jueves, enero 31, 2008

domingo, enero 27, 2008

Jovenes Salmantinos


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sábado, enero 26, 2008

Ser y Razón de lo Castellano (5 de 7): La división provincial del siglo XIX

Las Merindades y las Comunidades de Villa y Tierra pervivieron, como estructura socio-política y administrativa hasta la moderna división provincial de 1833.

Lo malo de la reforma de 1833 es que prescindió totalmente de la historia y tuvo su particular visión de la geografía, La reforma de 1833 varía profundamente la organización territorial de la España tradicional. En razón de favorecer la instrumentalización centralista, y al servicio de este objetivo, por preocupaciones pragmáticas de unificar en lo posible las provincias en extensión y población, rectificar límites, suprimir trazados sinuosos y eliminar enclaves, dibuja sobre el mapa nacional unas líneas divisorias provinciales en gran parte arbitrarias, sin respaldo alguno histórico ni geopolítico, que muchas veces separan, a uno y otro lado de la raya, poblaciones que desde hacia muchos siglos habían estado y vivido unidas en las mismas Comunidades de Villa o Ciudad y Tierra.

Lo peor, pues, fue que se suprimió lo que quedaba de algunas instituciones, sobre todo las Comunidades de Villa y Tierra, que debieron subsistir, como entidades intermedias entre la provincia y el municipio y forma de protagonismo y participación popular. Se acabó, así, con la poca autonomía comarcal y local, quedando las provincias como parcelas controladas y al servicio del centralismo, preparando el camino a la desamortización a favor de la burguesía y el caciquismo, rotos los lazos comunitarios y abandonadas las aldeas a su propia suerte.

Al quedar desprovistas de su genuino carácter de instituciones territoriales de derecho público y político de Castilla, las viejas comunidades dejaron realmente de ser. Consiguientemente, las extensas y ricas propiedades comuneras, por las voraces vías de la intrusión privada y de la desamortización liberal, se transfirieron en su mayor parte a la propiedad particular de los sectores sociales más poderosos; lo que acarreó, inexorablemente, el empobrecimiento y ruina general de los pueblos y una gran atonía colectiva en la vida rural. Sólo algunas Comunidades lograron mantener algo de su patrimonio económico.

Las Comunidades debieron ser respetadas en su territorio, jurisdicción y patrimonio. Toda reforma pública ha de cimentarse en un presupuesto, tan necesario como generalmente incumplido: el conocimiento completo de lo que se quiere reformar y la participación de quienes van a sufrir o gozar sus consecuencias de forma más directa.

Inocente García de Andrés
Socio fundador de tierra CASTELLANA
Miembro fundador de Comunidad Castellana.

Ser y Razón de lo Castellano (4 de 7): Las Comunidades de Villa y Tierra

Las Comunidades de Villa y Tierra eran repúblicas populares que, dentro del reino de Castilla, poseían los atributos de los estados autónomos de una federación. Castilla, el viejo reino de Castilla, era, a grandes rasgos, un estado federal, un conjunto de comunidades autónomas.

La Comunidad tenía soberanía y jurisdicción sobre un territorio muy variable que comprendía varios pueblos (a veces más de cien y aun de doscientos), teniendo cada aldea, a su vez, una cierta autonomía local y vida propia dentro de la Comunidad.
El poder emanaba del pueblo y era ejercido en el Concejo de la aldea o de la Comunidad. Alcaldes y regidores son de elección democrática. Los concejos son abiertos, y en ellos participa todo hijo de vecino, cuando son convocados a campana tañida y repicada, en el pórtico exterior de la iglesia y a la sombra de viejos olmos plantados junto a ella.

La Tierra (así se llama el territorio comunero fuera de la villa o ciudad cabeza) está dividida en distritos administrativos que abarcan varios pueblos. Estos distritos se llaman sexmos, ochavos, cuartos o quintos, según hemos señalado anteriormente. Cada uno de ellos nombra sus procuradores-representantes en el Concejo de la Comunidad.
Las Comunidades tienen fuero y jurisdicción únicos para todo el territorio. Los ciudadanos son todos iguales en derechos.

Las fuentes naturales de producción son patrimonio de la Comunidad, principalmente los bosques, aguas, pastos, dehesas ... coexistiendo, con esa propiedad colectiva, la propiedad privada de casa y tierras de labor y huertas. Era también de propiedad colectiva el subsuelo – minas y canteras – y, en muchas ocasiones, ciertas industrias de interés general como fraguas, molinos y otras.

Como el suelo es propiedad de la Comunidad, ésta puede repoblarlo haciendo surgir nuevas aldeas. Estas aldeas se extienden por la Tierra de una Comunidad, y sus alcaldes sólo pueden juzgar en causas menores; para asuntos de mayor importancia están el concejo comunero y los jueces de la Villa, quienes deciden, teniendo poder incluso para condenar a la pena capital, en las circunstancias especificadas en los Fueros.

La suprema autoridad del estado castellano residía en el Rey, que debía ejercerla con sujeción a los Fueros. La justicia correspondía al Monarca, pero en suprema instancia y con arreglo al “fuero de la Tierra” respectiva. Los reyes debían juzgar los Fueros; bastando para ello el juramento de los Fueros de cualquiera de las Comunidades. Las demás, por su parte, se aprestaban a acudir al rey para que les confirmara en su fueros, usos y privilegios. Recordemos, por ejemplo, cómo la propia reina Isabel la Católica bajó desde el Alcázar a la Iglesia segoviana de San Miguel, lugar donde se reunía el concejo de la Ciudad y Tierra, para jurar allí los fueros de esa Comunidad y, en ellos, los de Castilla en general; siendo, tras este requisito, proclamada reina de Castilla.

Las Comunidades poseían ejércitos con enseña propia y capitanes designados por ellas; milicias concejiles que seguían el pendón propio del Concejo. Naturalmente que el jefe supremo de los ejércitos era el Rey, a cuyas órdenes, o de la persona en quien delegara su mando, actuaban los capitanes de las milicias concejiles. Muy importante fue el papel de las mismas en la lucha de la Reconquista y destacado el que desempeñaron en aquella decisiva batalla de las Navas de Tolosa y conquistas andaluzas. Por último, los Concejos tenían una ciudad o villa como capital: centro jurídico - administrativo, económico y social de la Tierra.

