domingo, septiembre 30, 2007

La belleza de Castilla

por José María Rupérez



LA BELLEZA DE CASTILLA

¿Qué tiene Castilla
con sus campos dorados,
sus valles frondosos,
sus ríos y lagos?.
¿Qué tiene Castilla
para que me enamore tanto?.

lunes, septiembre 24, 2007

Casi unas memorias. Dionisio Ridruejo.Ed Península . Barcelona 2007

3. DE VALLADOLID A SALAMANCA

. Entre Valladolid y Segovia hay menos de 100 kilómetros, completamente llanos hasta Santa María de Nie­va, donde la meseta sube un escalón que se define como una larga costa de ladera rápida con las torrecillas del telégrafo de lumbres, que nunca llegó a inaugurarse, en lo alto. El paisaje que se otea des­de ese relieve sigue, infinitamente, hacia el suroeste. Es el que suele llamarse «mar de tierra»; un paisaje de mieses con trozos de estepa y manchas de pinares pequeños que no se distinguen a veces de la sombra que dan las nubes cuando pasan, diseminadas, por el gran esplendor.

Es a esta Castilla a la que corresponden los tópicos acuñados por algunos prosistas y poetas del 98-Unamuno, el grande-y por sus continuadores, desde Ortega o Pérez de Ayala hasta Senador o don Federico Mendizábal. Es un espacio enorme, con algunas curvaturas de nava y algunos relieves de serrijón, donde no resulta exagerada la imagen heráldica del chopo y el galgo que el filósofo de «andar y ver» remata con aquel donaire: «¿Curvas? ¡Señora; en Castilla no hay cur­vas!». En los días a que se refieren mis recuerdos se repetía mucho, so­bre todo, el párrafo de José Antonio Primo de Rivera que sintetizaba con fortuna los extremos de aquellas páginas castellanistas: «La tierra absoluta y el cielo absoluto». En unas páginas, descriptivas también, recuerdo cómo ese espacio abierto y plano, rodeado, sin que casi lo piensen sus habitantes, por las montañas cántabras, leonesas, ibéri­cas y carpetovetónicas, es un país muy unitario desde el tiempo de los vaceos, que luego atrajo a los visigodos y, entre los siglos xili y xvi (desde Fernando el Santo hasta los comuneros), sustrajo a Burgos y a León, en forma difusa, la capitalidad castellana. Aquí, en efecto, se tradujeron al habla de los castellanos montañeses, algo vasconizados, los ideales o invenciones del reino de Asturias. Por eso suelo llamar a estas llanuras Castillaleón-en una sola palabra-para señalar bien su diferencia con la Castilla vieja y montaraz en la que yo tengo mis raíces y que sólo tuvo, como León, orlas asomadas al llano hasta que ambas se perdieron juntas en sus espejismos. A medio camino entre Segovia y Valladolid queda Olmedo, con Medina al lado. Olmedo y Arévalo eran, según el decir del medioevo tardío, las llaves de Casti­lla. Y al pasar ante el pinarillo de Olmedo y ver en la villa restos del muro, es inevitable acordarse de los caballeros que las coplas de «Ay,panadera» dejan tan en camisa. La Valladolid falangista había asumi­do en la guerra, ya lo recordamos, la guía del castellanismo llanero, centralista y hegemónico, tan distinto del castellanismo viejo de los montañeses (Santander o Burgos, Soria o Segovia) que podían rei­vindicar la Castilla recogida y «suya», municipal, condal o real, tal como la explican el federalista Carretero Nieva y su hijo Anselmo, a quien acabo de abrazar en México. Por eso no es de extrañar que las pretensiones de aquélla levantaran algunos recelos, quizá atávicos, en los grupos segovianos, recelos que, sin duda, quedaron pronto justi­ficados cuando se puso en claro que Madrid-el Madrid maldecido por Onésimo Redondo-quedaría por bastante tiempo fuera de mano.

Porque el falangismo vallisoletano, de fuerte raíz local, no era, en efecto, la misma cosa que el madrileño. Había nacido de otro modo. Onésimo Redondo había fundado sus juntas de Actuación Hispáni­ca mucho antes de nacer FE y casi al tiempo que nacían las JONS de Ledesma Ramos y Aparicio, a las que aquéllas se unieron pronto. La unión de ambas con Falange y la aceptación de la jefatura de José An­tonio Primo de Rivera no se había hecho sin dificultades y había co­nocido diversas crisis, una de ellas grave, al apartarse Ledesma del movimiento arrastrando tras sí a algunos nacionalistas vallisoleta­nos, entre los que figuraba el joven más inteligente e influyente del jonsismo castellanista: Martínez de Bedoya. La ausencia física y ya presuntivamente irreparable de José Antonio había centuplicado los efectos de la segregación temporal de Madrid. Onésimo Redondo manifestó en sus primeros pasos una voluntad de recoger el mando supremo que a nadie se le había pasado desapercibida, y quizá sin su muerte fortuita en Labajos no se hubiera constituido nunca aquella Junta provisional colegiada que, presidida por el montañés Hedilla, quedaría elegida por los restos del disperso Consejo Nacional de an­teguerra, reunido el mes de septiembre en el mismo Valladolid. El sistema espontáneo de las organizaciones territoriales de que ante­riormente hablé no se modificó gran cosa por ello y, como en segui­da veremos, condujo a las tensiones que, por lo que tocaba a Vallado­lid, me pondrían a mí en la situación que estoy rememorando.

Pero no saltemos aún a ese asunto. El movimiento que venía es­forzándose por otorgar a Valladolid la capitalidad fáctica de Casti­lla no lo inventaron los falangistas, jonsistas o nacionalistas de las Juntas Hispánicas de Onésimo Redondo. Todo movimiento que quiere destruir y suceder a otro anterior, debe asumirlo en cierta medida. Y lo que los falangistas debían asumir era no poco de lo que-a impulsos del regeneracionismo-los liberales habían pues­to muchos años atrás en los campos góticos cerealistas: un podero­so movimiento de intereses que trataba de quitarle importancia a Madrid y oponerse competitivamente a la periferia industrial. El hombre clave de ese movimiento había sido don Santiago Alba, al que, con acierto, ha llamado su biógrafo García Venero «un políti­co de razón». Esto es, un político que transcribía en su partido unos bien definidos intereses económicos sectoriales. En este sentido, quienes estudien en el futuro el falangismo vallisoletano no podrán dejar de lado el hecho de que éste era una variante, más radical y, por supuesto, antiliberal y tradicionalista, del agrarismo castellano­leonés. El diario de Alba se titulaba, muy expresivamente, El Norte de Castilla. Y de no llamarse así es muy posible que se hubiera lla­mado Castilla el que fundó Redondo con el nombre de Libertad, palabra que no aludía a su fondo político pero sí, quizá, al espíritu reivindicativo local de la Castilla agraria, levantada en Valladolid por el Cambó castellano, que acaso con un poco más de autentici­dad regionalista, en sustitución del centralismo castellano-leonés, no hubiera llevado al choque, más frecuentemente que al pacto, a trigueros y tejedores.

