viernes, julio 12, 2024

Granada como León: el movimiento político que promueve la separación de Andalucia Susana Vallejo

 

Granada como León

https://www.granadahoy.com/granada/granada-leon-separacion-andalucia_0_2000774713.html


Granada como León: el movimiento político que promueve la separación de Andalucia

El grupo por el Reino de Granada pide a PP y PSOE que presenten ya mociones en los ayuntamientos de la provincia para reclamar la creación de una comunidad uniprovincial

Valoran también recurrir en los tribunales la propia declaración de la autonomía andaluza por considerarla "nula"

La Diputación de León vota a favor de su autonomía y su independencia de Castilla y León

Bandera del movimiento por el Reino de Granada.
Bandera del movimiento por el Reino de Granada. / G. H.

GRANADA/León avanza en los pasos para conseguir su autonomía de la actual CCAA de Castilla y León y este miércoles el Pleno de la Diputación provincial aprobó la moción por la autonomía leonesa con el apoyo de PSOE y Unión del Pueblo Leonés y el rechazo de PP y Vox. Los que defienden la independencia lo hacen por dar a León la misma importancia que el resto de provincias de la Comunidad, algo que ahora, dicen, no pasan.

Este movimiento tiene sus similitudes con Granada. Aquí, el movimiento por el Reino de Granada lleva también años pidiendo la 'independencia' de Granada de Andalucía, la separación de la comunidad autónoma andaluza y la creación del Reino de Granada contando en principio solo con la actual provincia de Granada aunque históricamente el territorio abarcara también a Málaga y Almería.

Con estos avances en León, ¿se podría llegar a la misma votación y apoyo en Granada? César Girón, miembro del Reino de Granada y uno de los promotores de este movimiento social, explica las semejanzas y diferencias entre los procesos y sobre todo aclara por qué piden la separación de Granada de Andalucía. "La diferencia entre León y nosotros es que allí la clase política ha seguido insistiendo". Y ahora, piden al PSOE que sea consecuente y defienda el mismo argumento en Granada que en León.

Ya estudian llevar a los tribunales incluso el proceso constitucional de creación de la Comunidad Autóma de Andalucía, que consideran fue "nulo de pleno derecho" porque Almería se quedó fuera y se utilizó un acuerdo entre Alfonso Guerra y otros dirigentes para suplir los votos de la provincia con los de sus congresistas. "De ahí deriva todo", asegura Girón, que ve que ahora es el momento para volver a impulsar esta petició ya que "la división territorial está en solfa" y hay otros territorios también en estos procedimientos. Ese recurso legal que podría anular la creación de la propia comunidad "será difícil pero es posible", asegura. Y será difícil porque hay un "problema de legitimación porque tienes que encontrar a alguien que participara para que lo lleve, y es difícil".

La pregunta es clara: "¿Qué ganaría Granada con su separación de Andalucía? ¿Se podría autogestionar?" Y la respuesta de Girón es: "¿Cómo le va a Murcia, que es más pequeña? ¿Y a Logroño, Asturias o Cantabria? Nosotros tenemos una razón histórica y está claro que en Andalucía nos ha ido mal. Sevilla se lo ha llevado todo", dice.

Los trámites que habrían que seguir serían presentar mociones en los ayuntamientos de la provincia y después en la Diputación Provincial. Con que votaran que sí la capital y el Área Metropolitana y alguna ciudad grande, ya se superarían los dos tercios de población y sería suficiente para trasladarlo al Congreso.

Girón asegura que la separación sería viable y que no tendría más gastos "porque la representación sería igual. Los parlamentarios te los traes y crearías consejerías. Además, al ser uniprovincial podrías quitar la Diputación", ha dicho, defendiendo en todo momento el valor histórico y político de la decisión, con la que asegura que "le iría mejor a Granada con la pujanza además de la economía de Granada y de la Costa, por ejemplo".