Sánchez Albornoz, en repetidos textos, ha escrito también con su característica brillantez, la grandeza histórica de la Extremadura castellana y de sus comunidades concejiles: “La repoblación de entre Duero y Tajo – dice – facilitó el nacimiento de una red fortísima de pequeños y grandes Concejos que se dividieron toda esa basta zona, no menos extensa que la comprendida entre el Duero y las Sierras cantábricas. Las comunidades contrapesaron la potencia económica y política de los magnates y de la clerecía; los núcleos urbanos que les sirvieron de centro vital fueron cada vez más populosos y se hallaron al frente de extensísimos términos municipales, poblados de aldeas; y ningún señorío del Reino se les pudo equiparar en población y en fuerza militar y económica ni logró organizar una milicia capaz de acometer las aventuras heroicas que llevaron a cabo, hasta en Andalucía. En Castilla esa apretada red de grandes concejos vino a sumar nuevas y poderosas masas de hombres libres y propietarios a los que habían surgido al norte del Duero a raíz de la primera repoblación de los siglos IX y X. Y así se constituyó una extraña comunidad histórica alzada sobre una amplia base democrática, un pueblo único en Europa y en España. Sí, también en España. León tenía el terrible peso muerto de la Galicia señorial y el señorío había triunfado, así mismo, en Asturias y hasta en los llanos leoneses situados al norte del Duero. En Aragón, las zonas comuneras no lograron superar a las zonas señoriales en que las masas labradoras se hallaban en condición servil. Y en la Cataluña feudal era aún menor que en Aragón la población no sojuzgada por la dura garra de los señoríos laicos y eclesiásticos. Sólo el País Vasco, tan unido a Castilla por lazos de sangre y de historia, se hallaba, también, organizado democráticamente”.

Inocente García de Andrés
Socio fundador de tierra CASTELLANA
Miembro fundador de Comunidad Castellana.

Ser y Razón de lo Castellano (3 de 7): La personalidad del pueblo castellano

La personalidad de un pueblo se expresa en sus instituciones y formas de vida. Castilla ha sido definida como comunera, democrática y foral. Esto se hace palpable en sus instituciones socio-políticas esenciales que son las Merindades y las Comunidades de Ciudad o de Villa y Tierra, de las que hablaremos seguidamente.

Al norte del Duero, los castellanos de la Castilla condal vivían una vida comunal en su Merindades y Behetrías, en aldeas libres, comunidades locales autonómicas con personalidad jurídica propia indudable, expresada en sus concejos abiertos, que poseían colectivamente los prados, montes, aguas, etc.

Naturalmente, la Castilla norteña del siglo X llevo este modelo a los vastos territorios de la Extremadura – al sur del Duero -, pero modificándolos por razones espacio-temporales y creando, a su vez, nuevas instituciones populares que reproducen, en muchos aspectos, lo que fueron sus viejas estructuras celtibéricas sobre ese mismo territorio: las Comunidades de Villa y Tierra o Concejos de Villa y Aldeas.

Efectivamente, superada por Castilla la vieja frontera del Duero y encontrándose al sur de dicha frontera otras circunstancias socio-políticas y espaciales, comienza la tarea de asentamiento y repoblación que queda reflejada en los Fueros de los siglos XI y XII.


En esos cien años se rompe definitivamente la dualidad urbano-rústica y acaba implantándose con éxito el modelo concejil más evolucionado, que tiene su origen y sus raíces en la Castilla norteña de las Merindades: El Concejo de Villa y Aldeas o Comunidad de Villa y Tierra.

Ciudades o Villa – cabezas – se ensamblan con las aldeas y lugares de sus respectivos territorios jurisdiccionales (alfóz, término, tierra) y se funden en un todo orgánico. La integración entre lo rural y lo urbano se hace a través de las colaciones o parroquias de la capital, vertebrándose el territorio en demarcaciones administrativas a modo de distritos urbano-rústicos.

Este es el origen y significado de las circunscripciones territoriales conocidas con la denominación más corriente de sexmos, y otras más singulares de cuartos (Buitrago), quintos (calatañazor), sexmas (Molina de Aragón), ochavos (Sepúlveda).

Esta peculiar organización administrativa del territorio municipal, primero en distritos urbano-rústicos y, después, desdoblados en las componente urbana y rural, aparecen en las Extremaduras de León y sobre todo de Castilla, al sur del Duero y hasta el Tajo.

Es sobre todo en la Extremadura castellana – provincias actuales de Soria, Segovia, Ávila, Madrid, Guadalajara y Cuenca (en su zona serrana y alcarreña), donde los Concejos o Comunidad de Villa y Aldeas o Tierra, adquieren su particular significado y protagonismo.

Es verdad que no hay una delimitación tajante y que existen zonas de transición e influencia, al menos las colindantes, como la Extremadura leonesa, algunas zonas de Aragón y del reino de Toledo. Se puede hablar, sin embargo, de las Comunidades de Villa y Tierra como algo propio y peculiar de Castilla, ya que es en su área donde cuaja este tipo de institución con más perfección y amplitud; pudiéndose afirmar, igualmente, que es desde Castilla de donde se lleva a estas otras zonas de los reinos de León y Toledo.

Ello nos permite, así mismo, hablar de las Comunidades de Villa y Tierra como de instituciones fundamentales que, juntamente con las Merindades de la Castilla norteña, conforman y expresan la personalidad del pueblo castellano.

Inocente García de Andrés
Socio fundador de tierra CASTELLANA
Miembro fundador de Comunidad Castellana.

Ser y Razón de lo Castellano (2 de 7): El espacio físico castellano

Ser y Razón de lo Castellano (2 de 7): El espacio físico castellano


No se puede confundir a Castilla con la Tierra de Campos o con la llanura Manchega. El tópico de la inmensa llanura castellana carece de sentido real; esas llanuras no son castellanas. La Tierra de Campos - como dijera el historiador portugués Oliveira Martins- es la base geográfica del reino de León. La llanura manchega, pertenece al reino de Toledo. Castilla no es la meseta o la llanura inacabable y monótona, sino una tierra primordialmente montañosa y serrana, quebrada y diversa.

El país que en los viejos romances se canta como Castilla la gentil y que alienta en la literatura genuinamente castellana, como el poema de Mío Cid, el de Fernán González, las estrofas de Gonzalo de Berceo, el Libro del Buen Amor o la serranillas del Marqués de Santillana.