Dionisio Ridruejo. Casi unas memorias . Ed Península Barcelona 2007. Páginas 167-170

6. VIAJES DE GUERRA

No voy a entretenerme ahora en el pormenor de mis viajes juveniles, siempre limitados. Mi casa de El Burgo de Osma se mantuvo abierta hasta 1933 y, con raras excepciones, pasé allí todos mis veranos desde que empezó, en 1922, la época de mis internados. El primero, en Sego­via, fue bastante libre y me unió afectivamente a la ciudad que ha sido una de las más decisivas en mi vida, pues volvería a ella, por libre elec­ción, en la primera de las fechas que acabo de anotar. Los otros, en Va­lladolid y en Chamartín de la Rosa, fueron verdaderos confinamien­tos, aunque no faltaron paseos por las afueras, casi siempre en severa y antipática formación. Desde El Escorial-donde viví interno y ex­terno -y desde Segovia recorrí bastante terreno, pero siempre dentro de la meseta y, en especial, de la meseta alta y del Guadarrama. Este es­pacio suele producir grandes entusiasmos y grandes aversiones. He visto llorar a un inglés desde las murallas de Pedraza y todos hemos leído lo que un vasco, un andaluz y un valenciano han escrito sobre las Castillas, ya se trate de la montañosa-que es, en su mayor parte, la Vieja-o de la llana, que es ya medio leonesa o se extiende por el an­tiguo reino de Toledo. Se trata de un paisaje dificil, cuyas sugerencias no se dan con facilidad como no sea la más obvia de su gran extensión de tierra y cielo. En realidad es, como todos, un paisaje que sólo se dis­fruta cuando se le vive en todas sus mudanzas naturales y se le ha ido incorporando como biografía. Pero por causar una gran impresión de conjunto-buena o mala, exaltante o desoladora-, fácilmente es­conde sus detalles. Quizá por eso, el habituarse a él da una cierta sen­sibilidad de rebote; quiero decir que ayuda a intensificar las impresiones que producen otros paisajes más dulces, más caligráficos o más variados. Aun más; yo diría que estos paisajes de mi juventud pueden conmover mucho pero sujetan poco. No me parece que haya muchas ni muy buenas páginas descriptivas de su tierra escritas por castella­nos nativos (propondré, entre otras, la gran excepción de Luis Felipe Vivanco), y, por otra parte, no suele ser corriente que los castellanos sientan añoranza cuando se van. Lo que no quiere decir que no se lle­ven su paisaje con ellos (lo que el paisaje ha hecho de ellos), pues des­de el romanticismo conocemos bien la relación entre la fisonomía de la tierra y los estados de ánimo humanos que, por acumulación, dan carácter. En todo caso, quien vio a Castilla como una luz que detalla fue Azorín, que ya traía la lección aprendida desde Monóvar. Y quien vio Castilla como una expresión fisonómica, como una metáfora del monoteísmo, fue Unamuno, que venía de Bilbao. Páginas equivalen­tes a las que-cada uno a su modo-han dedicado Pla al Ampurdán, Juan Ramón a Huelva, Baroja al País Vasco, y el mismo Blasco a la huerta valenciana o Pereda a la Montaña, no se han dado aquí más que raramente. Pero no quiero divagar. En mi caso, Castilla ha sido muy emocionante como escuela para comprender la expresión de la tierra y me parece que lo que vi en ella durante 2o años ha estado siempre detrás (como piedra de toque o pieza de contraste) de lo que he visto después. Pero ha correspondido a ese después mi capacidad para ver en detalle y en concreto.

Dionisio Ridruejo. Casi unas memorias . Ed Península Barcelona 2007. Páginas 302-303

martes, septiembre 18, 2007

Comentario a Noticia Aparecida en el Diario de Burgos

Que la provincia de Burgos haya perdido más de 700 habitantes al año en medio siglo es una mala noticia, por supuesto, pero que un redactor del Diario de Burgos hable de la vieja Castilla de páramos y trigales es, aunque de otra categoría, por lo menos tan mala como la anterior. El topicazo, desafortunadamente extendido por la Generación del 98, ha hecho mella hasta en la redacción del Diario de Burgos. Como nacido en la provincia de Burgos, en Huerta de Rey, en una comarca rodeada de pinares, tardé bastante tiempo en entender eso de páramos y trigales cuando estudié el bachillerato. Cuando después he viajado por la vieja Castilla he podido comprobar porqué me costaba entenderlo. Y es que cuando hablamos de la vieja Castilla tenemos que aclararnos. Yo no veo esos páramos y trigales como señas de identidad en la mayor parte de Burgos, Soria, Segovia, Ávila, por no mencionar la vieja Castilla de siempre, Santander y La Rioja.
Cuando me di cuenta de esa Castilla de páramos y trigales fue cuando por primera vez, allá por 1968, entré en la provincia de Valladolid, entonces comprendí pefectamente la frase, pero también aprendí que Valladolid -fundada por el leonés Pedro Ansúrez-, Palencia, la Tierra de Campos y buena parte de la llanura leonesa, eran parte de otro reino, el viejo Reino de León. Qué pena que el castellanista segoviano Anselmo Carretero ya no pueda decir nada en este debate. La triste muestra que nos da un redactor del Diario de Burgos no es nada más que una más en la absoluta falta de identidad de una nacionalidad histórica: Castilla. No da más de si una carta al director, pero si que puede dar de sí un consejo. Si lo encuentran, tarea difícil, regalen esta navidad el libro de Anselmo Carretero: Castilla. Orígenes, auge y ocaso de una nacionalidad. El afortunado lo agradecerá toda la vida.

Pelayo Molinero Gete
20 Peel Street
London W8 7PD

viernes, septiembre 07, 2007

¿Qué pasó en Independientes por Cuenca?

4 de Septiembre, 2007

Todo el mundo puede entender, que hay ciertas actitudes en los militantes de un partido, que están sometidas a ley del Partido que son los Estatutos y las reivindicaciones por las que nace ese colectivo.

Antonio Melero y José Luis Collada, en su día; conformaron unos Estatutos y añadieron las reivindicaciones por las que ixC se constituía como Partido Político, no voy a nombrarlas todas; pero hay una muy significativa: “Este Partido luchará porque la Estación del AVE se mantenga dentro de la ciudad, no permitirá que se haga un apeadero, y no tolerará la corrupción”.

Cualquier particular puede financiar a Independientes, y a cualquier partido, hasta un máximo de 6000 euros –aunque se trataba de mucho más-, al no existir una ley de financiación de partidos, siempre que no entre en conflicto con sus Estatutos y reivindicaciones. Pero en nuestro caso desarmaba dos pilares básicos de nuestro ideario: la ubicación de la Estación del AVE dentro de la ciudad y la demanda de corrupción siempre que dispusiéramos de datos objetivos que lo demostraran.

Terminamos , sin ningún acuerdo, las negociaciones oficiales que habíamos empezado un año antes con el Partido Popular, en las que este Partido pretendía ir junto a nosotros en las elecciones de mayo. La propuesta era aceptar cuatro concejales en una lista, un diputado autonómico y algún cargo de relevancia en la gestión municipal. Entendimos que lo que pretendía el PP era disolver a los miembros de IxC en una lista de Concejales y esa es la razón por la que se cortó tajantemente. Por tanto, los miembros de la Ejecutiva de nuestro Partido, decidimos que IxC concurriera a elecciones en solitario. Todos estábamos de mutuo acuerdo y nunca hubo enfrentamientos por esta cuestión,

El verdadero problema surgió en el momento de la financiación. Hubo conversaciones con José Collada por parte de empresarios de la construcción, que no prosperaron; y hubo también conversaciones con Antonio Melero, que sí prosperaron.

La macro empresa constructora que quería financiarnos, jugó fuerte y convenció a Antonio Melero.

