En 1936 estuvo a punto de constituirse el Estatuto de Autonomía para Castilla la Vieja.
A partir del real decreto de 18 de diciembre de 1913 se inicia en España el proceso regionalizador para fines, entonces, «exclusivamente administrativos que sean de competencia de las provincias, podrán éstas mancomunarse».
En esta situación inicial de apertura política, Madrid, a través de su Diputación Provincial, previo acuerdo de varias Diputaciones que se reúnen en Burgos, propuso la «Mancomunidad Castellana». en tanto que Valladoiid, con las leonesas, impulsó la formación de la «Mancomunidad de la Cuenca del Duero».
Prosperó al final en sus adhesiones claramente la -«Mancomunidad Castellana»- formada por Castilla la Vieja y Castilla la Nueva, aunque no se llegó a formar administrativamente.
Esta «Mancomunidad Castellana» fue pronto sustituida por la llamada «Autonomía de Castilla la Vieja», de carácter histórico, que tuvo su máximo apogeo entre el año 1931 y 1936.
Sabemos «que en 1915 se inicia en Segovia una notable corriente intelectual. de regionalistas castellanos quienes «descubren la idea de Castilla, entienden el concepto de Castilla auténtica, perciben el sentimiento de la tierra castellana y asumen la conciencia y el compromiso de promover su resurgimiento. (1).
Y que «en 1917 se imprime en Segovia, en las prensas de Antonio San Martín, una obra fundamental, que sale al año siguiente: LA CUESTION REGIONAL DE CASTILLA LA VIEJA (EL REGIONALISMO CASTELLANO), que Luis Carretero ha escrito a requerimiento do la Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País. Trae prólogo de don Salvador Aragón, expresidente de la Diputación Provincial de Logroño, y epílogo de don Juan José Ruano de la Sota, diputado a Cortes por Santander..
AMBIENTE REGIONALISTA
Intelectuales castellanistas, de diferentes ideologías, había en número importante en toda la región, comprometidos con su tierra, con su cultura y con el porvenir de su pueblo. Son los que abonan el terreno y le preparan para la afirmación histórica de Castilla la Vieja. Podemos citar a Ellas Romera, Clemente Sáenz, el conde la Puebla de Valverde y Corazo, en Soría; José Tudela, Ignacio Carral, el catedrático Celso Arévalo Carretero, el poeta Alvarez Cerón, el médico Segundo Gila, Juan Francisco de Cáceres, Mariano Quintanilla, el ingeniero Luis Carretero Nieva, el pintor Eugenio de la Torre, el oficial de artillería Antonio Medína y otros, en Segovía; Menéndez Pelayo, Pereda, Fernández de Velasco, Romero Raizábal y Marcial Solana, en Santander; Merino, el conde de Orgaz, Estébañez, Gómez Rojí, Cortés, Diez Conde, Domínquez, Zumárraga, Martínez Burgos, el diario «El Castellano», y el semanario «Tierra Hidalga» en Burgos; Belmonte, Ayúcar, Santamaría, La Orden y otros, en Avila; Mazón, Saldívar, Pascual y Purón, en Logroño (2).
De todas las capitales de provincia tal vez fuera Soria la que, en 1931, (3) se nos muestra más inquieta y más decidida. Toma la iniciativa escribiendo a los ayuntamientos de las capitales de Castilla la Vieja rogándoles que actúen «en el asunto relacionado con la personalidad de Castilla», exponiendo «su criterio ante cuestión tan trascendental para unificar aspiraciones de Castilla y ponerlas de manifiesto en las futuras Cortes Constituyentes.
Tenemos conocimiento de que en 1931, en Segovia, todas las corrientes políticas mayoritarias apoyan la «Autonomía de Castilla la Vieja. Concretamente el Ayuntamiento de la ciudad de Segovia tomó el acuerdo unánime de adherirse a la «Autonomía de Castilla la Vieja», propuesto por el Ayuntamiento de Soria, votando afirmativamente la «Conjunción republicana-socialista» y la «monárquica». Esto es que las tres fuerzas políticas, que estaban en el ayuntamiento, eran en esto fuertemente solidarias.
En Burgos este deseo se muestra grandioso, activo y vigoroso. El ayuntamiento de La Horra escribe al de la capital para que «convoque a una asamblea a los ayuntamientos de la provincia, y a ser posible a todos los de Castilla, con el fin de que haga suyo el Estatuto que ha de regular la autonomía de nuestra región». (4).
«Abundando en las mismas apreciaciones. se registra un escrito del alcalde de la Horra, en la Diputación Provincial de Burgos. También de los alcaldes de Víllovela de Esqueva y de Villafruela, y del Ayuntamiento de Palacios de la Sierra. Y en el mismo sentido actúan «-los ayuntamientos de Aranda de Duero, Lerma, Castrojeriz y Villadiego, mostrándose partidarios de la celebración de una Asamblea Magna» (Año 1931)
En el mes de junio de ese mismo año se crea, con una amplia base popular, intelectual y corporativa, el «Centro de Estudios Castellanos».
Como dice la Diputación Provincial de Burgos, «considerando prematuro este asunto, toda vez que corresponde a las Cortes fijar la estructuración de España», la cosa queda como en un compás de espera, hasta que el momento político fuera oportuno, pero, de cualquier forma, este momento político queda archivado como testimonio y deseo histórico de un pueblo.