En efecto, el suelo de Castilla la dista mucho de ser una dilatada e interminable planicie, y es éste uno de los más altos falsos conceptos que sobre nuestra región se están continuamente propagando. Castilla encierra en su seno varios de los nudos montañosos más abruptos de la Península ibérica y en nuestro territorio se hallan las altas fuentes del Ebro y del Duero. A manera de espina dorsal cruza toda la superficie de la región la cordillera ibérica, que la atraviesa de norte a sur incluidas las serranías de Cuenca, y penetran en ella las otras dos cadenas montañosas, cantábrica y carpetana, ocupando la primera terrenos de las provincias de Santander y Burgos y atravesando la segunda la parte meridional de las de Segovia y Ávila. El territorio ofrece, como consecuencia de esta variedad de montañas, un relieve bastante complejo, comprendiendo abruptos nudos de cordilleras, una red de barrancos y cañones por la que, entre altos páramos, circulan los afluentes del Ebro y el Duero, valles profundos de altas y verdes praderas y hondonadas peladas abiertas entre las peñas. Los páramos se superponen unos a otros, como los peldaños de una escalera; son, a veces, de algunos kilómetros de extensión; pero hasta en los parajes más llanos hay siempre una colina, una escarpada o un valle inmediatos. Es decir, no hay grandes llanuras en Castilla, como ocurre en el reino de León y en la Mancha, pues en cualquiera de los lugares de Castilla se halla presente la correspondiente cordillera, alzando sobre el país sus cumbres.

Altas cumbres de los picos de Europa, en Santander. Altas cumbres en el macizo montañoso entre las provincias de Burgos, Logroño y Soria, en la zona que se puede considerar el corazón de Castilla la Vieja: Picos de San Millán, de San Lorenzo o Picos de Urbión, algunos de los cuales superan los dos mil metros de altura, Sierras de los Siete Infantes de Lara, de la Demanda, de Neila, de Cebollera, del Almuerzo.

El tercer grupo de montañas de nuestra región se halla en la provincia de Ávila, de la que ocupa la parte meridional. El núcleo principal en la sierra de Gredos, de la que derivan la sierra de Ávila y las Parameras, con cumbres que superan igualmente los dos mil metros, entre los que destaca Pico Almanzor.

Aun hemos de hablar del Sistema montañoso central: Sierras de Guadarrama, Ayllón y Pela, en las provincias de Segovia, Madrid, Soria y Guadalajara, con altas cumbres como Peñalara, Pico Lobos, Ocejón o Alto Rey.

La cordillera ibérica, finalmente, con cumbres como el Moncayo al norte, y Serranías de Tierra de Molina o de Cuenca al Sur.

Concluyendo podemos decir que Castilla es fundamentalmente un país montañoso, donde nacen los ríos: Ebro, Duero, Tajo, Júcar. Castilla no es la cuenca del Duero, como algunos pretenden. Hay un viejo dicho de la Castilla norteña que dice: ¡Ay, Ebro ladrón, que naces en Castilla y riegas Aragón! Efectivamente, el Ebro nace en tierra castellana, la Montaña de Santander, y recorre el norte de la provincia de Burgos y atraviesa la provincia de Logroño; un total de más de ciento ochenta kilómetros de recorrido por tierra castellana, antes de entrar en Aragón.

Inocente García de Andrés
Socio fundador de tierra CASTELLANA
Miembro fundador de Comunidad Castellana.

miércoles, enero 16, 2008

Ser y Razón de lo Castellano (1 de 7): Introducción

El pueblo castellano ha perdido la memoria de su verdadero pasado y la conciencia de su personalidad, e ignorándose a sí mismo permanece enajenado, a disposición de todos los expoliadores, entre los que ha ocupado un lugar preferente el Estado español en sus diversas versiones históricas. Finalmente, hemos asistido a su desmembración en siete trozos en estos años de la democracia y las comunidades autónomas: La Montaña Cantábrica; el territorio castellano de Castilla y León, de Castilla La Mancha, de Cáceres; la provincia de Madrid, La Rioja, y la comarca de Requena-Utiel en la actual Valencia.

No faltó una fuerte oposición, especialmente en la provincia de León y también en la de Segovia, que fue ignorada en los últimos días de la UCD en el caso de León. En el caso de Segovia, fue más grave. A pesar de que el pronunciamiento de los ayuntamientos fue contrario a su integración en la Preautonomía de Castilla y León, fue integrada en dicha autonomía por Real Decreto de Felipe González apenas tomó posesión del Gobierno por el Partido Socialista, alegando el interés del Estado: Había que cerrar, de la forma que fuera, el proceso de la configuración autonómica.

La voz de movimientos castellanistas, especialmente de Comunidad Castellana, se levantó clara y diáfana reclamando tiempo para la recuperación de la conciencia, sin que las prisas por solucionar el problema Vasco y Catalán tuvieran que precipitar las cosas. Para que un pueblo viva es necesario que recupere la conciencia histórica, base de su identidad.

Una constante básica del pensamiento de tierra CASTELLANA, siguiendo a los más clarividentes regionalistas castellanos representados por Luis Carretero Nieva y su hijo Anselmo Carretero Jiménez, es la tesis de que León y Castilla son dos identidades diferentes. No hay que olvidar nunca que Castilla es la palabra que surgió para dar nombre a una nación engendrada en el seno del reino de León y emancipada después de su poder. No hay que olvidar que Castilla se agregó nuevamente al reino leonés y que volvió a separarse de él varias veces. No hay que olvidar que Castilla es la palabra que sirvió posteriormente para designar a un conjunto de pueblos y reinos agregados, pero cometiendo la impropiedad de aplicar al todo el nombre de una parte, cuando se llama Castilla a la Corona de Castilla que abarcaba el reino de León, con Asturias y Galicia y Extremadura; el reino de Castilla con los Señoríos de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava; así como los reinos de Toledo, Murcia, Jaén, Granada y Sevilla, etc. A todo estos territorios y pueblos se llama frecuentemente Castilla, sin embargo se está hablando de la Corona que los engloba a todos (las Coronas unidas de Castilla y León).

