En 1833, Javier de Burgos se encargó de hacer una reforma territorial, con la
que dividió el territorio español en un total de 49 provincias, finalizando así
con varios años de disputas. Esta división provincial ha permanecido
prácticamente intacta hasta nuestros días, con la única diferencia de la
división de las Islas Canarias en dos provincias, y la segregación de las
ciudades de Ceuta y Melilla de las provincias de Cádiz y Málaga,
respectivamente.
I:
Organización territorial de España
(1833)
Aquella reorganización territorial también agrupó las provincias en regiones
hist´roicas, con una configuración que se mantuvo a lo largo de más de 140 años.
Entre aquellas regiones existían muchas que se corresponden con comunidades
autónomas actuales, como Galicia, Aragón, Cataluña o Andalucía, pero también
contenía otras a día de hoy inexistentes, como Castilla la Nueva, Castilla la
Vieja o el Reino de León.
Tras el fin de la dictadura de Franco, y la aprobación de la Constitución de
1978, España se enfrentó a una nueva reorganización territorial en la que las
provincias se mantuvieron intactas (a excepción de la división de las Islas
Canarias en dos provincias), pero que las regiones históricas se convirtieron en
comunidades autónomas, variando notablemente.
Desde la aprobación de la constitución, las distintas diputaciones
provinciales comenzaron a realizar acuerdos para organizarse en comunidades
autónomas. Muchas de ellas se mantuvieron intactas, como es el caso de Galicia,
Cataluña o Aragón, pero muchas otras regiones tuvieron varias discrepancias e
indecisiones. La comunidad que se enfrentó a más cambios fue sin duda Castilla
la Vieja, donde Santander y Logroño decidieron buscar desde la ratificación de
la constitución la comunidad uniprovincial.
II:
Segovia
El resto de Castilla la Vieja, junto al Reino de León, se mantuvo juntos,
formando el Consejo General de Castilla y León. El principal problema de esta
nueva comunidad fue el que posiblemente ha trascendido a nuestros días, el de
León, pero menos conocido es el caso de Segovia. A finales de 1979, en una junta
como otra cualquiera, las discrepancias existentes entre
Modesto Fraile, diputado
por Segovia, y
Juan
Manuel Reol, presidente del Consejo General de Castilla y León, provocaron
que Segovia decidiera desligarse de la comunidad de Castilla y León.
Tras ello, Segovia comenzó su camino para conseguir convertirse en una
comunidad autónoma uniprovincial, amparándose en el artículo 143 de la
constitución recién aprobada por los españoles:
Artículo 143
1. En el ejercicio del derecho a la autonomía reconocido en el artículo 2 de
la Constitución, las provincias limítrofes con características históricas,
culturales y económicas comunes, los territorios insulares y las provincias con
entidad regional histórica podrán acceder a su autogobierno y constituirse en
Comunidades Autónomas con arreglo a lo previsto en este Título y en los
respectivos Estatutos.
2. La iniciativa del proceso Autonómico corresponde a todas las Diputaciones
interesadas o al órgano interinsular correspondiente y a las dos terceras partes
de los municipios cuya población represente, al menos, la mayoría del censo
electoral de cada provincia o isla. Estos requisitos deberán ser cumplidos en el
plazo de seis meses desde el primer acuerdo adoptado al respecto por alguna de
las Corporaciones locales interesadas.
3. La iniciativa, en caso de no prosperar, solamente podrá reiterarse pasados
cinco años.
El proceso continuaría firme durante más de un año. Los 211 municipios de la
provincia de Segovia se fueron posicionando a favor de la causa
castellanoleonesa o a favor de la autonomía propia. Llegados al 7 de octubre de
1981, tan sólo 10 ayuntamientos estaban por posicionarse, recayendo toda la
responsabilidad sobre la decisión que se tomara en Cuéllar, segundo municipio
más importante de la provincia segoviana después de la capital.
Aquella noche se concentraron en el pueblo miles de personas procedentes de
otros municipios en favor de ambas causas. La votación se alargó hasta altas
horas de la noche, siendo el veredicto final de 6 votos en contra de la
autonomía uniprovincial, y 7 votos a favor. Inmediatamente después, todos los
que se oponían a la autonomía uniprovincial, fundamentalmente por miedo al
caciquismo, se manifestaron en la plaza de Cuéllar, pero la decisión parecía ya
tomada. Segovia sería comunidad autónoma independiente.
III:
Provincia de Segovia
En las semanas siguientes, el consistorio recogió un total de 1.800 firmas
(de los 6.500 habitantes de Cuéllar) apoyando la integración de Segovia en la
comunidad de Castilla y León, lo que forzó que la votación fuera repetida. El
pleno se reunió de nuevo el 3 de diciembre de ese mismo año, con una gran
presión por parte de la población, que se vio reflejada en la votación. 7 votos
en contra de la autonomía uniprovincial y 6 a favor.
Con esta decisión del ayuntamiento de Cuéllar, el sueño de muchos
ayuntamientos segovianos de conseguir la autonomía de la provincia de Segovia se
vio perdido. Aún así, el 20 de enero de 1982, tuvo lugar una última
manifestación en Segovia a la que asistieron en torno a
3.000 personas para
pedir por última vez la independencia que Segovia nunca
consiguió.