SAETA DEL SÁBADO SANTO CASTELLANO
A don Antonio Machado, en quien es evidente que está inspirada esta saeta
He oído hoy este cantar
cuando salió la saeta
de adentro de voz inquieta
yendo a Jesús a buscar.
Es esta mi voz que reta
la cruz que quiero alcanzar,
para allí poder salvar
esa figura ya quieta.
Mi saeta va a quitar
los clavos al Nazareno
que ha muerto de dolor lleno
y acaba de agonizar.
Ya está su rostro sereno
como si en otro lugar
se haya ido a descansar
y se acogiese a su seno.
¡Desclava el canto sus manos!
¡Desclava el canto sus pies!
Para bajarlo después,
a hombros de los castellanos.
Llevemos, campo a través,
a este cuerpo, castellanos,
al sepulcro, bien cercanos,
pues nuestro Dios aún es.
Démosle el Sábado Santo,
porque pueda reposar,
y venidle a visitar
aunque nos ahogue el llanto.
¡Y termine este cantar
sabiendo que es adelanto
de otro Domingo más Santo
donde va a resucitar!
¡Y termine este cantar
sabiendo que es adelanto
de otro Domingo más Santo
donde va a resucitar!
26-3-16
Juan Pablo Mañueco.
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