Castilla necesita descubrir su ser y razón. Despertar al conocimiento de nosotros mismos, de nuestra identidad de pueblo. Rescatar nuestra genuina tradición popular y democrática; recuperar la Castilla auténtica y promover su desarrollo cultural y vital. Y, además, desde esa posición, en conjunción igual y fraterna con los otros pueblos de España, llevar a efecto la construcción de una comunidad nacional española cada vez más libre, progresiva, fecunda y solidaria.

La actual división autonómica ha negado a Castilla lo que le correspondía por la Constitución, formar su propia comunidad autónoma, toda y sola Castilla, sin mezclas ni confusiones, con el mismo derecho que las demás Comunidades históricas. Tenía, y tiene derecho, a que se cumpla el precepto constitucional que habla de “proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”, como reza la Constitución en su preámbulo; idea reiterada en el artículo 2 que reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que integran España.

La campaña publicitaria en pro de la autonomía de las nuevas regiones castellano-leonesa, Castellano-Manchega, etc. se hizo sin respetar ese mandato constitucional, pues no reconoce el derecho de Castilla a formar su propia Comunidad autónoma, so pretexto de la necesidad de modernizar el país sin perder tiempo en “vanos historicismos”. En tales circunstancias, argumentaban estos modernizadores, la definición de la identidad histórica y del territorio geográfico de la región debía excluirse en aras del progreso ante las necesidades urgentes del desarrollo de la economía regional a nivel europeo.

Sin embargo, la defensa de Castilla – como la de cualquier otra nacionalidad o región histórica- en cuanto entidad autónoma en el conjunto de los pueblos de España, no puede plantearse en términos exclusivamente económicos, presentándola con las ventajas y los inconvenientes de un proyecto financiero. No se puede negociar la identidad y los sentimientos regionales en el mercado político. Los castellanos tenemos derecho a amar nuestra región, y a trabajar por un progreso y desarrollo manteniendo nuestra propia personalidad y cultura.

Inocente García de Andrés
Socio fundador de tierra CASTELLANA
Miembro fundador de Comunidad Castellana.

martes, enero 15, 2008

PRO DERECHOS CONSTITUCIONALES DEL REINO LEONÉS Y DE CASTILLA LA VIEJA

Desde los entornos de convivencia próximos, en las Regiones constitucionales (de la Nación Española y de la Unión Europea) del Reino Leonés (el País de los Leoneses) y de Castilla La Vieja( el País de los Castellanos)manifestamos:

a) El mantenimiento del irrenunciable derecho constitucional que la Voluntad Soberana de la Nación Española nos manifestó, de forma expresa el día 6-12-1978, en el Referendúm Constitucional, en orden a la categorización del Reino Leonés (con sus provincias) y de Castilla La Vieja (con sus provincias), como Regiones de España, con la plena asunción de sus respectivos reconocimientos, de forma plena, y en atención a sus correspondientes garantías de formalización en sendas comunidades autónomas para el Pueblo Leonés y para el Pueblo Castellano.

b) La validez de los votos emitidos, tanto por el Pueblo Leonés como el Pueblo Castellano, en la fecha del 6-12-1978, en y para la aprobación de la Constitución Española, marcan el más amplio respaldo democrático (efectuado de forma totalmente libre), a las Regiones Históricas del Reino Leonés y de Castilla La Vieja.

c) El compromiso público, desde la total y plena vigencia del Reino Leonés y de Castilla La Vieja el día 6-12-1978, en pleno parangón al resto de las Regiones de España, en tan especial, crucial y significativo momento del proceso histórico de España, por mantener nuestros correspondientes apoyos, sin ningún tipo de fisuras, a todo el articulado de la Constitución Española.

d) Nuestra voluntad de hacer presente en ambas Regiones Históricas de España, como son tanto el Reino Leonés como Castilla La Vieja, la plena aplicación del Artículo 2 de la Constitución Española.

e) La constitucionalidad de las provincias leonesas y de las provincias castellanas, que se da por asumida por todos, también implica, la de sus respectivas y correspondientes Regiones matrices, que para el Pueblo Leonés es el Reino Leonés y para el Pueblo Castellano es Castilla La Vieja, tal y como acontece con el resto de las Regiones de España.

f) La Constitución Española en ningún apartado de todo su articulado, tiene manifestación o traba alguna que impida o prohíba la plenitud constitucional del Reino Leonés y de Castilla La Vieja, en tanto y cuanto son Regiones de España y de la Unión Europea.

g) Vamos a actuar, en todo momento, ocasión y lugar, en pro de los derechos constitucionales del Pueblo Leonés y del Pueblo Castellano, y frente a cualquier coyuntura ocasional, cambalache político o menoscabo, en cualquier forma que fuere, del Reino Leonés o de Castilla La Vieja, alzaremos nuestras voces y exigiremos el total cumplimiento de nuestros derechos constitucionales.



Francisco Iglesias Carreño
Partido Regionalista del País Leonés
PREPAL

José Peñacoba Arroyo
Partido Regionalista Castellano
PREC

18 de abril de 2001

jueves, enero 10, 2008

Volveremos a ser campesinos 4

VIAJE AL ABSURDO

La división del trabajo y las producciones hizo nacer grandes regiones especializadas, los cerdos en Bretaña, los cereales en Beauce, la concentración de las ganaderías y el alejamiento de las zonas de producción vegetal que hacen imposible la complementariedad beneficiosa de estos producciones así como su alta rentabilidad.

El ganadero bretón solo sabe hacer montañas de estiércol líquido que producen sus fábricas cerdos. Este " oro negro" podría fertilizar las tierras agrícolas de la cuenda parisina en lugar de los abonos químicos, y recibir a cambio las producciones vegetales para 1a alimentación animal, en vez de las hogazas exóticas y otros P.S.C. que componen un 80% de nuestras importaciones (55 millones de toneladas al año para los ganaderos europeos). Pero los transportes serían, parece, demasiado costosos. Esta es la razón por la que el ganadero bretón utiliza las proteínas de soja de Brasil o la mandioca de Tailandia, a cambio de las cuales el cerealista beauceron (de Beauce) expide a países alejados los contingentes de cereales de los sabe que hacer. Es mucho más complicado, es preciso pensar, pero no se pagan a los tecnócratas para hacer cosas simples, y sobre todo es mucho más rentable para algunas sociedades anónimas que regulan el juego de los intercambios haciendo pagar el altos precios a los protagonistas ciegos de la comedia y prorrogando los desórdenes y los costos sociales, paro, escasez, excedentes, contaminaciones, déficit de la balanza comercial, sobre la colectividad de los contribuyentes. Sin olvidar las campañas de caridad pública para volver a dar algunas migajas a los que han organizado tan bien la penuria.