La dos formas de conseguir la autonomía

El reconocimiento de la autonomía del Reino de Granada habría dos formas de conseguirlo. Por el artículo 143 o por el 144 de la Constitucion. En este caso ya que por el 144 que es por Ley Orgánica del Congreso sin participación de las CCAA no se daría, habría que recurrir al 143, que requiere de la votación de ayuntamientos y Diputación para contar con el voto a favor de dos terceras partes y que después iría al Congreso igual que una iniciativa legislativa.

"Yo ayer ya comuniqué a PP y PSOE la situación" y hasta han puesto a su disposición la moción que sería necesaria llevar a Pleno. "Juntos por Granada", el partido con el que concurrieron a las autonómicas de 2022 por primera vez para defender esa propuesta de desgaje de Andalucía, "era esto". "Sabíamos que iba a llegar el momento", asegura Girón. En aquella campaña el partido se caracterizó por la defensa del entonces denominado “Granadexit”. Consiguió el 19-J apenas 1.299 votos, solo un 0,31% de las papeletas que se depositaron en las urnas en la provincia, siendo el octavo partido en votos tras PP, PSOE, Vox, Por Andalucía, Adelante Andalucía, Cs y Pacma.

La clave del PSOE

La clave ahora es que el PSOE en León ha votado a favor en la moción, por lo que pide que el discurso aquí en Granada sea el mismo. "El discurso debería ser igual y nosotros tenemos además más fundamentos históricos", asegura Girón, que perteneció en su día al PSOE y asegura estar en conversaciones ya con todos los partidos para conocer su postura. Todo dependerá del juego por el poder territorial en el propio partido. Con todo, Girón asegura que "es el momento" de seguir reivindicando esta separación. "Vamos a convocar una reunión en julio y una asamblea general para explicar a la socieddad y hablar de esto porque estamos seguros de que nos va a ir mejor".

Región Leonesa: Nunca es tarde si la dicha es buena Carlos Javier Salgado Fuentes

 

Región Leonesa: Nunca es tarde si la dicha es buena

 

https://salamancartvaldia.es/noticia/2024-06-30-region-leonesa-nunca-es-tarde-si-la-dicha-es-buena-349868


Región Leonesa: Nunca es tarde si la dicha es buena

Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
Compartir en WhatsApp
Actualizado01/07/2024 08:27
Carlos Javier Salgado Fuentes

Estamos a tiempo de corregir el error que fue privar a la Región Leonesa de ser comunidad autónoma. Viendo la evolución socioeconómica de Salamanca, Zamora y León, seguir en Castilla y León no puede ser una opción.

El pasado miércoles el pleno del ayuntamiento de La Zarza de Pumareda aprobaba una moción instando a la formación de la comunidad autónoma de la Región Leonesa, integrada por las provincias de León, Zamora y Salamanca. Y lo hizo precisamente el mismo día en que la Diputación de León aprobaba una moción en el mismo sentido, buscando esta autonomía triprovincial que, si nos basamos en los artículos 2 y 143 de la Constitución, tiene mucho más sentido que la autonomía birregional de Castilla y León en que nos insertaron en 1983.

Se suma así La Zarza en nuestra provincia a otro municipio de la comarca de Ciudad Rodrigo, Serradilla del Arroyo, que también aprobó la moción por la autonomía de la Región Leonesa, y a los que se unirá en breve Valdelosa, en la comarca de Ledesma, que ya ha anunciado que aprobará esta moción en el pleno que celebrará en julio.

Las razones para ello parecen claras y lógicas. Por un lado, las cuestiones socioeconómicas, ya que la Región Leonesa es el territorio que peor evolución está llevando en periodo autonómico no solo de España, sino de toda Europa occidental, con unos datos en índice de envejecimiento, despoblación, tasa de actividad o evolución de la renta per cápita absolutamente lamentables, habiendo perdido entre León, Zamora y Salamanca 180.000 habitantes desde su integración en Castilla y León hace cuatro décadas, lo que supone que cuatro de cada cinco habitantes perdidos por esta autonomía desde su creación se concentran en la Región Leonesa. Por ello, parece lógico que se plantee que seguir como hasta ahora no debe ser el camino.

