jueves, febrero 19, 2009

La realidad de Castilla y León como proyecto común

A propósito del comentario editorial “Aniversario para unir”, publicado en este periódico el pasado sábado día 14 de febrero, y dedicado al 1.100 aniversario del Reino de León, me parece oportuno y necesario replicar algunas de las consideraciones que en él se hacen. Se afirma, en primer lugar, la diversidad de Castilla y León; y esto es evidente para cualquiera ya que se trata de dos regiones diferentes: el antiguo Reino de León, por una parte, y los restos de Castilla La Vieja, por otra; además, el gigantismo del territorio autonómico no puede por menos de exagerar esa heterogeneidad. Pero después se ataca a los que atizan el agravio provinciano o el enfrentamiento entre territorios, a los que acusa de supina ignorancia histórica y de la responsabilidad de estar debilitando este proyecto común que es Castilla y León, heredera orgullosa de las hazañas de dos viejos y sabios reinos: León y Castilla. Me parece que se incurre en varias contradicciones: primero, se mencionan dos reinos diferentes, el nacimiento de uno de los cuales se quiere celebrar, pero también se habla de un proyecto común que es Castilla y León. En todo caso, lo que no se puede acusar a los críticos con el desaguisado autonómico, es de ignorancia histórica pues el mismo editorial concluye citando dos reinos diferentes. Segundo, si es un proyecto común ¿cómo es que se reconocen enfrentamientos entre provincias? Será que el proyecto no es tan común cómo parece. Cuando se constituye en España, con la Constitución de 1978, el actual Estado de las Autonomías, cada una de las entidades regionales históricas pudo acceder al autogobierno, menos las regiones de León y de Castilla. Por otra parte, no existen enfrentamientos entre provincias, lo que existen son movimientos de oposición al actual diseño territorial autonómico; en gran medida generados por una clase política que, de forma suicida, está centralizando todo en la capital de esta ficción que se llama Castilla y León. La prueba de la falsedad de esos enfrentamientos son las buenas relaciones que el movimiento castellanista y burgalesista ha mantenido y mantiene con distintos grupos leonesistas. No hay oposición ni diferencias ni enfrentamientos entre grupos como la UPL o el PREPAL con CiBu o con cualquier otro grupo castellanista, todo lo contrario colaboración y aprecio. La razón es meridiana, ambos comparten una común opresión y un común enemigo: la elite de este engendro autonómico que tiene por centro y sede a la ciudad del Pisuerga.


José A. Amo
Ciudadanos de Burgos por Castilla La Vieja (CiBu)

1 comentario:

Anónimo dijo...

podemos dezir que Valladolid mas bien pareze Pasta-dolid.