HACIA EL ESTATUTO CASTELLANO-
Será en el año 1936 cuando se dan las circunstancias políticas idóneas para llevar adelante su anhelo regionalista, y así, en mayo de 1936 se convoca «para el domingo, día 17, a las once de la mañana, en la Casa Consistorial, llevando la iniciativa de Castilla la Vieja y de la Cabeza de Castilla, a todos los Diputados a Cortes por Burgos, a todo lo que se ha dado en llamar fuerzas vivas, entidades, Corporaciones, prensa, partidos políticos, etc. con objeto de dar los primeros pasos y ponerse en contacto, tratando de la conveniencia o no de buscar el Estatuto Castellano.
Esto como primer paso en la capital para llegar a extenderlo a la provincia, y más tarde, según lo que en la reunión se diga, ponernos en contacto con otras provincias que tienen los mismos anhelos e idénticos intereses morales y materiales» (Diario de Burgos 21 de mayo de 1936).
El 25 de mayo hay un acuerdo para «el nombramíento de una Comisión ponencia de enlace que realice los estudios previos y encauce el movimiento, para luego extenderlo a otras provincias de idénticos anhelos e iguales aspiraciones».
La consecución del «Estatuto Castellano», seis provincias, queda truncado por los acontecimientos de la Guerra Civil, pero puede dar idea de cómo iba su logro y de lo madura que estaba la fruta leyendo una información del «Diario de Burgos». de 13 de julio de 1936. Reproducimos parte de la misma, la que a nuestro juicio es más significativa:
«AUTORIDADES BURGALESAS EN SANTANDER»«HACIA EL ESTATUTO CASTELLANO»«SE CELEBRARA EN BURGOS UNA ASAMBLEA MAGNA DE LA QUE SALDRA PERFILADO EL PROYECTO»
«Después nos dijo que en dicha ciudad (Santander) celebraron prolongadas reuniones para tratar del mencionado asunto, a cuyas reuniones asistieron el Presidente de la Diputación, el alcalde de la ciudad, varios concejales y diputados, el Presidente de la Liga de Contribuyentes, señor Soler, el señor Hermosilla del Círculo Mercantil y el señor Céspedes por la Feria de Muestras.
Tuvieron los cambios de impresiones un alto espíritu de cordialidad y fraternidad que siempre son notas características de los actos que intervienen santanderinos y burgaleses.
En Santander se recibió perfectamente la idea de ir a un estudio rápido para, de acuerdo en primer lugar con las demás provincias que constituyen Castilla la Vieja tradicional, ir a un Estatuto Castellano.
Se nombrarán ponencias de propaganda y probablemente se celebrará en Burgos como Cabeza de Castilla la Vieja, y en esta asamblea el proyecto de estatuto quedará casi perfilado».
CONSIDERACIONES FINALES
A la vista de todo lo acontecido podemos afirmar que de no haber, surgido aquella circunstancia histórica, desfavorable en todos los sentidos, es muy probable que en septiembre u octubre de 1936 hubiéramos contado con un «Estatuto Castellano», ratificado por todas las provincias de Castilla la Vieja, quienes venían mostrándose deseosas de lograrlo.
De todo lo escrito hasta este momento se puede deducir que desde 1914 hasta 1936 se perfilaron dos tendencias regionalistas: de una parte, la Mancomunidad de la Cuenca del Duero, denominada, más tarde, de Castilla la Vieja y León, y de otra, la Mancomunidad Castellana, primero, que, muy pronto, se sustituye por la Autonomía de Castilla la Vieja, de carácter histórico.
Ambas tendencias, por ser distintas, han sido beligerantes y desde el principio tanto la Mancomunidad de la Cuenca del Duero como la autonomía de Castilla la Vieja y León fueron derrotadas políticamente por la Mancomunidad Castellana primero, y por la Autonomía de Castilla la Vieja, después, en periodos de tiempo dilatados.
Esta Autonomía de Castilla la Vieja- que fue mayoritaria y predominante desde 1915-17 hasta 1936 no ha sido tenida en consideración por los partidos políticos de la etapa constitucional, que estamos viviendo, quienes defienden la posición que políticamente había sido derrotada, sin que aparezca por ninguna parte la Autonomía de Castilla la Vieja.
¿Qué ha sido de las provincias castellanas Burgos, Santander, Soria, Segovia, Logroño y Avila antes tan ricas en sentimiento regional castellano y en disposiciones políticas dispuestas a conseguir su Autonomía?
Isidoro Tejero Cobos ( Comunidad Castellana 1981)
(1) Esta idea de la Castilla histórica circunscrita a Castilla la Vieja ha sido ampliada en estudios posteriores con la incorporación de la castillo del sur: Madrid, Guadalajara y Cuenca serrana.
(2) Tomado de "El diario de Burgos", de un escrito de José M. Codón, y del libro "Memorial de Castilla" de Manuel González Herrero.
(3) Téngase en cuenta que de 1923 a 1930 estuvo vigente la Dictadura de Primo de Rivera.
(4) En este trabajo se maneja información regionalista de Santander, Burgos, Soria y Segovia.
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