Pero además, habría razones históricas de peso para reclamar esta autonomía propia. Y es que a la Región Leonesa se le hurtó en la Transición su derecho constitucional a ser comunidad autónoma, incluyendo a sus tres provincias en un ente de nuevo cuño, Castilla y León, formado en 1983 tras haberlo acordado en una cena Rodolfo Martín Villa por la UCD y Gregorio Peces Barba por el PSOE, que acordaron firmar la carta de defunción de dos regiones históricas de España como León y Castilla la Vieja para reunirlas en una misma comunidad autónoma (separando a Santander y Logroño de Castilla la Vieja eso sí), saltándose a la torera la propia Constitución.

Y es que, no hay que olvidar que al aprobarse la Constitución la Región Leonesa estaba oficialmente reconocida como región, formada por las provincias de Salamanca, Zamora y León, y precisamente el artículo 2 de la Constitución lo que marca es que las regiones tienen derecho a ser comunidades autónomas. Entonces Castilla y León no existía como tal, pero se constituyó como comunidad autónoma, ya que como señalaba en sus memorias publicadas en 2015 el ex-alcalde de Salamanca, Jesús Málaga, en el debate sobre el proyecto de Estatuto de Castilla y León “defendí entonces la Comunidad de León con Zamora y Salamanca. Otro gallo nos habría cantado, pero los intereses vallisoletanos pudieron sobre los demás.”

No fue la única autoridad en la provincia que veía con mejores ojos la comunidad de la Región Leonesa, pues el senador salmantino por Alianza Popular (actual Partido Popular –PP-), Fernando Gil Nieto, reclamaba en octubre de 1982 que “no había que desechar la idea de formar una autonomía del Reino de León”, tal y como recogía El Adelanto en su edición del 30 de octubre de 1982.

Por su parte, desde Castilla la Vieja tampoco faltaron voces reclamando autonomías separadas para León y Castilla, y así lo expusieron los populares segovianos en la sesión del Congreso de los Diputados el 22 de febrero de 1983, cuando señalaban que “queremos una Castilla sin adjetivos, diferenciada del Reino de León”, apuntando asimismo su oposición a la creación de Castilla y León señalando que “tales embrollos dan lugar a que dos de los más antiguos pueblos de España, el castellano y el leonés, se encuentren en situación tan particular cual es la de estar llamados a desaparecer. Y, precisamente, lo que Segovia ha intentado e intenta mantener en este momento no es una postura cantonalista ni aldeana, sino, por el contrario, una posición llena de sentido histórico, defendiendo precisamente que la región histórica llamada Castilla y también la entidad histórica llamada León no formen un ente híbrido”.

Previamente, tal y como recogía El Adelanto el 30 de septiembre de 1982, el propio fundador del actual Partido Popular (PP), Manuel Fraga, había mostrado en un acto en Salamanca su simpatía por una autonomía de la Región Leonesa, señalando la prensa que “Fraga añadió más confusión a esta cuestión cuando declaró, en Salamanca, que tenía cierta simpatía hacia una posible formación de una autonomía del Reino Leonés”.

Sin embargo, no faltaron presiones desde Valladolid para forzar las votaciones en los ayuntamientos de León, Zamora y Salamanca, provincias que a falta de mes y medio para concluir el plazo que marcaba la Constitución, seguían sin contar con el beneplácito del número de ayuntamientos necesarios para poder sacar adelante su integración en la comunidad de Castilla y León. Por ello, desde El Norte de Castilla se acusó a la UCD zamorana de estar sondeando la posibilidad de constituir una autonomía leonesa, con las provincias de León, Zamora y Salamanca.

Una posibilidad que desde Madrid se recogió en prensa días después, señalando El País el 15 de marzo de 1980 que la “UCD de León estudia la posibilidad de constituir un nuevo ente autonómico con las provincias integrantes del viejo reino -Zamora y Salamanca-, basado en afinidades de carácter económico y, más concretamente, en la elevada cuantía de los ingresos que previsiblemente recibirán estas provincias a través del llamado canon de producción de energía eléctrica”.