Antonio en ningún momento quiso decir el nombre de la constructora, pero era obvio, puesto que recibimos un teléfono fax, un ordenador impresionante, una impresora de las grandes y otro ordenador portátil que se lo llevó directamente Joaquín López y alguna otra minucia, puesto que decían que esto no era dinero –por valor de doce mil euros-. El Secretario se limitaba a decir, sin más, que el nombre de quien financiara la campaña era un “acto de fe”. El caso es que se designaron mediadores, fuera del Partido, para hacerse las “entregas y recogidas”.

Nosotros seguimos haciendo los mismo artículos, con los mismos contenidos de siempre. Sin embargo, José recuperó dos artículos que tenían que ver con cuestiones de política urbanística, referidos a las “Huertas de la Alameda” y “la Estación del AVE y los terrenos de RENFE”. Yo mandé, a través del foro, alguna crítica contra los constructores en cuestión y contra la política del Ayuntamiento, etc. -como siempre lo hemos hecho-. Hasta que, según Melero, surgieron las amenazas de un abogado que fue a su casa. Esta amenaza, siempre según la versión de Antonio Melero, se hacía en un principio a toda la formación política; pero identificado Collada como autor de los artículos, la amenaza se dirigió directamente hacia su persona, según dijeron Melero y Javier Sáiz Verges -entonces Secretario-. Se manipuló la página web del Partido para firmar los dos artículos, de manera que se señalara a su autor.

A mi me acusaron de haber transmitido a Marina Moya información del Partido; sin pruebas. Y precisamente aludían a ese falso motivo, para alegar no querer compartir una lista electoral conmigo; y a la publicación de datos sobre corrupción urbanística, para eliminar a José Collada, calificándolo de desleal.

Todo lo que pasó después, tenemos cintas y grabaciones transcritas, que las pondremos en la web. Publicaremos un relato con la literalidad de los hechos y fechas en que ocurrieron. Estamos dispuestos a que todo Cuenca sepa lo que ha pasado en estas elecciones; primero por nuestro honor, y segundo porque esto no vuelva a pasar nunca más en nuestra ciudad.

Jesús Manuel Pérez Fernández

sábado, septiembre 01, 2007

A son de dulzaina






FERIAS Y FIESTAS DE SEGOVIA 2007



A son de dulzaina
Lo ofrece la Escuela de Dulzainas a Joaquín González


D.M.N.

Por ser el ideólogo y el primer director de la Escuela de Dulzainas, Joaquín González será el homenajeado este año por la propia escuela que desde hace varios años organiza anualmente y coincidiendo con los días previos a la fiesta de San Juan un homenaje a una persona relevante y distinta del mundo de la dulzaina y del folklore.

Carlos de Miguel, organizador del homenaje y persona muy implicada en la actividad de la Escuela de Dulzainas, afirma que homenajear a Joaquín González “era una cosa necesaria” por varios motivos: en primer lugar porque este año se cumple el vigésimoquinto aniversario de la Escuela de Dulzainas en cuya creación González “tuvo un gran peso a nivel de ideas y de cómo se iba a desarrollar. Además, generalmente hacemos homenajes a personas más mayores y creemos que es bueno también reconocer su labor a los más jóvenes”.

Además de la puesta en marcha de la Escuela de Dulzainas, Joaquín González recibió clases de dulzaina del maestro Agapito Marazuela por lo que, en opinión de Carlos de Miguel, “otra de las razones por las que le hemos elegido a él es que actualmente es el puente que une a los dulzaineros actuales con ese gran dulzainero, Agapito Marazuela, constituye el nexo entre éste y las generaciones posteriores”. De Agapito Marazuela Joaquín González aprendió lo que Carlos define como “el respeto a la dulzaina”.

El homenaje que anualmente y desde el año 2001 ofrece la Escuela de Dulzaina nació por razones tristes: la muerte de Luis Barreno, dulzainero y profesor de la Escuela. A partir de entonces, todos los años se ha organizado un acto reconociendo el trabajo de algún profesional destacado. Otros homenajeados han sido Mariano San Romualdo y Demetrio García.

En este caso, la intención era que fuera una sorpresa, algo no muy difícil de mantener teniendo en cuenta que Joaquín González vive en Bruselas a pesar de lo cual mantiene contacto con la Escuela de Dulzainas y, por supuesto, con Segovia. Esta idea ha hecho también, en palabras del organizador, que “el acto sea sencillo, no sólo para evitar que se extendiera la noticia y le llegara a él, sino también porque es el carácter que suele tener, el que queremos darle”.

Como en anteriores ocasiones, el acto consiste en que los alumnos de la Escuela de Dulzainas que quieran participar salgan a la calle, tocando un pasacalles en su camino de Fernández Ladreda a la Plaza Mayor —en el kiosco tendrá lugar el homenaje— vestidos con una camiseta que muestra el rostro de Joaquín González. Una vez allí, el homenajeado tocará alguna pieza y, una vez concluido, los miembros de la Escuela prosiguen la fiesta cenando todos juntos.

martes, agosto 28, 2007

Segovia: Un mosaico de actividades para festejar San Pedro

Arahuetes valoró la alta participación de los segovianos en todas las actividades y destacó la ausencia de incidentes durante las fiestas

María Coco - Segovia

A las diez de la mañana la música de la Escuela de Dulzaina de Segovia, con sus dianas, advertían de que ayer, con motivo de la festividad de San Pedro, el centro de la ciudad se iba a convertir en un ir y venir de gente, en el escenario de decenas de actividades y en el alma de unas fiestas que, poco a poco, llegan a su fin. Así fue, aunque con excepciones. Algunos de los barrios también contaron con actividades festivas.

Mientras los vecinos de Revenga se despertaban con la música del ‘Autobús de la feria’, los pequeños del Palo-Mirasierra disfrutaron de las actividades infantiles. Al mismo tiempo, la comparsa de los Gigantes y Cabezudos volvía a sorprender a segovianos y turistas, niños y mayores. Acompañados por el sonido de las dulzainas y tamboriles de 'Los Silverios' recorrieron algunos de las calles de la ciudad. Los pequeños no pudieron ocultar su sorpresa. En sus atónitos ojos una mezcla de asombro y respeto reflejaba una estampa que se produce desde hace 117 años, cuando salieron por primera vez a la calle esos insignes segovianos. Desde entonces han sido embajadores de las fiestas e incluso de la capital en certámenes como el Festival Mundial de Títeres de Charleville.

En la plaza, la Banda de la Unión Musical de Segovia ofreció un concierto cuya última pieza, el Himno a Segovia, fue entonado por el alcalde, Pedro Arahuetes, y varios de sus concejales. “No recuerdo unas fiestas con tanta afluencia de público a todos los espectáculos (...) me conformaría con que todas las fiestas se celebraran así, sin incidentes, sin ningún problema, con normalidad y con mucha gente”, destacó el regidor. El día concluyó con el tradicional Castillo de Fuegos Artificiales, desde los Altos de la Piedad, una cita que volvió a congregar a miles de personas.

jueves, agosto 23, 2007

Las lenguas profanas como fundamento nacional

por RES

Es una costumbre ampliamente admitida en las naciones modernas tomar una de las lenguas de la nación, habitualmente la más extendida como lengua nacional. En cualquier caso siempre se podría argumentar que se está acudiendo a un sofisma bien conocido, que consiste en tomar la parte por el todo; “ pars pro toto” como decían los escolásticos.

