jueves, abril 19, 2012

“El hilo enredado de las nacionalidades. Las Españas de Anselmo Carretero (Andrea Geniola)

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“El hilo enredado de las nacionalidades. Las Españas de Anselmo Carretero entre el exilio y la Transición”

Andrea Geniola (Universitat Autònoma de Barcelona – CEFID)1

Nuestro interés por la figura de Anselmo Carretero Jiménez no nos viene por su calidad de exiliado sino de su reflexión política centrada en la articulación dialéctica entre nación y región en España, por ser un ejemplo de oficial-nacionalismo democrático, opuesto al oficial-nacionalismo articulado
por el franquismo2. El paradigma carreteriano lleva en su ADN, como apreciaremos en las páginas siguientes, también un discurso regionalista, profundamente integrado y de este inseparable3. Bajo  estas premisas generales, la  comunicación se plantea pues dos cuestiones: la presentación y análisis

 1 La presente comunicación se enmarca en el tramo de investigación de un proyecto de tesis doctoral sobre la re/codificación y manipulación de los recursos culturales que los regionalismos y nacionalismos oficialnacionalistas y los nacionalismos periféricos llevan a cabo durante los años sesenta, setenta y ochenta, entre la descomposición del franquismo y la consolidación del nuevo régimen. Asimismo se integra en el Proyecto HAR2009-07825, cuya investigadora principal es Carme Molinero. Por razones de espacio, reduciremos al mínimo esencial las citas, sin renunciar a señalar a pié de página referencias a contenidos concretos.

2 El concepto de oficial-nacionalismo es un préstamo del brillante ensayo de Anderson [BenedictANDERSON, Comunità immaginate, Roma: Manifestolibri, 2000] sobre el nacionalismo, aunque con un breve cambio de significado respecto a su origen andersoniana. En nuestro esfuerzo analítico utilizamos ese concepto como definición de aquel nacionalismo que coincide con las instituciones estado-nacionales vigente en un determinado momento histórico, de acuerdo, en parte, con cuanto plantea Seaton-Watson
(Hugh SEATON-WATSON, Nations and States. An enquiry into the Origins of Nations and the Politics of
Nationalism, Boulder-Colorado: Westview Press, 1977). Dicho con otras palabras, se trata del nacionalismo
de estado o coincidente con el marco estatal. Pues de entre los nacionalismos, este es el que más problemas
de definición conlleva y que menos se suele estudiar, sobre todo si lo comparamos con el volumen de
estudios que hay sobre los nacionalismos periféricos. En suma, el oficial-nacionalismo es ese banal nationalism que analiza Billig (Michael BILLIG, Nacionalisme banal, Catarroja: Afers, 2006), un nacionalismo cotidiano, invisible y a menudo huidizo pero, precisamente por eso, extremadamente efectivo, activo y exitoso. De ahí que el regionalismo oficial-nacionalista, o oficial-nacionalismo regionalizado, nos
sirva para representar aquellos discursos que, sin poner en duda la nación oficial representada por el estadonación,
defienden una dimensión territorial sub-estatal concreta. Menos dificultades, por ser generalmente aceptada, supone la definición de nacionalismo periférico que representaría todo movimiento nacional interno, territorialmente definido y alternativo a la nación oficial, generalmente interno al territorio de uno o más estados-nación.

3 Siguiendo por el camino de la obligada definición teórica previa, el oficial-nacionalismo presenta una laminación interna representada por el regionalismo como discurso finalizado a la integración de la diferencialidad local en la idealización de la identidad nacional. Este mismo concepto, bajo la definición de nacionalismo regionalizado, ha sido adoptado por el caso francés: Anne-Marie THIESSE, Anne-Marie, Ils apprenaient la France. L’exaltation des régions dans le discours patriotique, Paris: MSH, 1997; Anne-Marie
THIESSE, «Centralismo estatal y nacionalismo  regionalizado. Las paradojas del caso francés«, Ayer, 64
(2006), pp. 33-64. Trabajamos sobre la cuestión en: Andrea GENIOLA, Tra nazionalismo e regionalismo:discorsi, fondamenti e risorse della Comunità Immaginata in Spagna, Bari: Tesi di Dottorato in Filosofie e Teorie Sociali Contemporanee, Università degli Studi di Bari, 2009.

