciones y derechos comprometiéndose a cumplir lo estipulado.

 

De manera que el pacto implícitamente es una promesa a cumplir, exige atención constante atenta a su cumplimiento que puede tomar formas variables, generalmente no es una norma explícita que delimita sus extremos. Una promesa tiene un aura del que carece la norma rígida. Desde luego no cualquiera puede hacer una promesa, ni tampoco aceptarla. Se habla a veces cuando se actúa fuera del ámbito normativo de “pacto de caballeros”. Digamos que el juramento es o mejor dicho era la garantía de su cumplimiento; en los viejos tiempos tenía un carácter sagrado y se juraba ante Dios, pero progresivamente se fue haciendo más profano y se lleva a jurar por “Mi honor” ámbito confuso, menesteroso y deslizante de lo privado, que sugiere muchas conjeturas acerca de su firmeza. Hoy día hay incluso juramentos de pega ampliamente aceptado, como aquel que proclama: juro por imperativo legal, cualquier delincuente o mafioso puede hacerlo.

En las antiguas monarquías cristianas el rey era el garante de los pactos

El rey no era el garante de la libertad del hombre (no tenía esta omnipotencia) pero garantizaba las libertades públicas, las que permitían el vivir juntos en una negociación constante entre los sujetos.

El rey encarnaba el arquetipo de padre, incluso más, como decía Quevedo: “que Dios en la tierra te hizo deidad”; el pacto tenía una garantía sagrada, y aun así no siempre se cumplían los pactos; alguna reina de cuyo nombre no quiero acordarme estuvo incursa de pleno en el ámbito del perjurio, algo de eso saben los segovianos. Desaparecida la monarquía, o convertido el rey en un personaje cuyo poder temporal no alcanza ni el del chico de los cafelitos de una oficina, que para el caso es lo mismo, ha desaparecido el vínculo fraternal de los ciudadanos y la posible fraternidad de las regiones, que algunos pretenden recomponer a base de pactos fantasmales y juramentos más falsos que los duros de madera.  

Quien dice fraternidad dice forzosamente parentalidad común. Es preciso que haya origen común (o al menos comienzo común) para que haya vínculo fraternal. Ahora bien, habiendo negado al Padre la República francesa, habiendo guillotinado al padre de la nación, deberá encontrar un origen común, al riesgo de inventarlo

 

Hoy día negando el origen común (la madre patria no tiene ningún éxito ante los republicanos), la República ha tenido que conservar la fraternidad pero en el sentido de solidaridad. Esta, puramente abstracta, ya que no se asienta en ningún vínculo real, propone entonces abrir esta solidaridad a todos. Pero en este universo abstracto, no hay sujetos (que son aquellos sobre los cuales se pueden construir reivindicaciones), no hay más que vivientes que reclaman derechos de vivientes.

Las únicas voces que la fraternidad universal autoriza son las que se cuentan en las urnas. Así no se hace oír una voz, un hombre no habla, se cuenta su voz. No somos en el acto de la palabra, somos en el lenguaje matemático. A una democracia basada sobre la palabra como acto se ha substituido una democracia basada en el recuento de códigos (no siendo las encuestas más que tentativas desesperadas para saber los lo que estos códigos quieren decir).

Ahora bien el derecho de los vivientes se expresa hoy de dos maneras: la seguridad de riesgo cero y el derecho al bienestar. Estamos así en el mejor de los mundos en que habiendo borrado toda dimensión de sujeto dependiente de alguien que le dé un derecho, no quedan más que vivientes que reclaman derechos que nadie les puede dar.

https://cofreculturalcastellano.blogspot.com/2023/03/libertad-igualdad-fraternidad-o-la.html

La fraternidad es una palabra desterrada de lo políticamente correcto, tiene connotaciones religiosas cristianas afines a la caridad y al amor, ampliamente ajenos al mundo profano, su sustituto es la solidaridad; a cualquier progre se le escapa de la boca a todas horas. Aunque tampoco es imposible encontrar, sobre todo en el ámbito político, algún cínico que utilice el término fraternidad con desvergüenza y sin pudor alguno si quiere apuntalar algún sofisma barato.