Es curioso que entre muchos ejemplos nacionales , se ha elude cuidadosamente el caso suizo o por otro nombre la Confederación Helvética – mi organización predilecta en algunos aspectos- , que curiosamente tiene varias lenguas nacionales reconocidas. No pretendo comparar ese caso con el caso español, puesto que aquí no se trata de federar o confederar nada, sino sencillamente disgregar. No es la primera vez en la historia peninsular que suceden fenómenos políticos y sociales, como los que están ocurriendo ante nuestros ojos (movimiento cantonal de la 1ª república, reinos de taifas en la España musulmana)

Deliberadamente evité entrar en la cuestión de los idiomas oficiales nacionales de las naciones modernas, porque al no ser nacionalista, veo ante todo un mecanismo perverso de exclusión y división en la base de la nación moderna. Cualquiera que viva en estos momentos en la península ibérica tiene ocasión de comprobar cada día esos extremos de manera fehaciente; cosa distinta es que entienda las razones de fondo subyacientes en esta nueva ventolera de taifismo íbero-balcánico-tribal. Desde luego todo este cacao no se va a arreglar en absoluto apostando por una nación más grande, en este caso la moderna nación española surgida en de la constitución doceañista del siglo XIX. Lo más que se podría conseguir es un aplazamiento de la cuestión, que resurgiría fatalmente dentro de no demasiado tiempo.

La nación moderna carece de un principio de integración profundo, noético (derivado de nous, espíritu en griego), en contraposición a las sociedades tradicionales. En la civilización hindú, el pueblo Baratta, no necesitaba una organización política unitaria, para constituir una unidad espiritual. Algo similar se podía decir de la Hélade, aunque en está la degeneración era ya muy patente.

Solo un lenguaje espiritual crea una unidad profunda, que no precisa necesariamente de una contraparte externa. En la edad media occidental ese lenguaje se llamaba cristianismo, y el espacio político y social al que dio lugar se denominaba cristiandad. Hoy día ese lenguaje ha perdido en occidente casi totalmente –por razones complejas- la capacidad de unión noética.

Un lenguaje profano externo –inevitablemente situado en el plano de la diversidad- no puede nunca crear una verdadera integración humana, aunque se intente apuntalar con recuentos de opiniones mayoritarios intituladas con el honorificiente apelativo de democráticas, con operaciones terroristas o con promesas de bienestar material.

Denominaciones linguísticas...¿y si hablamos en cristiano?

por RES



El interminable tema de las denominaciones lingüísticas no parece tener fin, salvo para las posturas nacionalistas escuetas y elementales; así el español que afirma: la lengua de España es el español y basta; o el pretendido castellanista -que en la mayoría de los casos adoran una Pseudocastilla idealizada e ilusoria- que afirma: la razón de ser del nacionalismo castellano es la lengua castellana (supongo que también podría decir lo mismo un argentino).

Algunas observaciones al respecto.

a) No necesariamente todas las naciones modernas deben ser homologables en lo que se refiere a su lenguaje nacional. Aunque ciertamente eso es lo que se pretende desde la Revolución Francesa, no ya solo en Europa sino en todo el universo; hasta en Vietnam. Curiosamente el caso suizo no encaja en los moldes típicos de la denominación de la lengua oficial nacional, no hay un lenguaje nacional suizo, hay varios.

La formación de España como nación fue un proceso federativo de reinos, donde no se planteó en absoluto la idea de una lengua única oficial. Esto solo se planteó cuando llegó la modernidad, es decir la uniformidad y el absolutismo, al estilo franchute.

La verdadera Castilla - antaño una pequeña Suiza a no confundir con León- fue igualmente una federación de pequeñas repúblicas (tales como las comunidades de villa y tierra, behetrías y otras), donde no había una por así decir lengua oficial castellana; el lenguaje culto era el latín, en los territorios forales vascongados se hablaba una interminable serie de lenguajes vascuences distintos entre si. Y no vale ahora aplicar un criterio nacionalista lingüístico moderno y aplicarlo al pasado; antaño guste o no un oñacino (de Oñate) se sabía tan castellano como un abulense.

b) España como país periférico de Europa – atinadamente observado por Octavio Paz - no casó bien la modernidad con el centralismo, el uniformismo y el absolutismo; no experimentó las enormidades que exacerbaron el nacionalismo en diferentes naciones europeas. En Francia antes de 1914, el sentimiento nacionalista era bastante tenue, una normando se sentía normando antes que francés, lo mismo se podía decir de un auvernés, un provenzal, un borgoñón o un bretón. La primera guerra mundial exacerbó el sentido nacionalista francés frente al boche. La Alemania Guillermina, conjunto interminable de coronas, reinos, ducados, ciudades libres y otros interminables restos de organizaciones medievales, radicalizó su nacionalismo germánico frente a lo eslavo, lo latino o lo balcánico a partir de la primera guerra mundial. España estuvo fuera de aquellos fregados, nada extraño pues que el nacionalismo español sea pálido y desvaído, hasta el punto de considerar con indiferencia la propia desaparición de España.

c) La raíz última de un orden comunitario es un lenguaje del espíritu que el lenguaje escolástico denominaba “autoritas”. Esa última raíz la ha pretendido sustituir el estado moderno con más o menos fortuna por un pacto social, que entra dentro del ámbito de las opiniones subjetivas y de las emociones. Hoy día el sentimiento es la base de todos los nacionalismos, a veces justificados con apelaciones a mayorías más o menos constatables. Es curioso comprobar como en este momento de fragmentación de España, el único argumento que aportan unos y otros son de tipo emocional –derechos históricos, interminables absolutismos del pasado, aspiraciones a mejoras y comodidades materiales propias obstaculizadas por una pertenencia común forzosa, y otros etcéteras- .

d) Ese lenguaje del espíritu mencionado se ha reflejado en ocasiones en lenguajes sagrados como el sánscrito, el árabe, el avéstico, el hebreo y otros; en occidente no existen lenguas sagradas, todas las lenguas objeto de reivindicación y lucha por parte de los modernos nacionalismos son lenguas profanas. Existió antaño una lengua común –no sagrada- de cultura en el ámbito europeo que fue el latín, lengua que ni siquiera fue la primigenia lengua tradicional del cristianismo que fue la lengua griega, origen por cierto de muchas incomprensiones y desviaciones del cristianismo occidental. Ese moderno latín que es el inglés, más que lengua de cultura es lengua de comercio, de turismo o de ligues playeros.

e) Lenguas tribales muchas o lengua única universal, sin verdadera “autoritas” no hay comunidad humana con sentido. La balcanización ibérica responde a objetivos de confrontación mundial, muy por encima de las pretensiones de los pequeños partidos nacionalistas

martes, agosto 21, 2007

¿Por qué los castellanos no queremos hacernos nacionalista? Una respuesta.

Por Res

Una respuesta.... a tu angustia existencial-nacionalista o nacional-existencialista (naxi)



Me parece que formulas mal la pregunta. Si eres honesto contigo mismo lo que quieres decir en el fondo es ¿ Porqué los castellanos no nos hacemos como los catalanes, los vascos, o los gallegos, y así contar en la rebatiña de la liquidación por saldo de Ex-paña?. ¿Por qué?, ¿ Por qué?.

