lunes, febrero 19, 2024

La Rioja es Castilla 9 (por José María Codón, de la R. A. H.)

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 La Rioja es Castilla (por José María Codón, de la R. A. H.)

10. Romances, voces de gesta y adagios castellanos de Rioja


Las máximas, refranes, sentencias, axiomas, apotegmas, aforismos, dichos, dictados tópicos, adagios y proverbios, pertenecen a la historia, a la filosofía y a la literatura, y son datos preciosos para identificar la identidad de un pueblo y su filiación.


La paremiología, de la voz griega “paremiá”, de origen popular, es el verdadero refranero.


El romance, con su trasfondo histórico, sirve también para seguir las huellas de una región. Ambas manifestaciones literarias, demóticas o populares, confirman sin lugar a duda la castellanía de la Rioja y de los Cameros.


En el “Poema de Fernán González”, del anónimo monje de Arlanza, Capítulos XXIV y XXV, “un conde muy honrado” que era de Lombardía va peregrino a Compostela, promueve la evasión novelesca del Conde Fernán González, preso en el castillo de Castroviejo (Logroño), organizada por la infanta doña Sancha de Navarra, previa promesa de matrimonio. Fernando está tan débil que la rozagante moza navarra tiene que llevarle a veces a cuestas. La fuga se desarrolla a través de Estella, Castroviejo, Valpierre, la Era Degollada, Cirueña, Belorado, Montes de Oca y Burgos.


También el “Poema de Fernán González” describe la famosa batalla de la Degollada, contra los navarros, entre San Asensio y Hervias. Describe la pelea singular en que el Conde de Castilla mata al Rey don Sancho en el campo de Valpierre.


Esta batalla consta además de en dicho cantar de gesta, en la “Crónica de don Alfonso”, que describe como lugar de la batalla el marcado con la llamada “Piedra del Conde”. El episodio de la batalla de Rueña o sorpresa de Cirueña, ya lo hemos tratado en el capítulos anteriores.


También el Romancero registra el episodio de Gollandía en la “Colección de Lorenzo de Sepúlveda” (siglo XVI) inserto en el “Romancero General” de Durán. Allí se narra el duelo y la muerte que dio Fernán González al Rey de Navarra.


Y es curioso que, en el nuevo ciclo del Cid, se repite la lucha por la posesión de Calahorra, siendo el campeón de Castilla el que decida la disputa guerrera a base de un desafío con el campeón de Aragón, Martín González, al que venció y mató en duelo.


Cuando la invasión concertada de varios reyes árabes, el “Romancero del Cid" registra su victoria sobre ellos: “Pasaron por junto a Burgos, -Montes de Oca han corrido -y corriendo a Belorado -también a Santo Domingo -Nájera y a Logroño -todo lo habían destruido”.


“Sobre Calahorra, esa villa –contienda se ha levantado -entre buen rey de León -llamado el primer Fernando -y Ramiro de Aragón, -cuyo reino es el nombrado”. El desafío comienza. El aragonés vaticina al Cid que no volverá a Castilla, ni a Vivar, ni al lado de Jimena. El Cid se encomienda a Dios, y con crecido enojo -para él se fue denodado -muchas feridas le dio, en tierra le ha derribado, -Don Rodrigo se apeó -la cabeza le ha cortado- y díjoles a los jueces, esto les ha preguntado: -¿Queda aquí más por hacer para que sea del reinado de mi señor, Calahorra, sobre que se ha batallado? -Respondieron todos juntos: -No, caballero esforzado, que en la batalla pasada el derecho le es quitado”. (“Romancero General”, 744). Quedando así, Calahorra, para siempre, “del reinado de Castilla”.


El Romancero, por heroico, es más sombrío que otra manifestación popular, como los alegres dictados tópicos, sentencias o refranes de que hablamos antes. El castellanismo del refranero riojano no cede a ningún otro. Por ejemplo, el dictado en prosa y contundente: “La ciudad de Alfaro no espera a nadie” es un eco de las Cortes de Castilla que celebraron en 1288 y de la disputa de Burgos y Toledo en las Cortes a través de los siglos.


Entre los dictados en rimas, es importante el siguiente: “En Alfaro está la cepa, -en Zaragoza el Pilar, -en Logroño San Mateo -y en Burgos la catedral”.


Por toda Castilla se extendió a través de la alegre población riojana aquello de “Ya estamos en Haro, que se ven las luces”. La inventó el cochero de la diligencia de San Vicente de la Sonsierra, o bien un jarrero ante la implantación del alumbrado público en 1890, en que fue Haro la segunda villa de España que instaló este sistema de iluminación callejera. El caso es que media España al llegar a una plaza de destino ha venido diciendo y dice aún: “Ya estamos en Haro”.


Un refrán geográfico riojano-burgalés es el que se refiere al río que da nombre a la provincia: “El Tirón lleva la fama y el Oja el agua”.


Dice el insigne demótico don Bonifacio Gil, que vino a Burgos con alpargatas, de mozo, a pie al cuartel, y subió a músico mayor del Ejército y tratadista de canciones y danzas y paremiología: “La Rioja es la región de España más alabada en coplas, cuyo lirismo llega a una exaltación superlativa. “Si Logroño se quemara -yo me tiraría al fuego -con mi sangre lo apagara - que la Rioja es lo primero”.


