Castellana del abeto inclinado que nació
entre las ruinas del pequeño claustro del Monasterio de San Pedro de Arlanza, y hoy le dobla en altura
Mirarte, abeto, es asombrarse por tu lento
crecer hacia el cielo que no había dentro,
buscar la vida por el único posible centro
que podía abrirse a tu paso en movimiento.
Del claustro abandonado, saliste al encuentro
de la vida, que arriba te ofrendaba luz y viento;
fue estrecho camino para tu amplio asiento,
pero venciste tú y al cielo ya lo sientes casi adentro.
Abeto de San Pedro de Arlanza, cuna
de Castilla él, tú en busca de tu propio sol y luna.
Cuentan que el esplendor de este monasterio
llevara pareja la de Castilla toda… Si es cierto el criterio,
tú enseñas el camino de cómo sobreponerse a la ruina,
siguiendo en pie cuando todo parece que declina,
aferrándote a la vida aunque la contrariedad te inclina.
Juan Pablo Mañueco (4 de Marzo-2016)
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