A parte de eso, nuestra alimentación no es cara, como lo dicen con un tan bonito coro los "observadores" económicos y políticos. Lo que es muy costoso en cambio, son las medidas de apoyo de sistema, que afortunadamente no figuran en los mismas estadísticas...

El GATT (6) vela para que esta maravillosa máquina fabricar rehenes económicos pueda seguir funcionando, guardando bien seguro la mejor parte para el Tío Sam, como lo ilustran sus tentativas actuales de hegemonía sobre el sistema alimentario mundial por medio de 1a Ronda de Uruguay. Por ello se impusieron progresivamente < circuitos largos >, devastadores de espacio y entorno, donde se ve a los alimentos hacer tres veces la vuelta de la Tierra antes de llegar al plato del consumidor europeo (espárragos de Perú, pepinillos de Sri Lanka, zanahorias de Turquía, soja de Brasil, judías de la Africa subsahariana, miel de China...) Esta situación es explosiva ya que debilita exceso los sistemas alimentarios de todos los países, del nuestro incluso. No solamente dependemos de una única energía, el petróleo, sino comprometemos o abandonamos progresivamente nuestras herramientas de producción en favor de países alejados que pueden dejar de la noche a la mañana de abastecerlos. ¿Cuánto tiempo será preciso para reconstituir las explotaciones agrarias necesarias, y lo que es que costará si de un único golpe debemos encontrar nuestra autonomía de subsistencia?

Es a la vez la seguridad alimentaria y la paz civil que se cuestiona en tales derivas, si continuamos a mecernos en ilusiones en cuanto a la infalibilidad de nuestro sistema. Sin olvidar el número creciente de los excluidos del progreso, que hacen que pronto las muchedumbres sin rentas bordearan montañas de mercancías sin mercado. Es la parada inevitable delante de la cual se romperán las locas ambiciones de la minoría egoísta de los especuladores financieros.

En una economía agrícola respetuosa de los hombres y territorios, la política urgente sería reconstituir los circuitos cortos, al menos para lo esencial de nuestras necesidades. El sistema de aprovisionamiento actual es una aberración consecuencia de una competición internacional suicida. Es incontrolable y perjudicial para los recursos energéticos del planeta. Su costo social es insoportable: energía, transportes, conservación, largos almacenamientos, embalajes especiales, alteración de la calidad, contaminaciones múltiples... En Francia se pudo medir su vulnerabilidad. ¡La huelga de los camioneros en el verano de 1992 ha estado a punto de instaurar el hambre en ocho días, en un mundo reputado de abundancia! No es normal que nuestros productos alimenticios, nuestros bienes esenciales, estén producidos al otro extremo del mundo, cuando podemos y debemos producirlos en casa, en condiciones económicas y ecológicas bien más satisfactorias, mientras que ponemos las tierras en erial y los hombres dejan en barbecho... Una región debe poder producir lo esencial de las necesidades de su población, sin ir a expoliar, por multinacionales interpuestas, los recursos vitales del pueblo del Tercer mundo, del que las mejores tierras sirven fabricar nuestros excedentes, mientras que dejamos los nuestras en barbecho.

Podríamos así encontrar un equilibrio y una seguridad, mucho mejor que en objetivos obsesionales de monocultivo e importaciones. Estas orientaciones conducen uniformar los sistemas destruyendo todo el tejido microactividades necesarias la vida de una región, no promover más que algunas grandes producciones especializadas que no solamente absorben la mayor parte de las ayudas públicas (subvenciones), pero que, bajo el pretexto de ser competitivas, suprimen al mismo tiempo los empleos. Lo que no les impide ser rápidamente fragilizados y desestabilizados por la competencia mundial, como fue el caso de la metalurgia, de la viticultura en otro tiempo, el pastoreo y los cereales hoy día... En lengua campesina, se llamaba a esto " poner todos los huevos en la misma cesta".

Esta cesta, los campesinos de hoy, hiperespecializados y tan dependientes como los urbanícolas, van a llenarlo al supermercado de la ciudad, con quizá los espárragos de Perú, la miel de México, la mantequilla de palma tailandesa, los fresas de Chile, las judías de la África subsahariana, el leche en polvo y la oveja neozelandesa, etiquetada " cordero de Sisteron".
La historia que me dijo el profesor Mathé ilustra con humor las absurdidades de la situación. Hace algún tiempo, un accidente banal causó de importantes desgastes y un bloqueo prolongado de la circulación en la región parisiense. Un semirremolque procedente de Holanda, cargado de tomates para España, tomó en contrasentido un ramal de la autopista del Sur. Entró en colisión con un semirremolque español, cargado de tomates para Holanda... ¿Quién gana en esta persecución cruzada, esta noria de camiones, que unas veces transportan sobre millares de kilómetros géneros que pueden ser producidos localmente, y que otras veces los retoman para retransportarlos lejos, en forma de basuras domésticas, en vez de reciclarlos in situ?

Este sistema antieconómico, antiecológico e antisocial subsiste porque la sociedad prefiere cerrar los ojos sobre las consecuencias de estas prácticas, que vamos a deber pagar mañana a alto precio después de haberse negado a asumirlos hoy a su costo real. Y también porque no tenemos el valor de reformar prácticas altamente nocivas e inútiles, que hipotecan nuestro futuro y el de nuestros niños.

Es una verdadera carrera contra el reloj que es necesario comprometer, en el momento en que constatamos sobre los grandes relojes de la Historia que la deforestación avanza al ritmo de 25 hectáreas al minutos, que el desierto absorbe una hectárea cada cuatro segundos, o sea el equivalente anual de un territorio como Bélgica, que los campesinos desaparecen por millones cada año, una explotación cada treinta segundos en el mundo, todos los cuartos de hora en Francia, mientras que en el mismo tiempo la población mundial aumenta en tres individuos todos los segundos... una China cada diez años (según Cousteau).