No obstante, apuntaban que era precisamente desde la UCD de Zamora y Salamanca desde donde se proponía la formación de una comunidad leonesa, al publicar que “El País pudo saber, sin embargo, de fuentes próximas a UCD, que la posible integración de León, Zamora y Salamanca en una nueva comunidad autónoma fue presentada como iniciativa de estas dos últimas provincias.”

En todo caso, la posible autonomía de la Región Leonesa hizo sonar las alarmas en las cúpulas de UCD y PSOE en Valladolid. Y es que, tal y como señalaba González Clavero en su libro ‘Castilla y León. El proceso autonómico’, “la posibilidad de que se terminara constituyendo una autonomía basada en el antiguo Reino de León siempre preocupó en la provincia vallisoletana.”

Por ello, quien había sido nombrado a finales de febrero de 1980 como presidente de UCD para Castilla y León, Salvador Sánchez-Terán, se movilizó y consiguió que en apenas medio mes, entre finales de marzo y principios de abril de 1980, se aprobasen en los ayuntamientos de Zamora y Salamanca necesarios las mociones de integración en Castilla y León que no se habían conseguido aprobar en casi cinco meses. Tras ellas, cayó la provincia de León, la última en dar ese paso, ante una amplia contestación social.

Posteriormente, ya formada la comunidad de Castilla y León, quien más tarde fuera senador del PP por la provincia de León, Luis Aznar, declaraba en el Diario de León el 30 de septiembre de 1984 que “hoy día nadie niega que existió un fraude, político al menos, en las actuaciones de los parlamentarios y políticos que solicitaron la incorporación de nuestra provincia a la autonomía castellana”.

Y es que, tal y como apuntaba en el Diario de León el 16 de enero de 1983 el entonces portavoz de UCD en el Ayuntamiento de Ponferrada, “el sentimiento, la aspiración de todos los componentes de la Diputación, así como la mayoría de mujeres y hombres de El Bierzo, era el de optar por León solo. [...] por una necesidad de Estado se dijo sí a incluir a León en el ente castellanoleonés; por una razón de Estado se atendió aquella necesidad, no porque realmente lo desease el pueblo de León y mucho menos sus representantes.”

Sea como fuere, cuatro décadas después, y tras una evolución socioeconómica catastrófica para Zamora, Salamanca y León, la herida sigue abierta en el corazón de la Región Leonesa por haberle robado una autonomía a la que tenía y tiene derecho, y que le permitiría acceder a más fondos de cohesión europeos así como dotarse de más instrumentos para poder afrontar con mayores garantías la difícil coyuntura socioeconómica en que se halla.

En todo caso, como dice el refrán, “nunca es tarde si la dicha es buena”, y aunque los daños sufridos son evidentes, aún se está a tiempo de corregir el error que fue privar a la Región Leonesa de ser comunidad autónoma y hacer justicia con ello a la propia historia de España, fruto de la cual el blasón del Reino de León ocupa el segundo cuartel del escudo de España. La Zarza de Pumareda ya ha dado el paso para ello, no nos quedemos atrás y demos todos ese paso para buscar un mejor futuro porque, a la vista de los datos socioeconómicos, seguir en Castilla y León no puede ser una opción para Salamanca, Zamora y León.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Salamanca no es Castilla: es León Miguel Ángel Diego Núñez

 

Salamanca no es Castilla: es León

https://eldiadezamora.es/art/59149/salamanca-no-es-castilla-es-leon

Miguel Ángel Diego Núñez
Sábado, 29 de Junio de 2024
REINO DE LEON

Salamanca no es Castilla: es León

José Sánchez Rojas, importante autor salmantino del primer tercio del siglo XX nacido en Alba de Tormes (1885-1931), cultivó la amistad de Miguel de Unamuno, de Dorado Montero y Luis Maldonado, era buen conocedor no sólo de la meseta, sino también de Cataluña, Aragón, Galicia, País Vasco y Andalucía. Sus viajes y formación postdoctoral en Italia, Francia y Suiza le permitieron contemplar con perspectiva la realidad de España. Por todo ello, tiene un gran valor su percepción de Salamanca, su leonesidad regional compartida con Zamora y León, y su carácter diferencial con Castilla y lo castellano.