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de las características de su propuesta territorial, su anterior marginación y sucesiva superacióndurante la Transición.

Como base documental proponemos por los libros y ensayos de Carretero y los materiales de su fondo documental4.

La historiografía sobre nacionalismo, franquismo y Transición parece haber olvidado la figura de Anselmo Carretero. Rompe este silencio el breve espacio que Adagio y Botti le dedican en su ensayo dedicado al Estado de las Autonomías que, aun sufriendo los límites que supone entrar en terreno inexplorado, es el único en su genero5. De Carretero se habla, desde luego, en trabajos sobre el exilio republicano en México o la revista “Las Españas” (LE)6. En resumen, se echan en falta una buena tesis doctoral, una recogida de documentos, un índice crítico de sus conferencias, un vaciado de su abundante correspondencia y, finalmente, una monografía crítica sobre su figura y pensamiento en relación con los cambios políticos de los cuales fue a la vez actor marginado y espectador insatisfecho. De ninguna manera nuestra pequeña incursión en el mundo carreteriano pretende colmar este vacío7.

Anselmo Carretero Jiménez (1908-2002), segoviano trasplantado en León, ingeniero industrial como su padre Luis Carretero Nieva, republicano y socialista, militante del PSOE y afiliado a UGT, al estallar la Guerra Civil se encuentra ya en México con su suegro, Félix Gordón Ordás, a la sazón embajador. La guerra supone para Carretero la asunción de unos cuantos cargos de confianza en el
Gobierno legitimo y el regreso en España. Al acabar la guerra vuelve a Méjico hasta instalarse definitivamente en Ciudad de Méjico en 1948.

Carretero alterna a su profesión de ingeniero industrial un gran interés por la historia de España, en especial por su Castilla, que se manifiesta en una voluminosa producción de libros y ensayos, entre ellos: “Los consejos comuneros de Castilla y Aragón” (1956), “La integración nacional de Las

4 De aquí en adelante se utilizarán las siguientes siglas: FPI (Fundación Pablo Iglesias), AACJ (Archivo Anselmo Carretero Jiménez), AJRO (Archivo Juan Ruiz Olazarán).

5 Carmelo ADAGIO, Alfonso BOTTI, «L’identità divisa: nazione, nazionalità e regioni nella Spagna democratica (1975-2005)«, en Alfonso BOTTI, Alfonso, ed., Le patrie degli spagnoli. Spagna democratica e questioni nazionali (1975-2005), Milano: Bruno Mondadori, 2007, pp. 3-90 (en particular pp. 12-16).

6 Alicia ALTED VIGIL, «Las Españas y Diálogo de las Españas: integración nacional y recuperación de la cultura en el exilio (1946-1963)«, en Nicolás SANCHEZ-ALBORNOZ, ed., El destierro español en A mérica. Un trasvase cultural, Madrid: Sociedad Estatal Quinto Centenario – Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1997, pp. 219-233; Francisco CAUDET, Francisco, El exilio republicano en México: las revistas literarias, 1939-1971, Madrid: Fundación Banco Exterior, 1992; Ascensión H. LEON-PORTILLA, España desde México. Vida y testimonio de transterrados, Ciudad de Méjico: UNAM, 1978 (el libro cuenta
con una reedición en 2003); James VALENDER – Gabriel ROJO LEYVA, Las Españas: historia de una revista del exilio, Pedregal de Santa Teresa: El Colegio de México, 1999.

7 Desde luego pedimos disculpa de antemano, por si nuestra falta de acierto y profundización en el estado de la cuestión no hiciera justicia de eventuales trabajos sobre Carretero que aquí no hemos citado y que desconocemos.