Por supuesto este catálogo de desórdenes no tiene solamente por respuestas las soluciones técnicas. Si bastara con remediar técnicamente los males que nos abruman, seríamos muy eficaces y muy felices hoy. Pero la crisis hunde sus raíces en el alma humana, y son en primer lugar los desórdenes del corazón del hombre, y su cabeza lo que es preciso cuidar. Rehabilitar la función de campesino, cesar de vaciar los campos para llenar suburbios superpoblados, donde se desarrollará pronto un nuevo terror de los bárbaros a imagen de la sociedad americana, donde la coronación del progreso será a fin de cuentas <>; ¡sublime éxito de lo que se denomina aún la civilización!... " los hombres son como las manzanas, cuando se los apila, se pudren... ", decía Mirabeau. Es una reflexión a meditar.

Parece en cualquier caso indispensable proponer otros objetivos que la carrera por la posesión y el consumo de bienes materiales. Puesto que el hombre, se dice, es un animal social capaz vivir y morir como héroe por el reconocimiento social, mostrémosle que existen otros elementos de valorización personal a través de bienes inmateriales como la belleza de una obra, la calidad de la vida, el respeto de otros, la amistad, la solidaridad, la fiesta, la felicidad de ser útil... Todos estos valores antes vinculados tradicionalmente a la tierra pueden reconquistar juventud incapacitada, mayoritariamente en busca de absoluto, de ideal y de hazañas.

Quizá podemos proponerle el nuevo concepto de 1ª < Inteligencia verde (7) > como horizonte ampliado de creatividad, acción humanitaria, protección de la naturaleza, de gestión de los recursos... La Inteligencia verde, es la vez 1a inteligencia de lo viviente, gran motor universal que manifiesta la planta verde, con los todos recursos inexplorados e inexplotados que nos ofrece de manera duradera y reproductible. A título de ejemplo, a penas se conoce el 10% de las especies vegetales del planeta , muchas de las cuales poseen aptitudes y virtudes incomparables para el progreso y el bienestar de 1a humanidad, así como nos lo demuestren magistralmente los investigadores inspirados como Jean-Marie Pelt, Michel Bounias, Rémy Chauvin, Jacqueline Bousquet... La " inteligencia verde", es también la de los agri -innovadores y de todos los que sabrán trabajar de acuerdo con la naturaleza " sol-agua-suelo-plantas - microorganismos ", los que sabrán descubrir y valorizar los recursos renovables de nuestro medio ambiente, los que sabrán transformar la tierra en un jardín inagotable, como, quizá, el de los orígenes de los que nos hablan con delicias todos los cuentos, las leyendas y las religiones.

La primera condición, es que todos los adultos conscientes de las amenazas que pesan sobre la vida terrestre estén animados por el mismo sentimiento de responsabilidad colectiva y se unan para participar en una obra pedagógica de reconciliación con la naturaleza, con la vida, con el orden cósmico... Un reto que coloca el amor en el centro de toda realización y ambición humana. Una clase de desafío donde se haría jugar de alguna manera el poder del amor contra amor del poder (8).

Este término de amor en el sentido de compasión parece muy ingenuo, o incluso pasado de moda, en el mundo de 1a eficacia tecnológica, del arma nuclear, de la competición de los tipos de cambio. No tengo aquí el discurso de una noticia lección de moral ni de una generosidad decente, sino solamente creo tener un razonamiento lúcido.

Los profetas bíblicos no han inventado nada. Ellos no han hecho más que observar 1a historia humana de su época, que se repite invariablemente como una serie de hipos. Mi convicción profunda es que si queremos salvarnos y salvar el frágil esquife sobre el cual estamos embarcados, debemos actuar todos juntos, los unos para los otros, y no en una confrontación fratricida de todos contra todos, como los marineros de un buque que pronto habría hecho ir al naufragio. Con todo estamos en esta situación paradójica: más va mal esto, más nuestro instinto egoísta nos arrastra a una fuga ciega y prepara nuestra pérdida creyendo sacar partido del asunto en detrimento de nuestros semejantes.

Sin hacer referencia a la sabiduría innata de las comunidades primitivas, cuya cohesión reflejaba la solidaridad del grupo, interroguémonos sobre la salida de nuestra guerra económica que sacrifica caiga quien caiga todos los recursos vitales del planeta para 1a instauración o el mantenimiento de los poderes efímeros de algunos grandes primates retrasados. Las reflexiones más pertinentes, los esquemas más rigurosos, los programas más brillantes de 1a inteligencia humana para solucionar la crisis actual no pueden conseguir sin una condición esencial, es que cada uno respeta las reglas del juego. Ahora bien esta es precisamente la causa principal de las crisis y el mal profundo de los que sufre la sociedad moderna: 1a ausencia de solidaridad nos inclina no jugar el juego y, situación agravante, cuando todo el mundo engaña, se puede esperar a que el juego se convierta en un juego de masacre.

Esta es la razón por la que no hay otra salida que de encontrar estos valores que hacían antes la cohesión espontánea de las comunidades campesinas y su sentido común del interés general: solidaridad, responsabilidad, cooperación, respeto del próximo como de si mismo. ¡He ahí porqué volveremos a ser campesinos!

(6). General Agreement on Tariffs and Trade, conjunto de acuerdos interacciónales impuestos por los países ricos para la libre circulación de mercancías, cuyas consecuencias son desastrosas sobre el conjunto del plan. En realidad, se trata de la más formidable empresa de exacción contra los derechos del hombre, bajo 1a apariencia virtuosa de la libertad de los intercambios. Es la destrucción de las economías locales para 1a extensión incontrolada de las multinacionales. Una red internacional de resistencia se constituyó bajo la sigla de la ALIANZA, cuya side para Francia es: la Alianza Campesinos, Ecologistas, Consumidores, 53, calle de Renaudes 75017 París - telf.: (1) 42.67.04.11.
(7) Ideas desarrollada por primera vez por F. Plassard en las Conversaciones de Millangay, coloquio sobre e1 futuro del mundo rural, en septiembre de 1992.(8). Fórmula muy bonita de Nicou Leclercq para la edad de Acuario.

PHILIPPE DESBROSSES,NOUS REDEVIENDRONS PAYSANS,Editions du Rocher 1993

ISBN 2-268-01569-6

Pp 222-227

Volveremos a ser campesinos 3

LA TIERRA

Para la tercera edición de este libro, cuya escritura me ha sido inspirada al final de los años setenta y cuya presentación he madurado hasta 1987, quiero añadir de manera más precisa lo que es mi convicción profunda, y que compruebo cada día el sentido premonitorio.


