13 de Septiembre, 2007
Lleva el tema dando vueltas desde el 30 de enero de este año, y por fín se empieza a hacer realidad. Hace unos días, el Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes de Castilla la Mancha ha registrado una propuesta de Reforma de la Ley Electoral que nos deja, ahora también en el principal Órgano de representación autonómico, a la cola en cuanto a número de parlamentarios.
No se trata de que Cuenca vaya a perder algún diputado, que no lo hará, pero el que aumenten otras provincias atendiendo exclusivamente al criterio de población, disminuye nuestra capacidad de representación en este ámbito.
El documento, contiene la propuesta para la adecuación de la Ley Electoral en la Autonomía a la nueva realidad demográfica, que pasa por el aumento de un diputado en Guadalajara y otro en Toledo, con lo que habrá un total de 49 escaños en el Parlamento de Castilla-La Mancha. Con esta propuesta, que cambiará el artículo 16 de la Ley 5/1986, Guadalajara contará con ocho diputados, Toledo con doce, Albacete con diez, Ciudad Real con once y Cuenca con ocho.
No es que el número de diputados nos haya ido bien hasta ahora, ni mucho menos, no ha influido porque éstos siempre se han comportado como corderillos por los rediles manchegos; pero supone una nueva barrera de cara al futuro, si se hace uso de la representatividad para la defensa de los derechos y de los intereses de nuestra provincia. Todos los que ocupan un escaño en el Parlamento, representan el interés del conjunto; pero está claro que en el proceso parlamentario, las cuestiones que afectan a la competencia entre provincias, que son la inmensa mayoría, están íntimamente relacionadas con los valores cualitativos y cuantitativos de la representatividad de cada una de ellas. Y con esta nueva medida electoral, al déficit en la calidad parlamentaria que siempre hemos sufrido, le tendremos que añadir un déficit más en términos relativos en lo referido al número de representantes.
Independientes por Cuenca, ya ha manifestado públicamente, y lo ha certificado en el documento conocido como “Declaración de Cuenca”, que el Estatuto de Autonomía de Castilla la Mancha debe contemplar los venticinco años de marginación por parte de los poderes públicos, tanto a nivel autonómico, como del Estado. Pedimos que se tenga en cuenta la situación de nuestra provincia, que ha perdido población desde que se puso a funcionar este invento que decidieron llamar Castilla la Mancha, y aún lo hace en la actualidad. La pérdida del número de habitantes, es consecuencia directa de la política discriminatoria que sufre Cuenca principalmente desde los poderes autonómicos; y esto no puede servir de disculpa para encima perder capacidad en su representación.
Las cinco provincias con sus capitales, partían de la misma situación de marginalidad y subdesarrollo. Sin embargo, después de estos años de aplicación del Estado de Derecho Constitucional, y el desarrollo de las autonomías; Cuenca, que se integró dentro de una Comunidad configurada sin un razón histórica, se encuentra muy alejada de los niveles de desarrollo que sí han conseguido el resto de las provincias. Mientras que Toledo, Albacete, C. Real y Guadalajara eran provincias que soportaban igualmente el lastre de la emigración de su población, y ahora son claramente receptoras, desgraciadamente nuestra provincia se ha quedado sola en ese desafortunado parámetro, fruto de las políticas tremendamente austeras para nuestra tierra.
Es inadmisible que ahora, después de venticinco años de trato negativo, con un reparto tremendamente desigual de la riqueza entre las provincias, del que siempre Cuenca es la perjudicada, se pretenda por parte del presidente autonómico, José Maria Barreda, sentenciar contra los conquenses castigándolos también en lo que se refiere a la legítima representación parlamentaria que tienen los pueblos, por el delito político del que solamente es responsable el Gobierno de Castilla la Mancha, como administrador y principal causante de nuestra pérdida de población.
Los movimientos migratorios siempre van acompasados con el nivel de vida y desarrollo de los territorios, y éste depende en la mayor medida de las políticas que se emprendan, que llevan a la consecuencia nefasta de la situación de Cuenca en comparación con las otras.
Es absolutamente imperdonable que una de las comunidades que integran esta autonomía, nuestra provincia, siga desde muy atrás la marcha en el progreso de las demás, pues esta Comunidad Autónoma que no tiene fundamentación de origen, sólo se explicaría en un desarrollo compartido de forma equilibrada. Y eso no sucede en Castilla la Mancha.
Si José María Barreda Fontes y Maria Dolores de Cospedal; si el Psoe y el Pp manchegos quitan un ápice de representatividad a nuestra provincia, estarán poniendo un argumento más sobre la mesa, para que los conquenses pierdan definitivamente el menor resquicio de identidad con respecto a seguir perteneciendo a Castilla la Mancha, una comunidad que se inventó hace ahora 30 años, e inevitablemente nos conducirá a una reflexión seria sobre cómo seguir los caminos que nos separen de esta Autonomía.
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