Es interesante examinar el significado de la palabra solidaridad. El diccionario de la RAE dice:

1. f. Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros.

2. f. Der. Modo de derecho u obligación in solidum.

La asepsia propia de la Real Academia de la Lengua se manifiesta aquí de forma clara. Hay un aspecto del significado, políticamente incorrecto, que nunca se menciona: la solidaridad es el comportamiento de los delincuentes ante la policía, de los presidiarios ante sus guardianes, de los mafiosos ante la autoridad. Es muy significativo que la moderna sociedad liberal salida de la revolución francesa haya adoptado como nombre de una supuesta virtud filantrópica el comportamiento de delincuentes, presidiarios y mafiosos. Habida cuenta de la cantidad de corrupción partitocrática y de políticos delincuentes, pertenecientes o en connivencia con mafias varias y menos frecuentemente de lo que debiera acabando como presidiarios, no es rara la solidaridad en su sentido “non santo”.

 Los menos avisados de los federalistas optimistas nos hablan de que el fundamento de la nueva federación será la solidaridad de las regiones, ¡que Santa Rita les conserve la vista!.

Dejemos paso a las palabras del catedrático Rafael Gambra para sintetizar la inanidad del moderno federalismo:

Cuando la paz de Westfalia reconoció la escisión religiosa, la unidad social de Europa dejó de ser religiosa para convertirse en meramente jurídica y política; la Cristiandad dejó de existir como patria de todos los hombres para transformarse en una coexistencia de poderes políticos propiamente nacionales. Entonces el carácter último e inapelable -sagrado- que había tenido la Cristiandad, se traslada a lo que hoy llamamos sinónimamente Nación o Estado. Estas realidades salen así del terreno de lo histórico y cambiante, para pasar al de lo esencial e intangible; pasan del campo de lo conversable al de lo dogmático. Las sociedades políticas dejan de ser la convivencia federal, bajo una autoridad de poderes locales e históricos anteriores en su origen a esa autoridad y autónomos en su gobierno, y se convierten en estructuras uniformes y centralizadas hacia el interior y cerradas hacia el exterior. Hablar de federación será desde este momento un imposible teórico y práctico, porque no existe ya un lenguaje superior al de las propias nacionalidades sobre el que entenderse. Cualquier proyecto de federación internacional sonará a blasfemia, como a un creyente sonaría el hablar de una fusión de cristianismo y mahometismo mediante una reducción a sus puntos coincidentes. Sin embargo, el federalismo o régimen político abierto sigue siendo, como radicado en la naturaleza de las cosas, algo necesario para la sociedad, y que ésta reclama de mil modos diversos. Aun al margen del pensamiento católico y tradicional, el federalismo ha resurgido continuamente, desde el antiguo doctrinarismo federal de Pi y Margall hasta la actual proliferación de movimientos federalistas. Pero todos estos modernos federalismos -verdades a medias, fragmentos de un más amplio sistema- han pretendido restaurar aquel viejo proceso federativo prescindiendo de la ya perdida unidad religiosa, es decir, sobre bases meramente practicistas. Nunca han llegado, sin embargo, a realizaciones, ni pueden llegar, porque hablan entre si lenguajes diferentes. Una sociedad puede mantenerse en su organización política sin unidad religiosa, es decir, sobre bases sólo practicistas, cuando las instituciones sociales y autónomas -federales- no se han destruido, sino que han mantenido -por inercia- su propia vida y dinamismo. Tal es el caso de los pueblos británicos. Pero cuando la estructura social ha desaparecido bajo la acción uniformista de los Estados unitarios no podrá reconstruirse una sociedad federal sin una previa unidad religiosa y sin el respeto estricto a la realidad histórica que conserve cada pueblo, a la propia espontaneidad de su vida social. Porque pretender crear desde el Estado organismos infrasoberanos y autónomos es, práctica y teóricamente, empresa contradictoria.

