martes, diciembre 14, 2010

Discurso en el Congreso (Juan Vazquez de Mella 29 de noviemnre 1905)

Extraído del Núcleo de la Lealtad

«Yo soy partidario de la autarquía en el Municipio, en la comarca y la región, y no quiero que tenga el Estado más que las atribuciones que son propias de lo que he dado aquí hace años como fórmula que entonces produjo algún asombro y ahora no puede producirlo; una Monarquía Representativa y Federativa que es mi ideal político.

Las Cortes castellanas, aragonesas, catalanas, navarras y valencianas expresaban la idea federativa, y por eso, aún en esos tiempos llamados de absolutismo, al frente de los documentos reales se ponía siempre: “Rey de León y de Castilla, de Aragón y de Navarra, Conde de Barcelona, Señor de Vizcaya” y hasta de Molina, para indicar como en todos ésos Estados distintos, al venir a formar una unidad política común, para lo que a esas diferentes constituciones regionales se refería, tenía el poder central, personificado en el Rey, diferentes intervenciones.

Las constituciones regionales no se pueden reformar en las Cortes comunes y Generales, sino en las Cortes o Juntas de cada región, pero con el concurso del Soberano, cuyas atribuciones, aparte de las Generales, pueden ser distintas en cada una.

Yo, que admito el cuadro completo de las libertades regionales, y entre ellas la de conservar la propia legislación civil en lo que tiene de primitiva y de particular, aunque en parte, como sucede son el Código Penal, con el mercantil, con parte del procedimiento y con casi toda la contratación del Derecho civil, que en el fondo es romana, puede ser común: proclamo además el pase foral como escudo necesario para defenderlas contra las intrusiones y excesos del Estado, y reconozco también que es diferente la intervención del Monarca en el Señorío de Vizcaya, por ejemplo, o en las Juntas de la Cofradía de Arriaga, de la Gran Comunidad alavesa, o en las guipuzcoanas, en Cataluña, en Aragón o en Castilla: porque unas son las atribuciones generales que tiene el Rey como del Estado común, y otras las que, como Rey, Conde o Señor, posee con soberanía parcial en diferentes regiones.

Por eso, aun aquel Monarca que soléis calificar con tanta injusticia –aunque los grandes historiadores belgas, como Gachard, hayan contribuido tanto a dignificar su figura cambiando tan por completo el juicio sobre los hechos, que hoy ya no puede afirmarse respecto de su reinado lo que antes pasaba por moneda corriente–, aquel Felipe II que habéis considerado falsamente como el mayor representantes del absolutismo, era el mismo que, sin menoscabo de la unidad nacional ni de la política, en una Monarquía que había llegado a tener un Imperio veintitrés veces más grande que el de Roma, iba a Portugal, y en las Cortes de Lisboa juraba guardar las libertades y franquicias del Reino Lusitano; y, con un rasgo de gran político y de munificiente soberano, duplicaba la renta del Monasterio de Batalla, erigido en memoria de Aljubarrota, para no herir en lo más mínimo el sentimiento lusitano: y era el mismo que, no como Rey de León y de Castilla, sino como Rey de Aragón, en las Cortes de Tarazona modificaba los Fueros en el sentido democrático que representaban, aunque no perfectamente, las Comunidades de Daroca, de Calatayud, de Albarracín y de Teruel, en contra de la aristocracia feudal, cuyos privilegios mermaba; era lo mismo que reunía las Cortes castellanas en Valladolid; ¡Oh asombro de los asombros! señores diputados, era el mismo que iba, primero como príncipe, en ausencia de Carlos I, después como Soberano, ¿a dónde? a Barcelona, a reunir Cortes Catalanas. Y ¿que hacía allí Felipe II, el absolutista, el tirano? Asombraos vosotros, los que en todo véis separatismo: lee ante los catalanes un discurso, ¡en catalán y en las Cortes de Cataluña! disculpándose de no haber podido ir antes con una disculpa hermosa, expresiva, nada más que en unos renglones –que en aquel tiempo éramos más largos en obras que en palabras–, diciendo que, por las victorias de Lepanto y San Quintín, por su casamiento con la Reina de Inglaterra, no había podido ir antes a rendir pleito homenaje a los Fueros de la ciudad condal.