Para intentar entrar someramente en el asunto hay que suponer que se tiene una ligera idea de lo que es una nación constituida en sentido moderno - cuestión menos conocida de lo que a primera vista parece-. Para tocar solo un aspecto digamos que la nación moderna europea hija de la revolución francesa adoptó rápidamente el pensamiento romántico alemán expresado por Fichte: la lengua hace la nación. A partir de ahí la lengua nacional es uno de los caballos de batalla de todo nacionalismo moderno que se precie.

Da la casualidad que la constitución de España como nación moderna en 1812 moderna, estableció el castellano como lengua nacional. Por tanto en un sentido moderno el castellano ha realizado una de las aspiraciones principales del nacionalismo moderno con la creación de la España moderna.

Ya de entrada la denominación de la lengua como castellano es ambigua y bastante equívoca, al mismo tiempo que en Castilla, sin préstamos, traslados ni imposiciones, el castellano se hablaba como lengua propia - entre otras- en el Reino de Navarra, el Reino de Aragón, el señorío de Molina . Por tanto no está del todo justificado que se llame lengua castellana, se podría denominar con igual razón lengua navarro-aragonesa-castellana, lengua de los valles del Ebro tirando para arriba, ebrés, ibérico-romance u otras muchas que al parecer no han prosperado. La razón fundamental de la actual denominación sería pues debida al número y al poder político dominante según los tiempos. Es decir la fuerza coactiva, como siempre.

Por tanto hacer del castellano una especie de nacionalista al estilo catalán, vasco , gallego u otro exotismo periférico está condenado al fracaso de antemano. En realidad como fauna exótica si existen algunos elementos autodenominados nacionalistas castellanos, del éxito de su implantación da buena cuenta su implantación numérica ( examinen resultados electorales de izca, cagaleros y demás ralea). Estos últimos cometen la enorme majadería de intentar apuntalar un nacionalismo castellano en base de lengua y otras estruendosas imbecilidades, muy en la línea del nacionalismo catalán o vasco; evidentemente van de cráneo.

Todo nacionalismo moderno pretende una serie de uniformismos igualitarios, en la lengua, la ley, las tendencias políticas partidarias, los enemigos a los que hacer frente, las lealtades que mantener, los ídolos que adorar y las obediencias a seguir, que son lo más opuesto a lo que históricamente fue Castilla.

Estoy de acuerdo en que mayoritariamente el castellano ligó su suerte política a la apuesta nacional de España moderna, y esta última está en fase de liquidación como saldo de ocasión. La frase evangélica : "el cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán” (San Mateo 24;35) parece hay más cierta que nunca. Intentar ahora reanudar un nuevo nacionalismo castellano con una especie de España en pequeñito con su misma lengua oficial y todos esos elementos que perfilan una nación moderna, me parece que está condenado al fracaso; nunca segundas partes fueron buenas.

En cualquier caso la nueva constitución de nuevas micronaciones empobrecidas, sin peso decisorio alguno y a la greña entre ellas sobre el cadáver de Ex – paña me parece que es una de las metas del mundialismo, que pretende arrasar las últimas defensas gubernamentales con posibles frente al nuevo capitalismo ubicuo. En el caso de una supuesta micronación castellana, esta tendría que cumplir el papel de malvado enemigo – heredera de la España inquisitorial, tirana y retrógrado - que seria fundamento del fervor nacionalista de las muchas micronaciones por las que estaría rodeada.


Todo eso aparte de que composición étnica de la población europea no permitirá en un futuro más próximo de lo que parece el funcionamiento de los estados modernos, más que como meros fantasmas supervivientes de unos tiempos que ya no van a volver. No se que engendro sería una micronación castellana con un 80% de población procedente del altiplano andino, del Magreb, de Senegal, Mauritania, Malí, Burkina Fasso y otros países subsaharianos, más pakistaníes, chinos, hindúes, kurdos, malayos y otras etnias de imposible enumeración, en ponderación global de religión islámica mayoritaria –pacífica y tolerante donde las haya-, acaso hablando inglés como lengua de comunicación común, campos desérticos, megápolis abarrotadas, guetos culturales de precaria comunicación, paro colosal y delincuencia galopante. Ese es el posible futuro castellano por la senda micronacional. Todo lo que no sea buscar alternativas a ese engendro que se avecina es ser cómplice de ese caos, empezando por los nacionalistas o nacionaleros y sus milongas de felicidad doméstica nacional-castellana.

No me fascina el nacionalismo catalán, ni el vasco, ni el gallego ni ningún otro. Ante la desaparición de la moderna nación española aparto de mí la idea perversa de micronaciones sucesoras. Más bien se me ocurre pensar si la desaparición de España, no marca el comienzo de otras tareas nuevas: el principio del fin del estado moderno; la vuelta al origen, a lo esencial, al pacto sagrado –siempre anterior y superior a la ley-, es decir de la federación auténtica de hombres y pueblos no de estados nacionales; retornar al sentido último de la vida y a la comunidad humana que surge de ella, no a incrementar el consumo de artefactos y aumentar la renta per cápita con su lógica conclusión de reventar con presteza el globo terráqueo.

Te sugiero una solución: hazte catalán, o vasco o alguna cosa por el estilo (si te dejan), de esta forma se colmarían tus ansias nacionalistas tremendas.

sábado, agosto 18, 2007

Himno de Segovia

Voces de Gesta, la historia canta,
también un himno bello y cordial,
por la Segovia, guerrera y Santa,
que dio las rosas, que dio las rosas de su rosal.(BIS)

Guardo el Alcázar como un joyel,
y a la princesa, dulce y sencilla
y fue una tarde cuando Segovia gritó: ¡Castilla!
por la princesa, por la princesa Doña Isabel.(BIS)

Los Comuneros, cuando abatido fue su pendón,
supieron darle al pueblo su corazón,
y ante el cadalso, a flor de labios una oración
y así murieron, dando sus cuellos a la traición.(BIS)

Porque Segovia, como es Castilla,
hizo a sus hombres y los gastó.

lunes, agosto 13, 2007

In memoriam . Gaudencio Hernández (Diario de Ávila domingo 12 de agosto 2007)

Falleció en Ginebra el miércoles 8 de agosto de 2007 Gaudencio Hernández, colaborador habitual en el espacio Tribuna Libre del Diario de Ávila - algunos de los cuales se han reproducido en este blog - abrió una ventana a los abulenses para dar a conocer las singularidades de la política suiza, esa gran desconocida en el ámbito mundial.

Gaudencio Hernández fue licenciado en Letras, residió en Ginebra, Suiza, donde ejerció como Asistente Social y Profesor de Español. Prolífero escritor que en todos sus libros nos deja la huella de algunos retazos de su vida, deleitándonos con su lectura y reflexionando sobre los problemas acuciantes de nuestro tiempo. Entre sus libros están: Tormenta en Gredos -Premio Platero del Club del libro español de las Naciones Unidad de Ginebra-: Ávila, pícaros y santos y Mis cuatro gracias.

Otros títulos publicados:

El otro.
Silvia. Una española en Ginebra.
Diálogos con el Sr. Ibarretxe.
Los judíos y nosotros.
El otro. El reverso del ser. Una nueva filosofía.
Historias de amor


"La Revista, para leer en verano" ofrece, a modo de homenaje, un relato inédito del escritor abulense Gaudencio Hernández –San Juan del Olmo-, fallecido el pasado miércoles en Ginebra, y colabora­dor habitual de Diario de Ávila'. En la foto, con unas flores en la mano, acompañado de un amigo en visita reciente ala Sierra de Ávila, su paisaje natal.