     Una aproximación a su obra escrita aclara este punto. En julio de 1911, publica en La España moderna un ensayo titulado “Salamanca” que resulta revelador. En ningún momento adjetiva la ciudad como ‘castellana’, sino que, por el contrario, de modo reiterado subraya su carácter leonés, tanto cuando se refiere al plano literario («Mil literaturas tienen en la noble ciudad leonesa su escenario favorito») como al artístico, cuando describe la Catedral Vieja («Estas piedras nos hablan de las turbulencias de la Edad Media, del gracioso balbuceo del romance, de la formación lenta, segura, del espíritu leonés.»), o al histórico («Las agitaciones del reinado de Don Sancho, las minorías de Fernando IV y de Don Alfonso XI, llenan de rencores las ciudades leonesas. No puede sustraerse al ambiente tumultuoso Salamanca, ni otros pueblos cercanos, Ciudad Rodrigo, Ledesma, Zamora, luchan con tesón, ya por la preponderancia de los blancos, ya de los negros.»). Llega incluso a lamentar la desmemoria salmantina: «Pero Salamanca, lentamente, por incuria, por dejadez, va encerrando sus recuerdos, haciéndose avara de ellos, ignorando acaso que los tiene.»


     El Adelanto publica también el ensayo, sin que se alcen voces discordantes, viniendo Sánchez Rojas a ratificar lo que había publicado en sus páginas unos meses atrás: «Salamanca es un pueblo de eflorescencia plateresca, leonés, alegre, con algunas notas, muy pocas, de austeridad y tristeza.»


   Durante el lustro comprendido entre 1914 y 1918, ratifica definitivamente su punto de vista al respecto con sus artículos. En el que lleva por título “Del espíritu leonés”, publicado en El Adelanto, el 16 de abril de 1914, afirma: «Zamora, más que León, más que Astorga, más que Benavente, más que Ledesma, más que Ciudad Rodrigo, nos da la sensación leonesa, que ―no me cansaré de repetirlo― nada tiene de castellana». En “La casa salmantina”, publicado en 1917, es absolutamente claro, «Salamanca no es Castilla: es León»; y en “Apuntes del camino”, aparecido en El Sol el 1 de diciembre de 1918, viene a definir a Salamanca como «León influenciado por la blandura lusitana y por la cazurrería galaica»  y a Zamora como «medio portuguesa, medio gallega, con dulces inflexiones en el acento de sus hijos  (…) la Edad Media encintando el siglo XX, León pereciendo a manos del castellano, cuarteles, oficinas, caciques, diputados provinciales».


     Durante los años 20, sus descripciones de las ciudades leonesas de Salamanca, Zamora y León, junto con Astorga, Toro…, manifiestan su carácter leonés; en abril de 1925 se refiere a «mi Salamanca leonesa» y el 6 de agosto publica en El Adelanto su artículo “Del espíritu leonés” que señalará con nitidez su percepción del reino de León y en especial de Zamora, esencia del mismo.  El año de su muerte, 1931, el de proclamación de la II República, las páginas de Nuevo mundo incluyen su trabajo “Zamora. El espíritu leonés”, su testamento regionalista, en el que ratifica de manera contundente la extensión triprovincial del reino de León, sentencia que, espiritualmente, ni Zamora ni Salamanca, ni León son castellanas; que la región leonesa es distinta de Castilla, que en Zamora todo es leonés. Confiesa: «He tenido, voy teniendo, tendré en Zamora la sensación de lo que era el reino de León, de lo que todavía es y de las diferencias que le separan de la región castellana.» Y afirma: «¡Suaves tierras de León! Zamora es la entraña del viejo reino.»