Aquello que entonces hizo Felipe II, hoy sería tachado de separatismo; el que lo hiciera, calificado terriblemente y señalado como un enemigo de la unidad de la Patria; entonces la Patria estaba formada en lo interior de las conciencias por una unidad de creencias que vosotros habéis roto, y se podía en lo externo aflojar los lazos sin peligro de separación alguna; que es la ley de la sociología y de la historia que dos unidades rigen el mundo: la unidad interna de los espíritus, cuando los entendimientos están conformes en una creencia, y las voluntades en la práctica uniforme de una ley moral, la unidad externa del poder material; y, estas dos unidades, como decía Valdegamas, fijándose en uno de sus efectos, la represión diferente que producen, semejantes a dos termómetros que suben y bajan en proporción inversa, porque cuando el de la coacción externa sube mucho, es porque el de la unidad interna está muy bajo o se ha roto; y cuando la unidad interna es íntima y muy profunda, muy enérgica, la unidad externa puede en cierta manera quebrantarse, sin que por ello sufra detrimento el todo nacional; pero si los lazos internos se rompen, si la unidad de creencias desaparece y la unidad moral se quebranta, no bastan todos los lazos externos para mantener la cohesión: entonces llega la época de los grandes centralismos que buscan la unidad externa, la uniformidad en todo. Y es que los hombres no pueden estar unidos más que por los cuerpos o por las almas; y cuando está roto el lazo de las almas, hay que apretar más, para que no se separen del todo, el lazo de los cuerpos».

Juan Vázquez de Mella, Discurso en el Congreso (29 de noviembre de 1905)

lunes, diciembre 13, 2010

La Cantabria Leonesa


-La Cantabria leonesa. La Liébana, Cervera de Pisuerga, Riaño-



El autor


Jose Mª Villanueva Lázaro nace en Leon en 1922, bajo el signo de "Leo", en la casa nº 8 de la Plaza de San Marcelo. Estudia la carrera de Farmacia y obtiene la Licenciatura a los 20 años Instalado en Madrid se dedico a su gran afición, escribir, colaborando en las revistas "Acolar'', "El Europeo", "Tierras de León" y en el "Diario de León".


A la muerte de Mariano D. Berrueta concibe la idea de seguir sus huellas y escribe una trilogía sobre "La Ciudad de León". Interviene Cambien en el Congreso Internacional sobre el Camino de Santiago y actualmente es colaborador de "Pliegos de Rebotica- y de "El Faro Astorgano".


PRESENTACION


AL REINO DE LEON LE CORRESPONDEN OCHO Y MEDIA DE LAS ACTUALES PROVINCIAS


El Arte y la Historia se complementan, como se puede apreciar en este volúmen, que pretende contribuir a difundir el importante legado material de la cultura de esta región, perteneciente a tres provincias actuales, para lograr la concienciación de los naturales, para que cuiden de ella entre el inminente peligro que amenaza su irreparable pérdida.


De todas las ideas de este libro, la principal es demostrar que la provincia de Palencia pertenece al reino de León, como así también La Liébana en la actual provincia de Cantabria (Santander). Pongo especial interés en anteponer los artículos a los nombres de regiones, pueblos, montañas, etc., como sucede siempre en el habla leonesa, y así, no solamente es diferente a Castilla en la geografía e historia, sino además en sus tradiciones y lenguaje.