Cecilia , melodía callada

por Gaudencio.Hemández


Diario de Ávila domingo 12 de agosto de 2007


Cecilia pasó ligera por mi vida como una sonata de Mozart. Todo en ella es musica, melodía, viento que silba en la tarde. La ópera La Flauta Mágica, tam­bién de Mozart, se encarna en ella y en­tonces- corre, vuela, se me escapa de las manos. Es melodía inmaterial, celeste; a veces quiero cogerla en mis brazos y se va, se va por los aires tocando su flauta. ¡Qué poder el de su músícá! No sólo la que sale de su piano, sino la que vibra en el fondo de su alma. Cecilia, cuando toca, cuando cuando oye, cuando siente Mozart en el fondo de su alma, es tal la transformación que se opera en ella que uno no sabe si es real, de carne y hueso, si es mú­sica sonora, sueño, encantado o espíritu celeste. Pero, eso sí, entonces es deseo; el más puro deseo que sale de su corazón, que sale del mío.

Otras veces tocando, escuchando los Dichterliebe (Amores del Poeta) de Schumann, la veo venir hacia mí, tomarme de la mano, llevarme al campo y perdernos entre flores y árboles, entre s torrentes y rocas de granito. El amor sube, sube ama encendida, nos envuelve a los dos , nos quema, nos abrasa. Todo en ella se hace fuego, deseo, pasión. La tarde, el crepúsculo nos
cubre con su manto rojo y el viento, la brisa nos lleva abrazados, fundidos en uno, por caminos de ensueño. Volvemos a desandar el camino. Las estrellas de la noche cantan a coro un Dichterliebe. Nosotros las escuchamos embelesados.

A veces, Cecilia se pone a tocar al piano los 24 Preludios de Chopin. Son veinticuatro ninfas, beldades que pasan en procesión ante mis ojos, Vive, se encarna en cada uno de ellos y como en
En un caleidoscopio voy viendo pasar ante mí a Ce­cilia transformada en veinticuatro beldades diferentes: alegre, graciosa, sonriente, rubia, morena, pálida, rosa temprana, manzana reineta, tizón encendido, nieve pálida, agua que sacia mí sed.,. ¡Qué misterio! ¡Qué placer poder gustar, experimentar, amar y desear 24 mujeres en una sola!

Pero Cecilia ama, adora a Beethoven. Su mú­sica levanta torbellinos, torrentes dé lava, dul­zura infinita de mar en calma, gritos de rebelión salvaje, temblores y angustias de muerte, ansias de eternidad, de vivir y pervivir, El Quatuor op. ­131, me dice, «es música más sublime.', más profunda, más filosófica que jamás se ha escrito; es una de las últimas obras que escribió , su testamento. Para mí es una pieza dura, apenas pene­tro en ella». Al escucharla, yo la veo entrar en su interior, temblar con espasmos de muerte, ex­plotar en encanto de vida y esperanza. Cuando escucha a Beethoven, Cecilia deja este mundo, se adentra en ella misma, y como sí entrara en tránsito, en un sueño, se va transformando en poesía, en drama, en coro de ángeles, en grito de revolucionarios, en vida y muerte, en fuego, so­bre todo en fuego. Jamás con música alguna la siento tan radicalmente transformada: la música la llega, le arrebata las entrañas.

Ella es entonces para mí deseo absoluto.. fuego qué me devora vendaval que me, lleva, al horizonte de la vida y la muerte, instante sublime, música callada del amor, del orgasmo que funde dos almas en una.

«Ven», me dice en la noche callada, con el cielo cargado de estrellas, «ven que escuchemos a Falla. La magia del amor sólo se siente en la no­che escuchando, bailando, la Canción del fuego fatuo de El amor brujo. Siento sus ojos brillar corno centellas; se clavan en mí, me llegan al alma. Sus brazos dan vueltas como. palomas en la Plaza de San Marcos. Sus piernas saltan en torno al fuego, como sátiros en noche de San Juan. Todo en ella tiembla, arde, corre y gira . En la noche estrellada se duerme en mis brazos, es­cuchando el último acordé, del último zapateado de la "Danza del Fuego».

Cecilia es, como dice Juan de Yepes, « música callada, soledad sonora»..

jueves, agosto 09, 2007

VIVIIR EN SEGOVIA. Carlos Arnanz Ruiz

VIVIR EN SEGOVIA

El anónimo autor del POEMA DE FERNÁN GONZÁLEZ
no repara en proclamar que “de toda Spanna Castyella es mejor”
y dentro de Castyella “la Montanna” (de Burgos), es decir:
Santander.

Habitante de la Aldea Global pero avecindado en Segovia y a
diferencia del autor citado, afirmo que “de toda Castilla,
Segovia es mejor”; preferencia debida más a razones subjetivas
que a la querencia de cuna en que presumiblemente coincidimos
ambos.

Vivir en Segovia ha sido para mí y lo sigue siendo, un suceso
trascendente. Segovia es mejor porque así lo he decidido en un
deliberado ejercicio de libertad coherente con el significado de
mi propio nombre Carlos, del germánico Karl, hombre libre.
Debo subrayar, sin embargo, que mi nacimiento en Segovia
fue fortuito (pudo ser en Madrid donde vivía mi abuela
materna), aunque en esta ciudad y en otros lugares de su
provincia vieran la luz antes que yo mis padres, mis abuelos y
un largo etcétera que se retrotrae a varios siglos.

Vivir en Segovia me ha deparado alegrías y penas. La mayor
de las alegrías, pertenecer a una colectividad de muy honda
raigambre histórica como es Castilla y de la que Segovia forma
parte. Precisamente en la mayor creación que llevó a cabo esta
comunidad y cual es su propia lengua, escribo estas líneas que
brotan sentidas, sinceras y un tanto apasionadas.

La mayor de las tristezas, ver a Castilla ay con ella a Segovia,
sumidas en una formidable ceremonia de la confusión en la que
interesados oficiantes reiteran disparatados señuelos que se
disuelven en su propia falsedad.

La entronización del esperpento podría ser hasta divertida de
no estar en peligro la desaparición de uno de los pueblos, el
castellano,
mas significativos de España y aun de Europa. Y
mientras que con mejor o peor acierto caminan hacia el futuro
los demás pueblos de España, Castilla y con ella Segovia, se
aprecian trastabilladas y lo que es peor, fragmentadas y mudas,
víctimas de su propia amnesia.

Sobre las cabezas de los castellanos planean flagrantes
condenas que hipotecan no ya su presente, sino también su
futuro. La cultura castellana sumida en amalgamas bien
dispares, propende a disiparse hasta el punto de que ya no se
dice castellano a nuestra lengua, sino español.

Vivir en Segovia me permite asistir atónito a la dócil
sumisión de los castellanos en numerosos aspectos que
dependen de unas estructuras oligárquicas que han
desnaturalizado el sentido de sus tradicionales libertades que
tanto tuvieron que ver con la lucha contra la injusticia, el
desafuero o la iniquidad.

El panorama no puede ser más desolador. Vivir en Segovia
lleva implícito morir en Segovia. Cualquier segoviano
consciente detecta al instante la desorientación de esta provincia
en una región inventada que ni es León ni es Castilla y en la que
fue metida, no se olvide, a la fuerza.

El pesimismo y la ignorancia hacen que del árbol caído otros
hagan leña. Y devaluada la verdadera personalidad del pueblo
castellano en general y del segoviano en particular, permítaseme
pensar a gritos en la creencia de que estos difícilmente van a ser
escuchados.