Rafael Gambra "De "Eso que llaman Estado" Ed. Montejurra. Madrid, 1958

Un país que no ha destruido sus instituciones sociales federales es Suiza, claro que es difícil aprovechar alguna enseñanza digna de emular de la política helvética, cuando se vive en una nación comparable a una leonera, cuya meta es la ley de la selva propia de los leones.

La concepción política de la que es tributario Rafael Gambra es la concepción tradicional cristiana, probablemente no exactamente igual que la vaticanosegunda, tradición que todavía conocen y aprueban algunos pocos; tal es el caso del escritor proscrito o casi Juan Manuel de Prada, que no hace sino corroborar lo aquí expuesto:

Hay federación natural, formada por el sufragio universal de los siglos, que reconociendo las instituciones jurídicas de cada reino logró la unidad política de España. Pero aquella federación natural (en la que la nación no era un simple agregado de individuos en un momento pasajero y mudable de la Historia, sino un todo sucesivo, producido por un poderoso sentido de pertenencia) se fundaba en tres cimientos: la unidad católica, la monarquía cristiana y el reconocimiento de los fueros de cada región. El Estado federal que ahora se nos propone se funda exactamente en la disolución de tales cimientos; de ahí que no pueda hacer otra cosa sino ahondar la demogresca que ya nos trajo el Estado autonómico. A los españoles, con Estado autonómico o con Estado federal, no nos resta —Menéndez Pelayo dixit— sino volver al cantonalismo de los reinos de taifas, mientras las oligarquías políticas nos expolian. Y es que el saqueo de sus bienes materiales es el destino inexorable de los pueblos que antes se dejaron arrebatar sus bienes eternos.

La engañifa federal

Juan Manuel de Prada

https://breviariocastellano.blogspot.com/search/label/Juan%20Manual%20de%20Prada

No se puede pasar por alto las alabanzas del federalismo en el ámbito de lo que se podría denominar el castellanismo:

Las instituciones creadas por el propio pueblo de Castilla la Vieja, son resultante de las dos fuerzas vitales que azuzaban al aire de la raza; el deseo de la independencia y la fidelidad en los pactos, así es que toda la organización castellana vieja es una concordancia de estos dos estímulos que con­ducen a un admirable consorcio entre el individualismo y el comunismo, dando como resultado el federalismo en lo político y el colectivismo en lo social, ya que, como dice Joaquín Costa, el colectivismo es, o parece ser, una como transacción o componenda entre los dos sistemas extremos, comunista e individualista.

Luis Carretero Nieva El regionalismo castellano.

Las instituciones. Segovia 1917 Pp. 83-99

El lenguaje es conveniente laico y no se menciona el fundamento tradicional cristiano en que se desplegó el antiguo federalismo, sino más bien las fuerzas vitales, la raza.

Para que la federalización de España tenga las consecuencias venturosas que de ella cabe esperar será, pues, necesario que todos sus pueblos asuman con entusiasmo el gobierno de sus propios asuntos. La falta de conciencia colectiva y de apetencias autonómicas observable en algunas regiones de España, lejos de indicar firme patriotismo - como los unitaristas creen o aparentan creer- es síntoma de postración, que nunca la sumisión y la modorra han indicado vigor y buena salud. 

 

La personalidad histórica de Castilla en el conjunto de los pueblos hispánicos
Anselmo Carretero y Jiménez
Hyspamérica de Ediciones San Sebastián 1977.Páginas 141-143

https://www.blogger.com/blog/post/edit/14656270/112262619896917305

 

Aquí la exaltación es más notoria, no se sabe bien si Don Anselmo creía en los Reyes Magos o le gustaba fumar cosas fuertes o tal vez ambas cosas.

Y ya como final unas apostillas de un analista político tan sospechoso como Ernest Milá:

 Los fueros son estatutos jurídicos concretos y diferenciados a los que se hacen merecedores determinadas entidades municipales o corporativas. Son derechos otorgados por la autoridad en función de la utilidad de una entidad o bien como galardón por algún acto notable protagonizado por esa entidad. Dicho de otra manera: aquellos que habían demostrado mayor lealtad, recibían un privilegio concreto.