En la actualidad, en julio de 1993, constato que no tengo nada que cambiar, a los pronosticos del texto original. Las derivas anunciadas se han amplificado y vuelven más evidente esta necesidad: volver a ser campesinos, si queremos evitar el Apocalipsis alimentario.

El futuro de la tierra, y por consiguiente el porvenir del mundo vivo, dependen de la capacidad de los ecosistemas para producir, manera duradera, los flujos de energía necesarios la alimentación de las especies, de 1o infinitamente pequeño al más grande de los mamíferos. La primera necesidad es la nutrición, de la que el agua potable es un elemento mayor. La calidad de la comida y la calidad del agua deben responder a las exigencias fisiológicas y biológicas de los seres vivos. Ellas dependen de nuestras aptitudes para preservar los recursos, en primer lugar de nuestros métodos de producción agrícola. Ahora bien no sabemos más que muy pocas cosas del medio en el cual vivimos y de sus interacciones. En lengua sabia se llama eso <> Nosotros no conocemos casi nada de las relaciones de la planta con suelo. Conocemos menos aún las relaciones de las plantas entre ellas. Solo tenemos algunos conceptos insignificantes sobre la sociología de los insectos, sus relaciones con las plantas y con los pájaros. Comenzamos solamente e enfocar el concepto de equilibrio de los agro-sistemas y las relaciones de causa efecto entre las calidades de un suelo y salud de los seres que lleva. En esta interdependencia, ¿es el suelo el que hace la planta o la planta la que hace el suelo, o quizá los dos la vez? ¿Es que una planta empuja bien porque no está enferma... o es que no está enferma porque empuja bien ? (3)En otros términos, ¿es necesario rodearla permanentemente con un arsenal medicamentoso con carácter preventivo? ¿O es necesario más bien aumentar su resistencia natural por un equilibrio alimenticio conforme sus necesidades? Tantas cuestiones que requieren otro enfoque, otra manera de administrar tierra, otra agricultura.

La agricultura es la más importante de las actividades del hombre sobre la tierra, incluso si la confusión intelectual de nuestro tiempo conducido a esta, por ignorancia o por codicia, arruinar esta base esencial de su existencia. Toda vida sobre tierra se basa en la planta verde (4), que es de 1a energía solar condensada. Pero en realidad la planta verde tiene también otras funciones vitales que 1a alimentación de las otras especies. Juega de un papel entre las sustancias minerales groseras de la tierra y los mecanismos sutiles de la atmósfera. Liberación de oxigeno, fijación y almacenamiento del carbono libre (CO2), reglamento hídrico del entorno por evapotranspiración, proteosíntesis, fijación del nitrógeno atmosférico, formación del humus, verdadera piel viva del suelo... La planta verde juega un papel purificador en el ciclo del agua y en la calidad del aire que respiramos. Participa en la regulación del clima: higrometría, régimen de vientos, erosión, desertización.

En efecto, se observa desde hace treinta años: todos los esfuerzos tendieron disociar las plantas cultivadas de la naturaleza, hasta el paroxismo del cultivo hidropónico o " cultivo sin tierra", que es un despilfarro organizado. Con medios desproporcionados: se produce una caloría de energía consumible gastando 500 calorías de energía fósil. Y la cima de la absurdidad reside en el hecho de que se ponen, al mismo tiempo, millones de hectáreas de tierras fértiles al paro a causa de excedentes. ¿Quién paga para estas inconsistencias, si no la colectividad?
Todas estas divergencias traducen perfectamente el mal de nuestra sociedad moderna, librada a la economía mercantil, completamente dominada por la especulación donde el único valor contabilizable es el dinero. El dinero considerado por la moral burguesa como elemento esencial de respetabilidad, cualquiera que sea la manera de ganarlo. A esta perversión se añade la confusión intelectual resultante de los conceptos de la ciencia analítica que solo conoce lo que es mensurable y disociable respecto a estos instrumentos. Eso nos da una especialización exceso y la disociación de producciones antes complementarias, como la agricultura y 1a ganadería, los cereales y las leguminosas, las producciones de víveres y el equilibran demográfico de los territorios...

La llegada del tractor sonó el tañido del equilibra agro-silvo-pastoral, conduciendo al matadero contingentes de millones de caballos a partir de la Segunda Guerra Mundial. La desaparición de estos animales liberó de un único golpe 38% de las superficies cultivadas, más de un tercio del territorio, antes consagrado la producción de energía para la tracción animal (heno, avena, paja)... " Es como si, explica Jean-Pierre Berlan (5), se hubiera de un solo golpe descubierto un continente entero en la segunda mitad del siglo XX, explotable inmediatamente..."

En los Estados Unidos (nuestro modelo ideal), se buscó rentabilizar estas superficies disponibles estableciendo un nuevo cultivo que no entraba en competencia con las producciones tradicionales de cereales (trigo, maíz). Fue la llegada de la soja, planta resultante del continente asiático que tomó un desarrollo considerable, al punto convertirse en indispensable allí donde algunos años ella era aún desconocida.

El éxito de la soja no es el fruto de la casualidad. Esta planta rica en aceite es una leguminosa que se integra perfectamente en las rotaciones de cultivos, sin perturbar las cosechas, puesto que los períodos de madurez son diferentes, y sobre todo sin competir con el mercado de los cereales, puesto que la vocación de la soja era en primer lugar producir materias grasas vegetales alimentarias. La naturaleza de los métodos de extracción necesarios su utilización hizo una planta privilegiada de la industria, su paso obligado por tecnologías costosas hizo un instrumento de soberanía del sector industrial. Lo que aumentó su poder y permitió el desarrollo de verdaderos imperios. Muy rápidamente, la presión de estos grupos de presión ante el Congreso y el Gobierno de Washington entrama una serie de decretos, de medidas de desgravación, que privilegiaron la utilización de las materias grasas de origen vegetal en detrimento de los materias grasas animales tradicionales, leche, mantequilla, crema...