     Mantendrá esa percepción regional hasta el final de sus días, el 31 de diciembre de 1931, y se referirá a Salamanca y Zamora, sin dudarlo, como leonesas. Baste otro ejemplo, en septiembre de 1931, al dedicar la atención a Ángel Galarza -diputado radical socialista por Zamora- en su serie Figuras del parlamento, alude a la ciudad de Doña Urraca como «esa linda ciudad leonesa».

 

 

Miguel Ángel Diego Núñez

Autor del libro Regionalismo y regionalistas leoneses del siglo XX (una antología).

Manifiesto «En defensa de la región leonesa» Círculo Tradicionalista Enrique Gil y Roble

 

 El Círculo Tradicionalista Enrique Gil y Robles publica el manifiesto «En defensa de la región leonesa»

https://periodicolaesperanza.com/archivos/24438

En defensa de la región leonesa (I)

DEFENDEMOS QUE LEÓN ES UNA REGIÓN DIFERENCIADA DE CASTILLA, PESE A LOS ÍNTIMOS LAZOS QUE LAS UNEN

1.- Como carlistas, somos firmes defensores del regionalismo foralista, muchas veces denigrado y casi siempre desconocido e incomprendido, pero estamos convencidos de que tiene plena actualidad y capacidad para adaptarse a las exigencias de nuestro tiempo. Nuestro regionalismo nace de una concepción orgánica de la sociedad, entendiendo que ésta es de manera natural y debe ser, no un agregado informe de individuos, sino un conjunto jerárquico y organizado de distintos cuerpos sociales, que van desde la familia hasta la nación en cuanto comunidad política superior, pasando por el municipio y la región, a nivel territorial.

2.- Como regionalistas, rechazamos el centralismo, vicio absolutista de origen protestante que influyó también en naciones católicas como España a través de la influencia semiprotestante del absolutismo francés del s. XVIII. Consideramos que el liberalismo es el heredero directo de este centralismo absolutista, que sólo por contradicciones internas ha pretendido moderar en algunos momentos de la historia. Como tal, el liberalismo ha sido el destructor de todos los cuerpos sociales que median entre el individuo y el Estado, absorbidos por el poder central. Con ello se han destruido también las verdaderas libertades populares y la autarquía de todos los poderes sociales distintos del Estado (gremios, municipios y regiones con sus fueros propios), que tradicionalmente mantenían su autonomía y autogestión. Esta autarquía suponía el respeto del principio de subsidiariedad formulado por la Doctrina Social de la Iglesia, según la cual atenta contra la justicia impedir que una persona física o social realice por sí misma los fines que le son propios con sus propias fuerzas y capacidades. De este modo, la sociedad mayor sólo debe intervenir allí donde las inferiores no se bastan a sí mismas o bien suplir con la tutela sus deficiencias y carencias, permitiendo así el autogobierno que por derecho les pertenece, igual que pertenece a todo individuo. La recta libertad cristiana, que no es sino un cierto dominio de uno mismo y no la libertad sin norma, abstracta y nihilista del liberalismo, es por ello el fundamento de las libertades públicas de las demás personas sociales.

3.- Como regionalistas rechazamos también el separatismo, pues el carlismo ha sabido entender la verdadera historia de España como armonía entre unidad y pluralidad. La defensa de la personalidad e instituciones propias de cada región no implica la negación de su unidad superior, sino que es el principio imprescindible para su afirmación. Como afirmaba Vázquez de Mella, no puede existir el río, que es la nación común superior, sin los afluentes, que son las regiones. La pretendida defensa de España como entidad uniforme y abstracta es siempre ideológica, y de ideología jacobina, revolucionaria y enemiga de la tradición española. El patriotismo no es sino una virtud de piedad hacia la tierra de nuestros padres que no puede confundirse con el nacionalismo ideológico. Este patriotismo comienza por el terruño próximo y se extiende a la patria común que forman regiones hermanadas por la historia.