C.A.R.

sábado, agosto 04, 2007

Pertenencias múltiples, diversas e irreductibles ,no pertenencias nacionales

por RES


Conviene aclara algunos extremos.

1ª De una manera rigurosa – que no tengo la menor intención de pormenorizar aquí- tradición no significa pasado, ni siquiera origen sino más bien intemporal y eterno; soy consciente de que esto no es un lenguaje fácilmente accesible en la actualidad. Es decir el que verdaderamente se adhiere a la tradición no sigue a los antiguos sino que busca lo que los antiguos buscaban. Una cosa es aprender del medievo y otra cosa es su imposible resurrección.

2º La moderna uniformización del estado moderno ha sido la antesala de la uniformización robótica mundialista, con toda la enorme pérdida de diversidades de todo tipo, difícilmente recuperables. La gestación de la nación moderna y el correspondiente nacionalismo moderno ha producido y sigue produciendo una cantidad tal, de sangre, atropellos, muertes y crímenes millonarios, violencias inauditas y guerras feroces como ninguno de los episodios que se recuerdan desde la aparición del ser un humano sobre el globo terrestre; por lo tanto no veo con alborozo la perpetuación de semejante orden político bajo el adjetivo vagamente honorificiente de que se trata nada menos que de la modernidad, y que por tanto ser nacionalista es algo así como un título de orgullo. Nación y confrontación, nación y guerra, nación y empobrecimiento vital de todo tipo son términos inseparables. Parece que la consigna es: desaparezcamos en nuestras irrepetibles singularidades para sobrevivir (obviamente no como posibles castellanos de ahora sino como vagabundos de un chato mundialismo).

3ª La igualdad formal externa que propugnaba el viejo lema de la revolución francesa, carece del menor sentido sino es precisamente para estimular al máximo la inimitable singularidad interna. Otra cosa es que se pretenda una sociedad cuartelaria (presente en nuestra memoria el comunismo soviético), o el corral de borregos.

4º El nacionalismo moderno constriñe y condiciona las pertenencias múltiples, diversas e irreductibles del ciudadano. Los zarpullidos agudos de nacionalismo periférico en la península ibérica son muy instructivos en ese sentido. El hombre tiene pertenencias múltiples que no es lícito castrar con nacionalismos de vario pelaje. Un hombre es parte de una familia, miembro de concejos varios: locales, vecinales, municipales, ragionales, nacionales, continentales; partícipe de asociaciones profesionales, culturales, miembro de de una organización de dimensión espiritual (cada vez menos), perteneciente a una región (Castilla), luego a un reino (en otras épocas eso era España) o nación, a una organización continental que es el origen del despliegue de una civilización (eso fue antaño Europa, pero mientras no se bombee y achique el nacionalismo es difícil que se recupere esa función). Todo eso por no hablar de la patria que supone un amor, una obra maestra , o un momente de rapto nouménico.
La base del error político moderno es intentar castrar las posibilidades humanas con el nacionalismo.

domingo, julio 29, 2007

Sacrilegios ante el altar del nacionalismo

Sacrilegios ante el altar del nacionalismo

por RES



La insistencia en las bondades del nacionalismo no acaba de ser convincente, quizá convenga aclarar alguno de las opiniones anteriores:

1º. Es notable y esperanzador que hoy día alguien haya transitado por los escritores dedicados a temas tradicionales; eso no obsta para que a pesar de tales lecturas se siga confundiendo tradición y tradicional con tradicionalismo. El tradicionalismo está efectivamente fascinado por el cualquier tiempo pasado fue mejor, no hay más que ver los restos hoy existentes del carlismo, y su obsesión por un legitimismo monárquico desaparecido hace décadas, si no siglos. El tradicionalismo es una de las muchas degeneraciones de la tradición, esta última muy por el contrario carece de dependencia temporal. El transcurso del tiempo agota fatalmente posibilidades de realización en las condiciones espacio-temporales en que vivimos, eso es todo; quizá esto choque al pensamiento moderno que ve en el tiempo un reservorio de posibilidades infinitas a desplegar; ignorando la limitación básica que es en si el tiempo. El progreso y el regreso nada tienen que ver con la metafísica. Las calificaciones de progreso al revés y otras, solo derivan de actitudes emocionales optimistas con el tiempo, que no encajan en la concepción del tiempo de ninguna verdadera tradición.

2ª. Poder y violencia siempre fueron juntos – inevitable-, pero no me refería a eso; lo que quería remarcar es que jamás ha existido una violencia comparable ni de lejos a la aplicada desde la aparición del Estado moderno. Es fácil informarse acerca de ese extremo. Ya las guerras napoleónicas, con sus leva general del pueblo, convirtió las guerras por la liberación revolucionaria en atroces carnicerías, que hizo de las guerras del siglo XVIII unas guerras de minuetto por comparación. Correremos un tupido velo sobre las guerras mundiales de naciones modernas y sus secuelas (acaso inevitables etapas del progreso, asegurará alguno). Nada por tanto que ver con el moderno pacifismo.

3º No se muy bien que quiere decir eso de la diversidad como añagaza para ocultar diferencias sociales: supongo que hay que suponer para entenderla la moderna reducción de lo social a lo económico - única dimensión que hoy se entiende -, y a continuación seguir suponiendo que la mala conciencia de los potentados económicos oculta hipócritamente sus prebendas con la apelación a las diferencias. Parece la interpretación pedestre propia del progresismo más burdo y menesterosos que clama por la justicia homogenea (nada más injusto que la igualdad homogénea).

4ª El estado moderno en cuanto gestor del capitalismo - en cualquiera de sus variantes liberal o estatal-, no ha tenido como meta aminorar las desigualdades sociales más que en la medida que eso constituía un peligro para su propia supervivencia. Jamás fueron mayores las desigualdades económicas entre las personas que las hoy existentes en el estado moderno e idealmente homogéneo, cualquier examen de la distribución de la renta confirma este extremo. Las diferencias económicas de entre un señor feudal y su último siervo eran sencillamente ridículas comparadas entre las de B. Gates y un informático de a pie.

5ª ¿ Igualdad soviética?. Si algún estado fue escandalosamente desigual fue precisamente el estado llamado soviético, donde las diferencias entre el ciudadano, el miembro del partido y no digamos la nomenclatura, eran dignas de las más feroces satrapías orientales.

6ª Las diferencias sociales producen al parecer conflictos e inestabilidades; habría que añadir que conflictos e inestabilidades para el estado moderno. Hasta los tiempos modernos no se habían criminalizado las diferencias, y maldita la falta que tenía el personal de homogenizaciones. Tradicionalmente distinguía la escolástica entre autoritas y potestas, que en una de sus acepciones se puede traducir por autoridad espiritual y poder temporal; la una interna y la otra externa. La nación moderna por principio carece de autoritas, autoridad espiritual, lo interno; por tanto no le queda más que la potestas, el poder temporal, lo externo sin ningún fundamento espiritual, sin ningún anclaje interno, por eso todo son enemigos potenciales a vigilar, todo se puede convertir en un huracán destructor;nada extraño por tanto la espiral inflacionista de poder ; la paranoia es el fundamento del estado moderno; solución: camisa de fuerza homologada.