El “Estado de las Autonomías” no es una reformulación y una adaptación de los antiguos fueros, sino más bien, su inversión: la deslealtad premiada.

El régimen foral se basa en el principio de lealtad y de reciprocidad. La monarquía recompensa a los que la han servido lealmente, atribuyéndole mayores niveles de confianza que se traducen en aceptación de las tradiciones locales. No se trata de un “poder blando”, sino de un poder basado en derechos adquiridos y en obligaciones que se transmiten a lo largo de las generaciones y que no varían por mucho que lo hagan las condiciones ambientales, los niveles de desarrollo o las migraciones interiores.

El motor de un Estado es la lealtad de las partes a su centro y a sus valores. Un Estado es tal cuando se muestra capaz de articular, integrar y organizar derechos, obligaciones y definir una “misión y un destino” para toda la comunidad presente y futura. El valor de cada parte se demuestra en el rigor con que incorpora esos principios a su tarea concreta la descentralización solamente es posible y viable cuando las partes tienen:

1) unos mismos valores,

2) unos objetivos comunes a nivel de Estado que comparten y consideran irrenunciables,

3) Un poder político claro y estable no sometido a vaivenes electorales, y

4) la convicción presente en cada parte, de pertenecer a una unidad superior.

Si alguna de estas condiciones falta, es inevitable que la descentralización se convierta pronto en centrifugación. Y esto es justamente lo que ha ocurrido y está ocurriendo con el "Estados de las Autonomías" en el que ni uno solo de estos puntos está presente.

Más servicios, más lealtad, equivalen a más autonomía a las partes y más confianza en las partes. Es todo un Estado Nuevo el que hay que formar y repensar sobre las ruinas inconfesas del "Estado de las Autonomías". Y la experiencia del tradicionalismo español tiene mucho que decir en este terreno.

 

Las soluciones del viejo carlismo (2 de 7). fueros como alternativa a las autonomías

http://info-krisis.blogspot.com/search?q=Autonom%C3%ADas

 

 

 

**

La legítima voluntad de los pueblos a hacerse cargo de su destino a través de la aparición de estas nuevas comunidades generatrices de solidaridades concretas y de verdadera convivencia, se nutrirá irremediablemente del sistema de partidos y de lobbys portadores de ideologías obsoletas, y que son hoy en día, los únicos beneficiarios del sistema oligárquico vigente.

La subsidiaridad, entre la libertad y la autoridad (Stéphane Gaudin.Movimiento federalista bretón)

 

Porque solidarios somos, de otro modo, de todo lo que nos echen encima porque no nos cuesta un duro y menos po­ner la piel en ello. Es pura retórica o hasta mero engaño, y, des­de luego, un buen tranquilizador de conciencias. Pero el concepto jurídico de so­lidaridad o responsabi­lidad in solidum o res­ponsabilidad solidaria quería decir que de una deuda, por ejemplo, no solo era responsable el deudor sino también los que con él eran solidaríos; y, desde el punto de vista moral, las cosas son de manera similar pero mucho más radicales. La solidaridad es algo mucho más serio que decir «contigo pan y cebolla»; en realidad consiste en ponernos a pan y cebolla con aquel del que nos sentimos solidarios; de modo que no cabe duda de que ser solidario de una desgracia o de una causa justa es no solamente algo moralmente muy elevado, que nos hace olvidarnos de nosotros mismos, sino con frecuencia una pura obligación moral, que no acaba y ni siquiera comienza con la afirmación de que somos solidarios, pongamos por caso con un torturado, sino que implica que hacemos todo lo posible para lograr impedir tal barbarie. O, mejor, nos callamos.

Los famosos diez justos (José Jiménez Lozano, Diario de Ávila 20-2-2011)

JOSE JIMÉNEZ LOZANO

A LA LUZ DE UNA CANDELA

(Diario de Ávila 20-2-2011)