4.- Afirmamos que la región leonesa es una región histórica española con personalidad propia, que políticamente ha tenido una larga vida como reino con fueros, reyes e instituciones propias. No ha estado separada de otras, sino íntimamente ligada a Galicia y Asturias, que antes de 1230 eran un todo con la Corona de León. Con el Principado de Asturias existe una íntima conexión desde los orígenes, ya que los mismos reyes de Oviedo serán los reyes de León con el establecimiento de la Corte en la ciudad de León por parte de García I (911-914). Por esto se ha hablado del reino astur-leonés, lo cual no ha impedido distinguir históricamente Asturias de León, que por barreras geográficas fueron conformándose de manera diferenciada. También se han distinguido de manera clara Galicia y León, aunque la Cancillería leonesa siguió siendo dependiente del arzobispado de Compostela después de la unificación de la Corona de León y Castilla producida en 1230 con Fernando III. Después de esta fecha existieron otras instituciones propias de la región leonesa o que ligaban a León con Asturias y Galicia más que con Castilla, como la Notaría Mayor de León, distinta de la de Castilla, pero integrada por Galicia, Asturias, León y la llamada Extremadura leonesa. También permanece independiente de la de Castilla la Tesorería de León, así como de Galicia y otras, según la división realizada por Enrique II en 1369. Y en definitiva, integrado en una misma Corona y con unas mismas Cortes que Castilla, permaneció diferenciado y con instituciones propias el reino de León, con una clara demarcación geográfica establecida por las Cortes de Valladolid en 1351 a demanda del rey Pedro I y recogidas en el famoso Libro Becerro de las Merindades. Esa delimitación del reino de León, aunque incluyendo algunos municipios y tierras de Valladolid y de Palencia al oeste del Pisuerga, resulta bastante semejante a la de las fronteras provinciales de León, Zamora y Salamanca establecidas en la división realizada por Javier de Burgos en 1833 y que llega hasta nuestros días. El centralismo liberal imperante impidió, sin embargo, que ninguna región tuviera autonomía, instituciones, capacidad de gobierno o verdadera representación orgánica en el conjunto de la nación. Esa ha sido la tónica hasta nuestros días, aunque reconociendo nominalmente la región leonesa como una región diferenciada de otras, hasta la creación de la actual comunidad autónoma de Castilla y León en fecha tan reciente como la de 1983.

5.- Sobre la base de la historia viva que llega hasta nuestros días y no de teorías arqueológicas o de pasados remotos, defendemos que León es una región diferenciada de Castilla, pese a los íntimos lazos que las unen. Con el equívoco de la Corona común de Castilla algunos pretenden borrar el reino de León, lo cual sería como borrar regiones históricas como Valencia, Cataluña o Nápoles diciendo que son Aragón, por pertenecer históricamente a dicha Corona. Pero igual que León no es Galicia, ni es Asturias, ni tampoco Portugal, pese a que muchos de sus municipios se regían por el mismo fuero de Salamanca, tampoco León es lo mismo que Castilla. Esta distinción no implica separación, ni enemistad, por lo cual rechazamos toda reivindicación leonesista basada en el fomento del resentimiento o el odio hacia las ciudades y regiones vecinas, hacia todo lo castellano o hacia Valladolid. Y comprendiendo algunos excesos retóricos, creemos además que hay que ser prudentes a la hora de señalar los rasgos diferenciales de León frente a Castilla, sean históricos o culturales. Esos odios y excesos, entre otras cosas, podrían convertir una reivindicación legítima en algo odioso a los ojos de muchos españoles, cansados de rivalidades levantiscas, generalmente fomentadas por las facciones de la oligarquía de partidos imperante en España y para su único beneficio.

Círculo Enrique Gil y Robles de Salamanca. Correo: carlismo.salamanca@gmail.com; Twitter/X: @SalamancaTrad