7º Hay muchos foros para entusiastas de la nación (incluso de lo que denominan nación castellana), del nacionalismo, sus pompas y sus obras. Sería coherente emigrar con armas y bagajes a aquellos pastos los que por sus creencias y vocación están llamados al altar del nacionalismo.

sábado, julio 28, 2007

sábado, julio 21, 2007

Despoblación y Estatutos

TRIBUNA

RAUL DIEZ MUÑOZ

Ahora que se están acabando los dineros de Bruselas, veinte años han pasado desde el ingreso del campo español en la Política Agraria Común (PAC), es un buen momento para reflexionar sobre el desarrollo rural.

¿De qué han servido tantas ayudas venidas de Bruselas? ¿Qué población ha perdido el campo español, y específicamente nuestro campo de Castilla y León, en estos veinte años? ¿Qué hemos hecho para evitar la sangría? ¿Qué vamos a hacer hoy y mañana para no convertir nuestros pueblos en poblados fantasmas?

¡Cómo nos gusta presumir diciendo que nuestra región es la más extensa de Europa¡ También la más despoplada, aunque esto lo digamos menos.

¿Qué soluciones imaginativas podríamos ofrecer desde la política para favorecer la economía del campo y así facilitar la vida de sus habitantes? ¿Y desde el Gobierno Central, y desde el Regional? ¿Qué deberían hacer las diputaciones provinciales? ¿Cuáles son las competencias de cada uno? ¿Podríamos ampliarlas con el fin de hacer llegar a los ciudadanos de nuestros lugares más servicios, más infraestructuras?

¿Se podría redistribuir el mapa de provincias y comarcas de nuestra región autónoma? ¿Cómo se definirían las cabeceras de comarca?

En Segovia tenemos pueblos que se denominan de Iscar o de Arévalo, y Ayllón es cabecera de muchos pueblos de Soria, y Cuéllar de algunos de Valladolid. Ejemplos de que la administración no se ajusta a nuestra geografía física y humana .

¿En un nuevo estatuto de Castilla y León, con otras muchas competencias, no se podría reflejar esta realidad? ¿Qué dice el proyecto del nuevo estatuto catalán al respecto? Seguro que no lo sabemos aunque hayamos firmado en su contra.

domingo, julio 15, 2007

Pacto frente imposición legal (consideraciones ante la aparición de los Ciudadanos de Burgos)

Parece esta sin duda una noticia que a más de uno le parecerá un episodio más de aquellos que describía hace algunas décadas el añorado Luis Carandell en el apartado Celtiberia Show de la revista Triunfo, que seguramente solo los de mi quinta recordarán.

Claro que en realidad las cosas tienen sus antecedentes: la que en su día fue provincia de Santander, provincia de Logroño y la provincia de Segovia; las dos primeras consiguieron su autonomía. ¿ No será acaso esto una confirmación de los que ya hace muchas décadas nos contaba Luis Carretero Nieva, acerca de Castilla no fue nunca una unidad como entienden hoy día los modernos nacionalistas, sino más bien una federación de comunidades?. Probablemente el antiguo estilo de pacto federal y foral, podría reconducir a Castilla a ser la pequeña confederación helvética que apuntaba en sus orígenes. Desde luego que santaderes y logroños jamás querrán saber nada de esa Castilla al viejo estilo imperial leonés de cuño entre nacionalsindicalista y marcado centralismo pucelano.

Todo ello para horror de modernos unitarios al estilo de Alfredo Hernández ese periodista políticamente correcto , partidario de la moderna concentración vallisoletana, alabador de abstracciones unitarias que liquiden para siempre las viejas particularidades de tierras y habitantes, en suma ese “genuino” castellano de “Zamora” (al igual que su coterráneo Amando de Miguel) que propone un nuevo ideal de uniformidad abstracta, etérea y sumisa al poder establecido ( en este caso en Valladolid).

Siempre pensé si ciudadanos por Segovia, plataforma por Cuenca, ahora estos ciudadanos de Burgos, y alguna otra que yo no conozco, no podrían ser la verdadera alternativa de futuro en pro de una federación foral que acabe de una vez con las concentraciones de poder y dinero en capitales metropolitanas, la multiplicación de la estructura estatal en pequeño, la imposición de uniformidades no pedidas, la delegación absoluta de la política en manos de los partidos, la nación como alineación bélica contra el otro.

No corren ahora tiempos propicios para ello, de ahí precisamente su encanto romántico como causa perdida o casi. Se nos insta urgentemente a la alineación para defender la nación, contra otras naciones emergentes más peligrosas en su agresividad que la ya existente. Se ignora que los motivos profundos de comunidad –de unión común entre los hombres- han desparecido casi por completo en occidente, y que las alegaciones en pro de ventajas económicas y comerciales no podrán en el fondo solventar esa carencia.

Para despecho de nacionalistas, la última de las cualidades que poseen los castellanos es su sentido local de provincia, heredera en muchos casos de las antiguas comunidades de villa y tierra. Depurada de sus componentes caciquiles, puede ser un factor a aprovechar. Aplastar ese sentimiento en pro de un nacionalismo abstracto es un error sin salida, tanto menos cuanto el sentido nacional del castellano se confunde mucho más que en cualquier otra región con lo español.

En estos momentos de inevitable disgregación de España, intentar concurrir en Castilla con otro nacionalismo más en liza y en guerra para acelerar ese proceso es el mayor de los disparates. El verdadero federalismo – cuyo ejemplo paradigmático es sin duda el suizo – comienza desde abajo, desde las comunas y cantones (ayuntamientos y provincias); las naciones soberanas e independientes no se federan nunca, a lo sumo pueden intentar componendas asimétricas con nombres más menos pomposos como confederación o zarandajas de otro tipo que nada tienen que ver con la federación auténtica.

Una Castilla que tenga algo de auténtica será federal o no será.

jueves, julio 12, 2007

El Barco de Avila ¿leonés o castellano?

En efecto el Barco de Ávila fue salmantino antes de la divisón provincial de 1833. Claro que antes de ser salmantino perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Ávila, de la que fue posteriormente segregado.O sea que hubo un baile entre Castilla y León, que también se produjo en otras zonas.

La frontera entre el antiguo reino de León y el de Castilla, pasaba más o menos entre las actuales provincias de Ávila y Salamanca; todavía quedan algunos pueblos que recuerdan aquellos límites, tal es el caso de Zorita de la Frontera, hoy en la provincia de Salamanca.

Otro caso singular fue Bejar, originariamente leonés, posteriormente incorporado a la comunidad de villa y tierra de Ávila , luego segregado como comunidad independiente.

Las tieras sudoccidentales de la actual provincia de Ávila, fueron segregadas con el tiempo de la c. de v. y t. de Ávila (Piedrahita, La Horcajada tierra de socarraos, El Barco tormesino) y otorgadas en señorío, fundamentalmente a la nobleza leonesa (caso del Duque de Alba en el Barco).

¿ Se les podría calificar de pueblos leoneses?. Esto nos lleva a una interminable discusión, basada más que nada en preferencias emocionales. Si acaso el pueblo que tiene más conciencia de ser salmantino por esa zona es Becedas, el pueblo donde Santa Teresa recibió la inspiración esencial de su camino , leyendo el Tercer Abecedario Espiritual de Osuna.

Hay por el contrario bejaranos que se consideran castellanos por la efímera pertenencia de Bejar a la comunidad de Ávila. Al igual que hubo C de v. y t. en Toledo de muy breve duración y que ahora utilizan algunos como título de castellinidad indiscutible.