Con la definitiva unión de las coronas de Castilla y León a la muerte, en 1230, del rey leonés Alfonso IX, en la cabeza de su hijo Fernando III, poniendo límite este acontecimiento a la Alta y a la Baja Edad Media. Y aquí se inicia la pérdida del nombre de León y de lo leonés, ya que al ser el rey leonés y la reina castellana, por cortesía se antepone el nombre de la corona de la reina, y de ahora en adelante, los reyes se llamarán de Castilla y León, pero para las cancillerías, por simplicidad, no serán más que reyes de Castilla, de forma parecida llamamos los españoles, reyes de Inglaterra a los que son de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte.


Alfonso X el Sabio, hijo de San Fernando, dispuso la reunión de los gramáticos de las ciudades de León, Burgos y Toledo, para la redacción de un único idioma para todos los reinos de sus dos coronas de Castilla y León. Pero, desgraciadamente, se le empezó a llamar castellano, cuando en realidad era castellano-leonés.


Alfonso X también dispuso innovar el arte de escribir la historia abandonando el latín por el "castellano", por lo que los relatos épicos castellanos invadieron el campo de la historia mucho más de cuanto podía esperarse, pues no ya meras alusiones y episodios de los poemas, sino éstos en su integridad, se incorporaron reducidos a prosa. El Cid, que el obispo Pelayo de Oviedo, ni siquiera menciona, ocupa ahora, en la Primera Crónica Generad una parte del reinado de Alfonso VI muchísimo mayor que la dedicada al rey. Esto influyó en el desprestigio de los reyes leoneses y en la exaltación de los héroes castellanos, como Fernán González, El Cid, etc.


A1 ser largo el título de rey de Castilla y León, no solamente los foráneos, sino también los castellanos- leoneses, llamaban a sus reyes con sólo el primer título, como a Juan I de Castilla.


Cuando se realizó la unión con Aragón, se agudizó más la cosa, ya que se titulaban reyes de Castilla y Aragón. Y si bien es cierto que el gran condado de Barcelona (posteriormente llamado principado de Cataluña) corría una suerte pareja, por haberse casado el conde con la reina, es más sangrante lo de León, ya que Barcelona era sólo un condado, mientras que León era no solamente un reino, era el Reino-Imperio Hispánico, y Castilla había sido sólo un condado formado por León.


En la época liberal, los republicanos, para atacar a la monarquía, exaltaban exageradamente al Cid y otros personajes castellanos, achacando a los reyes de León todos los males y desgracias.


Lo anteriormente señalado y otras múltiples circunstancias, como la última guerra civil, de exaltación de las "banderas de Castilla", en Valladolid y Palencia, crearon la confusión de considerar a León como parte de Castilla, cuando la realidad es todo lo contrario. Así se dice idioma castellano al que se habla en Castilla y León, e incluso, al español se le denomina, impropiamente, como castellano, en la Constitución de 1978, aún cuando protestó de ello la Real Academia Española. El "creador" del español moderno es Miguel de Cervantes, que era leonés, y escribió en su Don Quijote tres capítulos en el leonés que se hablaba a fines del siglo XVI. Como esto de Cervantes, todo lo referente a León parece increíble, precisamente por ser la verdad, por ello lo voy diciendo en pequeñas dosis, para que no nos tomen por locos, así en este volúmen, indicó que Don Quijote derribó al "Caballero de Los Espejos", teniendo en cuenta el autor al pueblo leonés de Los Espejos, de la Tierra de La Reina; llamada así por doña Constanza que no era reina, y ni siquiera estaba enterrada en "su" sarcófago de la iglesia de Los Espejos de la Reina. Derribó a Don Quijote el "Caballero de La Blanca Luna", recordando que fue un Quijada quien derribó a Don Suero hijo del Conde de Luna.