Los riojanos se ríen de su sombra. Una composición matriz y graciosísima sería un exponente de la ironía abierta que usan, a no ser que esta composición es común a varias regiones sin más que variar los nombres de las localidades: “No compres mula en Logroño -ni en Santo Domingo paño -ni mujer en Labastida -ni amigos tengas en Haro, -la mula te saldrá falsa -el paño te saldrá malo -la mujer fea y borracha -y los amigos contrarios”. Este es un dictado tópico de varias provincias, no es auténtico de la Rioja; resulta muy duro.


Tanto en las lejanías del romancero y de los cantares de gesta como en el refranero al uso, se subraya la esencia castellana y la solera de la Rioja.


Última edición por ALACRAN; Hace 18 Horas a las 20:07


11 La Rioja no es una región: es una zona de Castilla


Hemos recorrido unidos, amigo lector, las facetas de la protohistoria, la historia antigua, media y moderna de la Rioja y los Cameros, su cultura (heráldica, paremiología, vexilografía, literatura y dictados tópicos). La hipótesis de trabajo, una vez desarrollada en diez artículos, acredita que la Rioja, como la intuición revela a primera vista, no es una región histórica ni una unidad autónoma, sino una entidad subregional (provincia o comarca), más bien una zona entrañada en Castilla, desde siempre, cuna con Burgos y Santander del castellano, y provincia de Burgos hasta hace algo más de un siglo.


En Logroño, al que profesional y sentimentalmente estoy vinculado, la opinión más solvente y mayoritaria está en los antípodas de considerarse una “región autónoma” riojana (1979). Aprecia el logroñés la importancia de los Cameros y sabe que jamás fue la Rioja una unidad política independiente, que no fue un reino, ni siquiera un condado, ni una “Andorra” que compartiese poderes con Navarra o las provincias vascongadas. La Rioja es el baluarte, la voz del lenguaje y la solera de Castilla. Saben los riojanos y los de Cameros que se camina hacia una Europa de las naciones, y es ciego el que quiera regresar al Estado tribal de los berones (que además estaba vinculado no ya a las tribus celtas y cántabras próximas sino mucho antes al paleolítico inferior, cuyas huellas están cerca, en la Torralba soriana).


Veamos el estado actual (1979) de la cuestión en Logroño. La Diputación Provincial, en octubre de 1978, acordó acometer un estudio socioeconómico de profundidad sobre estos temas.


No cabe defender la antinomia de que la Rioja es una “provincia-región”, como alguien ha propuesto. Carmelo Fernández afirma que “es un territorio perfectamente diferenciado de los demás”, lo cual no es exacto, porque el Nordeste de Burgos y la Rioja alavesa son muy parecidos, geográfica y agrícolamente, a la Rioja castellana.


Castilla tiene grandeza histórica, pero sus dilatados horizontes tienen, como ha dicho el especialista en dimensión regional, Korkac, “la grandeza de la unidad geográfica”.


A Rioja y Cameros les corresponde una gran parte de la grandeza geográfica y unitaria de Castilla (los de Cameros son muy castellanistas; no quieren perder su personalidad específica, no admitiendo que se les llame riojanos).


Otro riojano que ha participado con mucha altura en las actuales controversias es el catedrático de Zaragoza, Antonio González Blanco. Escribió un libro reciente sobre “La Rioja, región y pueblo de España”. (Región en sentido geográfico, como interpretación de un espacio rural), pero afirmando que aunque esta comarca mantiene su idiosincrasia, no ha constituido jamás una unidad política propia”. Y se trata nada menos que del subdirector de Planificación Regional de España.


La Rioja no es ni siquiera una subregión, como insinúa el eminente riojano Sanz de Buruaga. Dice también que la vocación de la Rioja es el Norte, y que es puente de comunicación entre las culturas de al lado. La Rioja ha influido, pero con su cultura castellana, no solo en el Norte, sino en los cuatro puntos cardinales de España, pero no es un puente interregional, sino una vía de Castilla en contacto con las demás regiones, un mensaje castellano como el de Berceo y Santo Domingo de Silos.


Demográficamente, la provincia de Logroño es pequeña, pero de todas maneras es impropio, pasándose de rosca, llamarla región ni subregión, y también es regatear por baza de menos, denominarla comarca. Si se quiere emplear un término técnico, como está formada por más de una comarca, podría denominársela zona. Pero de todas maneras, bien está que siga denominándose provincia, aun con lo romanista del término.


“La Rioja, dijo el ministro Clavero, es un “caso atípico”. Bueno, será un caso peculiar, pero el quid de la cuestión es que jamás fue reino soberano ni región autónoma y desarraigarse de Castilla sería un suicidio cultural y económico, ni conveniente ni querido por los riojanos y menos por las treinta generaciones históricas que sirvieron a Castilla. En la Rioja no ha prendido el nacionalismo secesionista. Ni siquiera hay un partido nacionalista riojano.


La secesión de Logroño de la Madre Castilla sería tan monstruosa como si Gerona se separase, para vivir a su aire, de Cataluña o Sevilla de Andalucía. Eso daría lugar a un ANACRÓNICO CANTÓN.


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