La condenación de Castilla. Por Santiago González-Varas
Este artículo quiere poner de manifiesto que el nuevo régimen se basa en una idea de rechazo a Castilla. Y que hace falta un cambio de actitud. Cuando se realizó el mapa autonómico, la actitud fue de huida de lo castellano, que impregnaba todo el territorio nacional, en unos lugares más que en otros. Es característica la actitud en lugares como Santander, Andalucía, Extremadura, Logroño… (el caso era buscar ficticiamente una identidad contra Castilla), pero también en otros sitios donde, por efecto de políticas desde el siglo XVI al menos, y por el traslado poblacional, existía una impronta castellana dominante sobre lo local. Una castellanidad como sinónimo de españolidad.
Lejos de todo victimismo, el caso es que hay un problema en Castilla. Ya no se sabe, incluso, qué indica este nombre. Cierto que desde hace ya mucho tiempo se viene destacando, por Sánchez Albornoz, la Generación del 98, Gabino Alejandro Carriedo, etc. un problema de decadencia o “condenación de Castilla”. Si la población emigra y Castilla se “vacía” (como se dice ahora) pierden peso (en el conjunto del Estado) valores que simbolizan cosas importantes.
Por otra parte, los castellanos que acuden a la periferia pierden identidad rápidamente y se integran en el comecocos lingüístico. Solucionar el problema de lo castellano no es solo relevante para lo que es actualmente “parte de” dos Comunidades Autónomas. Mientras se siga potenciando esta situación, llegará un momento en que lo castellano será residual y con ello la crisis de los valores que representa significará la crisis de la propia España. La única solución para España es una Castilla fuerte. Todo cambiaría radicalmente si tuviera mayor peso dentro del Estado. Sin embargo, a nivel nacional, solo cuentan los que más provocan.
Sin embargo, ocurre lo contrario. España se ha convertido en un galimatías. Mentalmente se huye incluso inconscientemente de lo castellano. Y atravesar las dos mesetas viene a ser como atravesar un desierto con algunas casas en ruinas. El interior de España reclama una solución. Es necesario que Castilla tenga mayor peso y que no pierda su significación universal. En el siglo XVI era Castilla el territorio más próspero y poblado de España.
Al parecer, se huye de lo castellano. Todos reivindican una condición distinta. Se reinventa la historia, si hace falta. La falta de defensa de lo castellano a nivel nacional terminará con el propio Estado. La mentalidad empieza a ser derrotista en estas zonas. Mentalidad del “sálvese quien pueda y emigre usted primero”.