Todo lo referente al Reino de León está de tal forma enmarañado, que me ha costado muchos años desenredar la madeja. Así en la Historia de España dirigida por Ramón Menéndez Pidal, en el tomo XVII, volúmen 2°, en el capítulo "El Máximo Religioso", escrito por Luis Suárez Fernández, vemos un Mapa de las Aljamas del Reino de Castilla, en el que figura el reino de León con la Extremadura leonesa, formando parte del "Reino de Castilla" (ya no solamente Corona). Julio González en su "Reinado y Diplomas de Fernando III", en el capítulo "Tierras Repobladas", dice: "En los títulos parroquiales de Córdoba se ve la influencia toledana: en primer lugar, Santa María, y en segundo, El Salvador; después el arcángel San Miguel y los apóstoles Pedro, Andrés, Juan y Santiago; luego la Magdalena y los mártires Lorenzo y Marina...". Parece que estamos recorriendo la ciudad de León. Y si en Toledo hay esas iglesias y esos barrios, fue debido a que su conquista la realizó Alfonso VI el Leonés. Y si el escudo de Córdoba es un león rampante, se debe a su conquista por los leoneses descendientes de los mozárabes cordobeses que en los siglos IX y X, se refugiaron en León huyendo de las persecuciones de los califas.


No hay que culpar a ningún historiador, ya que está tan liada la madeja que para desenredarla se necesita gran paciencia, sobre todo habiendo castellanistas a ultranza, como el ya difunto fray justo Pérez de Urbel. El llamado pendón y escudo de Castilla, corresponde a dos leones y dos castillos; la llamada Corona de Castilla se corresponde a las coronas de Castilla y León, etc.


No obstante, el reino de León no ha tenido tan mala suerte como el de Toledo, que lo llamaron Castilla la Nueva, y ahora Castilla-La Mancha.


León tuvo la suerte que su representación, el león rampante fuera muy decorativo, y muy ilustrativo el decir, el león español, en contraposición al león británico. Los leones del salón del trono del palacio real de Madrid; los leones del Congreso de los Diputados, la representación de España por una matrona con un león a sus pies, etc.


Cuando España estaba dividida en reinos, el de León estaba formado por las siguientes actuales provincias: Oviedo y la mitad de Santander (la actual Cantabria), que formaban la Asturia de Oviedo y la Asturia de Santillana; La Liébana (Cantabria); León; Palencia; Valladolid; Zamora; Salamanca; y Cáceres y Badajoz, que formaban la Extremadura leonesa.


Algunos historiadores consideran a las pequeñas comunidades de Iscar, Olmedo y Peñafiel, de Valladolid, como castellanas. Pero más cierto es que cuando el rey Ramiro creó el Condado de Monzón para premiar al joven Asur Fernández, que sin ser conde había realizado verdaderas proezas, esas comarcas estaban incluidas en el nuevo condado. Para evitar la perdida de dicho territorio, astutamente Fernán González pregona el fuero de Peñafiel en el año 942; ''pero ya estaba establecido por el rey que el nuevo condado llegara a Sacramenia.


En este libro pretendemos llegar hasta los límites del reino de León en su parte noreste, y aunque Alfonso VIII de Castilla hizo lo posible para castellanizar el condado de Monzón, sobre todo en su parte oriental, no lo consiguió, ya que las costumbres y tradiciones siguen siendo leonesas.


Los asturianos de Gijón no quieren ser ovetenses; los santanderinos han querido ser Cántabros; los logroñeses riojanos. A1 reino de Pamplona y ahora a la provincia la cambiaron de nombre por el de Navarra.


Escribo este prólogo muy cerca del Puerto de San Glorio. Que se llama así a San Claudio. Este Puerto es la divisoria de Tierra de la Reina y de La Liébana, y más que separar a las dos comarcas, las une, por ser más fácil la comunicación, que con Santander. Comarca esta, extraordinariamente bella, que este libro pretende ser un resumen.


Llánaves de la Reina a 25 de julio de 1989

domingo, diciembre 12, 2010

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viernes, diciembre 10, 2010

SANTIAGO y SAN MILLAN

SANTIAGO y SAN MILLAN


En el DÍA de SAN MILLAN (de la Cogolla) (12-11-2010) nos parece oportuno, y procedente, recordar que tal santo es el PATRONO de la CORONA CASTELLANA y que tal PATRONAZGO no tiene nada que ver con los PATRONAZGOS de la CORONA LEONESA.

