jueves, marzo 08, 2007

Nuestras danzas: El Paloteo en Segovia

El paloteo consiste en una escenificación de una coreografía de baile corta en la que los danzantes golpean entre sí o con el danzante que tienen de frente unos palos cortos al ritmo de la música.

Estas pequeñas coreografías se llaman lazos o calles y se van repitiendo generalmente de cuatro en cuatro: la primera frente al espectador, la segunda hacia la derecha, la tercera hacia atrás, la cuarta hacia la izquierda y a veces para rematar la quinta de frente al espectador, aunque las hay muy variadas y no siempre siguen esta secuencia.

Por entre los danzantes deambula un personaje que en algunos pueblos va vestido con un traje grotesco de vivos colores y que recibe el nombre de El Zorra. Siempre porta en sus manos un palo, a modo de bastón de mando, del que cuelga una vejiga de cerdo inflada, denominada zambomba, y con la que golpea al danzante que se confunde o al espectador que se acerca demasiado a los danzantes. Su autoridad en el paloteo, es reconocida por todos, danzantes y espectadores. Otra misión que tiene El Zorra, es proporcionar los palos a los danzantes y recogerlos al final del paloteo.

Las melodías de los paloteos son interpretadas por La Dulzaina y El Tamboril y el ritmo de los palos de los danzantes al entrechocarlos.

El origen de los paloteos no está claro, existen muchas teorías, pero lo que sí está claro es que casi todos los pueblos, o una gran mayoría de ellos, los practicaban en determinadas fechas del año, como solían ser las patronales de la población de los cuales estaban orgullosos los pueblos que los poseían. Uno de los pueblos que mejores danzas tenían, o al menos así se comentaba en las tierras de Pedraza, era San Pedro de Gaillos.

Las melodías utilizadas para los paloteos proceden de danzas antiguas, jotas, cánticos religiosos, romances, música culta, etc. La letra se solía adaptar a la música de forma sencilla, bien porque ya la tuviera, romances, oraciones o bien creándola a propósito. Bastaba con que rimara y marcara el ritmo de la melodía, pues su misión consistía básicamente en recordar las distintas partes del paloteo.

Félix Contreras Sanz. Segovia 1999.

Prólogo del disco Misa Antigua para Dulzaina y Tamboril (TecnoSaga, S.A. 1999

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