De nuevo se trae a este Breviario un artículo del zamorano Alfredo Hernández - el preferiría autodenominarse castellano- buen exponente del pensamiento pucelano que pretende la región una, grande y sometida a su capital. Añora una región centralista y jacobina -fuera León y su memoria-, lejos de las viejas herencias locales que en tiempo fueron las comunidades castellanas y los foros leoneses; la vieja historia del pseudoprogresismo antihistoricista, hace tiempo denunciada por Anselmo Carretero y expuesta en este breviario, tiene uno de sus más típicos exponentes exponentes en este periodista y sociólogo, que manifiesta todos los tics afranchutados del centralismo, el jacobinismo y la absurda reducción de la historia a ese moderno pseudocastellanismo que tiene su sede en la leonesaValladolid , que por lo visto hoy es el no va más de lo castellano y lo imperial.
Nos advierte en sus artículos que fuera de la reducción uniforme al moderno y uniforme pseudocastellanismo, a la partitocracia afincada en Pucela - constituida en clase-y a sus pompas y sus obras no hay salvación para la región. Expresa a la perfección, acaso sin sin quererlo, el ideario de algunos partidos políticos que se denominan castellanistas, nacionalistas y no se que otros calificativos que curiosamente coincide con el de las fuerzas vivas vallisoletanas, acaso justamente por estar alentada por ellas.
Acabemos de una vez con los caciquimos locales en pro de la moderna dictadura capitalina pucelana, más eficaz e implacablemente depredadora -en nombre de Castilla eso si-
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2O años de autonomía
Alfredo Hernández
El Mundo (Castilla y León, 23 febrero 2003)
Tras veinte años de autonomía, todavía no nos hemos acostumbrado a definirnos como castellanos y leoneses. Nuestra identificación sociológica, hoy por hoy, sigue siendo la provincia, aunque nuestro marco administrativo-político sea la comunidad autónoma. Castilla y León más que una región con entidad sociológica es una región política. Los sentimientos provincialistas siguen siendo muy fuertes. La carencia de una conciencia autonómica es uno de nuestros graves problemas. Lo consuetudinario es uno de los factores que explican nuestra mentalidad social. Nos falta pulso social porque nuestra sociedad civil no está estructurada. Lo político y los políticos tienen un gran peso en la dinámica social de esta comunidad, y ello es un estorbo para su modernización social. El regionalismo castellano y leonés es un regionalismo integrador con España. Nosotros no sabemos diferenciar que defender lo nuestro no significa tener una actitud antagónica; no tener claro esto es rozar el quijotismo.
También es posible que la escasa conciencia regional se deba al mal trato a que ha sido sometida esta comunidad en relación a otras regiones españolas. Lo cierto es que nuestra conciencia regional emerge en oposición a las regiones históricas, también denominadas nacionalidades, como son el País Vasco y Cataluña. En esta tierra argumentamos que si existe una región histórica en el Estado ésa es Castilla y León; en este caso sí somos nacionalistas. En cierta forma, esta actitud deja entrever un cierto complejo de inferioridad en relación a otros pueblos que con más personalidad social que nosotros, con más sentimientos regionalistas, no tuvieran derecho a explicitar sus demandas sociales y políticas, porque son menos históricas que Castilla y León. Nuestro escaso regionalismo también surge cuando existe un agravio comparativo con otras regiones. Castilla y León rara vez critica al Gobierno de la Nación, independientemente del partido que esté en el Gobierno, pero sí criticamos a las comunidades que saben sacar beneficio del Gobierno Central. A mi juicio, la ausencia de una clase dirigente regional y no provincialista, es una de las variables que explican lo anteriormente expuesto. Eso sí, tenemos una clase política, tenemos una administración autónoma que cuenta con capacidad política, medios económicos, materiales y personales suficientes para modificar nuestra estructura social, pero carecemos de una clase dirigente en la sociedad civil que es el déficit para nuestra modernización.
martes, junio 13, 2006
20 años de autonomía (Alfredo Hernández El Mundo 23 -2-2003)
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