Recordamos que la festividad de SANTIAGO APOSTOL (cuya tumba ha sido visitada recientemente en peregrinación por SS.El Papa Benedicto XVI), alcanza a las cuatro Regiones Históricas de la Corona Leonesa, o sea: Extremadura, Reino Leonés, Galicia y Asturias, por ser el PATRONO de la misma y que esta situación de PATRONAZGO se hereda por la CORONA LEONESA (en el año 910) desde su continuación de la CORONA ASTURIANA


Rememorar el PATRONAZGO de SANTIAGO APOSTOL sobre toda la CORONA LEONESA, desde el más absoluto respeto para otros patronazgos de otras Regiones Históricas de España, y entre ellos el de SAN MILLAN para la Corona de Castilla, es oportuno y procedente, y por ello hicimos mención de tal referente con ocasión de nuestra conferencia, en el Club de La Opinión-El Correo de Zamora (2-11-2010), sobre el XI CENTENARIO CORONA LEONESA (910-2010)


Esa diferencia entre los PATRONAZGOS de la Corona Leonesa y de la Corona Castellana, que es una distinción, una más, entre nosotros: los leoneses con SANTIAGO APOSTOL y la de los castellanos con San Millán, y como unos mimbres que ambas aportan a la España Nación

Tal diferencia la situamos, dentro del respeto a las raíces de dos ENTIDADES ANTROPOLÓGICAS (por un lado la CORONA LEONESA y por otra parte la CORONA CASTELLANA), con hechos diferenciales respectivos: propios, singulares y específicos, que tienen que ser constitucionalmente protegidas por expreso mandato de la Voluntad Soberana de la Nación Española (dado el día 6-12-1978).


Francisco Iglesias Carreño

Yo conozco un pequeño lugar..nueva verguenza desde Valladolid

Yo conozco un pequeño lugar:

VALLADOLID, ESPAÑA

Ryanair vuela a ciudades de todos los tamaños y formas- muchas de las cuales seguramente no te son conocidas. Una de estas joyas escondidas es Valladolid, ¡aquí vemos por qué!



¿Dónde está? Es una ciudad histórica en el centro de la mitad Norte de España, a unos 200 km al Noroeste de Madrid.



Puerta a: oro, castillos, montañas y Cristóbal Colón.



Opinión de los residentes: Valladolid es una ciudad muy verde, con parques, jardines y riberas de ríos, declara Cristina Viudes de la Oficina de Turismo Española. “En las proximidades de la ciudad hay un paisaje de campo extremadamente variado, desde bosques de pinos a viñedos, humedales, y, hacia el oeste, las colinas Torozos.

Valladolid es la capital de la provincia de Castilla y León, y sede de la segunda universidad más antigua de España. Fue allí donde el autor de Don Quijote, Miguel de Cervantes, vivió un tiempo, lo mismo que Cristóbal Colón en sus últimos años hasta su muerte en 1506. Pero esta ciudad es solo la punta del iceberg- en las montañas cercanas hay osos salvajes y lobos, así como unas pequeña población de osos pardos. Las ciudades y pueblos vecinos cuentan con incontables castillos antiguos- la mayor concentración en Europa- y edificios religiosos.

Prueba si quieres: pueblos medievales, catedrales góticas y figuras heroicas como El Cid, que procedía de cerca de aquí.





Obligatorio: las mayores minas de oro del Imperio Romano, Las Médulas, cerca de la pequeña ciudad de Ponferrada. El paisaje allí, está como sacado del libro “El Señor de los Anillos”. De hecho, el primer escritor viajero del mundo, Plinio el Viejo, una vez escribió: “este paisaje parece un trabajo imposible incluso para gigantes”.

Texto escrito por : Mike Peake



Info: www.valladolidturismo.com