Pequeña anécdota: una información ampliamente recogida por la prensa mundial especializada, bajo la tutela de los industriales del aceite, fue el <> de un investigador soviético que denunciaba la responsabilidad de la mantequilla y la leche en la formación del colesterol. Hoy sus afirmaciones se baten en retirada por los científicos independientes de los grupos de presión aceiteros, que aconsejan al contrario consumir razonablemente mantequilla para favorecer el buen colesterol, pero la publicidad funcionó a manera de un lavado de cerebro para varias generaciones.

A este nivel de 1a historia de la agricultura moderna, el lector va a comenzar comprender 1a amplitud de las metamorfosis de nuestro sistema alimentario y la increíble dependencia y vulnerabilidad de la cual es objeto. Ante esta competencia insoportable de los potentes fabricantes de margarinas, mantequillas vegetales y otros sustitutos de la verdadera mantequilla, la verdadera leche y el verdadero queso, el último eslabón de independencia y autonomía se pasó de rosca. Los rebaños lecheros de rumiantes pastando y valorizando aún las fibras de los prados desaparecieron, encadenando la desaparición de la fertilización natural de los suelos y la reconversión de los prados en tierras desnudas libradas a la intensificación y a 1a erosión. Como se puede comprender, los campesinos no dudaron demasiado en abandonar las ganaderías que quedaron poco rentables y extremadamente vinculantes para sustituirlos por monocultivos estacionarios, que tienen la ventaja de no ocuparlos sino tres meses en al año. En Francia, antes de la crisis, se ironizaba sobre el ciclo de las <> , Mégéve-Mais-Méditerranée, modelo favorito de las grandes explotaciones cerealistas de la cuenca parisina, que transponían así el modelo americano importado en Europa después de la guerra por el plan Marshall...

La ruptura total del ciclo natural y la división de las producciones como tantas funciones extrañas las unas a las otras no dejaron de desarrollarse desde esta revolución silenciosa de la colonización de la agricultura por la industria.

Fue necesario comprar a1 exterior el carburante para abastecer las máquinas, esto fue la primera etapa del sometimiento de la agricultura. Fue necesario comprar simultáneamente los abonos industriales para sustituir al abono de los animales ausentes, fue la segunda etapa de esta dependencia... el otros se encadenaron en consecuencia. Estas modificaciones de las prácticas culturales acarrearon un debilitamiento de los sistemas, con la aparición de mayores parasitismos que, su vuelta, necesitaron el uso sistemático de un arsenal de pesticidas cada vez más sofisticados. Y, hoy, la apropiación de las semillas de la tierra, patrimonio público transformado en bien privado por un puñado de multinacionales, completa la obra de dominación adoptada desde la llegada de la agricultura industrial.

(3) F.Chaboussou. Santé des cultures, Éditions Flammarion, Paris.

(4) J.-M Gatheron. Servitude et grandeur paysanne, Éditions Jeheber, Genève, Paris
(5). Ingeniero, encargado de investigaciones la sección socioeconómica de 1' INRA.

PHILIPPE DESBROSSES,NOUS REDEVIENDRONS PAYSANS,Editions du Rocher 1993

ISBN 2-268-01569-6


Pp 219-222

Escudos de los Reinos de Castilla y Toledo

martes, enero 01, 2008

LA CASTELLANIA DE SANTANDER

La publicación del proyecto de Estatuto de autonomía para Cantabria aconseja una nueva reflexión sobre aquella cuestión de si la provincia de Santander es, en sí misma, un territorio histórico diferenciado o, por el contrario, es nada más y nada menos que una parte integrante, y fundamental, de Castilla, vieja nación, hoy nacionalidad o región histórica, de acusada personalidad en el conjunto de los pueblos que forman España.

El proyecto de Estatuto, para acoger a la provincia de Santander, con sus propios límites administrativos, dentro del ámbito del artículo 143 de la Constitución, se ve obligado a proclamar, en su articulo 1.0, en relación con el 2.11, que «Cantabria es una entidad regional histórica». Lo cual, Indudablemente, no es cierto. La provincia de Santander carece, a todas luces, de una significación histórica diferenciado que lo permita, constitucionalmente, instituirse por sí sola en comunidad autónoma.

El territorio que ocuparon en la España prerromana las tribus cántabras no es identificable con la actual provincia de Santander, sino que abarcaba, además, importantes extensiones geográficas de las de Asturias, Palencia, Burgos y Vizcaya. Estas tribus no constituyeron nunca una entidad política ni dieron lugar a una conciencia nacional, que sólo aparece, desde los albores del siglo IX, cuando en ese territorio nace el núcleo originario de Castilla, la Castilla Vieja, la tierra de las Merindades,hasta el mar Cantábrico; en una palabra, la cuna de Castilla.

Desde entonces se denomina la Montaña y, todo a lo largo de la historia, es parte esencial y descollante del condado y del reino de Castillo, y de su acervo histórico y cultural. La provincia de Santander no aparece, como circunscripción administrativa, hasta 1833, por efecto de la división provincial de España, ordenada por el arbitrio del poder central. No puede hablarse, seriamente, de que esta provincia, configurada artificiosamente en 1833, sea una «entidad regional histórica».

No obstante, comprendemos que los montañeses sientan el orgullo de sus remotos antepasados cántabros y quieran que su tierra se llame Cantabria. También entendemos su rechazo a ese ente de Castilla-León, de corte isabelino e Imperial, ligado al diseño tecnocrático de la cuenca del Duero, y en el que se sienten naturalmente extraños.

Mejor es que Santander, la Montaña o Cantabria se administre y gobierno con autonomía provincial, que no entrar en ese ente, a ver disuelta su personalidad.

Pero, una vez más, atendamos a la auténtica Castilla; no al híbrido Imperial castellano-leonés. En la Castilla genuina y castellana, los montañeses o cántabros se sentirán en su propia casa. Su misma actitud actual de reclamar la autonomía para su tierra y no dejarse absorber, es típicamente castellana y da fe de su castellanía esencial. Están demostrando que son más castellanos que otros. Porque Castilla no es un país uniforme y centralizador, sino una unión de pueblos y tierras con características propias, con Identidades que a todos los han de ser respetadas.

En esa Castillo plural y diversa, pero solidaria y fecunda, tiene su sitio, por derecho propio, la Montaña de Santander. Cantabria autónoma en Castilla autónoma.

Informativo Castilla nº 8. Abril 1980