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Españas” (1957), “La personalidad de Castilla en el conjunto de los pueblos hispánicos” (1960), “Las nacionalidades ibéricas” (1962), “Los pueblos de España y las naciones de Europa” (1967), “España y Europa” (1971), “Las nacionalidades españolas” (1977)8, “El antiguo Reino de León: sus raíces históricas, su presente, su porvenir nacional” (1994), “Castilla, orígenes, auge y ocaso de
una nacionalidad” (1996). Las razones de este interés las explicaría en una entrevista concedida durante la Transición: «A mí me llevaron al estudio de la historia de España impulsos políticos y patrióticos«9. A esta preocupación patriótica se acompaña una paralela preocupación regional.
Desde las páginas de “El Nacional” con el artículo “A propósito del milenario de Castilla la Vieja” (5.10.1943), Carretero muestra su desaprobación ante la interpretación castellano-céntrica y centralista de la historia española que desde el régimen franquista se iba promoviendo, destaca el
nacimiento de Castilla como el resultado de un alzamiento democrático contra la monarquía centralista de tradición visigoda y dibuja al conde Fernán González como un caudillo popular; fundamentaría su discurso en la relectura de materiales ya existentes, publicados por eruditos o
cronistas. Su estreno como ensayista se relaciona con su ingreso en la redacción de LE, cuya línea heterodoxa motivaría muchas críticas y ningún apoyo por parte de socialistas y comunistas10. Aun así, LE no renunciaría a ser el altavoz de la España plural y republicana contra el  franquismo,materialización de la España imperial y centralista. LE fue la primera agrupación en el exilio en dar
por superada la República de 193111. Abriría sus páginas hasta a quienes desarrollaron una posición de distanciamiento evolutivo respecto al régimen, como Dionisio Ridruejo12. La revista destacaría por su doble papel desempeñado en los frentes de la reflexión sobre la integración nacional y en la lucha por asegurar la continuidad de la cultura española después el corte representado por el 1936-39 13. De todas maneras, Carretero no figura entre los fundadores de LE, sin embargo el ingeniero

8 Consideramos incorrecto presentar las ediciones de 1948 y 1952 por dos razones. En primer lugar, el autorfue Luis Carretero mientras Anselmo aparece como recopilador de los textos. En segundo lugar, la edición de 1977 incorpora capítulos nuevos, esos sí escritos por Anselmo.

9 Entrevista a Anselmo Carretero Jiménez, en A. H. LEON-PORTILLA, España desde, p. 177.

10 Fundada en 1946 por iniciativa de José Ramón Arana y Manuel Andujar, desde 1957 hasta su cierre en 1963 saldría como “Dialogo de las Españas” (DLE). Fue revista literaria y cultural volcada de manera importante también en la reflexión ‘histórico-nacional’ con aportaciones heterodoxas como las de Pedro Bosch-Gimpera y del jeltzale Manuel de Irujo. Solía proponer materiales literarios en castellano, catalán, euskera y gallego, ensayos de arte y crítica literaria, alternados a una línea federalista. En su segunda fase se
abre a la oposición interna al país, de ahí el cambio de nombre, y publica poesías de autores como Gabriel Celaya, Joan Fuster, Jokin Ganboa y Xavier Casp.

11 Planteamiento por otra parte condesado en el folleto “Por un movimiento de reconstrucción nacional” que LE edita en 1949.

12 En el n. 26-28 (1956) la revista publica el Informe de Dionisio Ridruejo a la Junta Política de Falange, pp.43-45.

13 Alicia ALTED VIGIL, «Las Españas«, pp. 219-233.

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segoviano dejaría una huella notable en la articulación de la postura nacional-regional del grupo14.El primer cometido de Carretero en LE remonta a 1947. “Castilla, en el panorama de las Españas”, representa una buena síntesis de la cosmovisión, al mismo tiempo oficial-nacionalista española y
regionalista castellana, de Carretero.

La España, una, católica e imperial, es antiespañola y extranjera; de godos; Austrias, Borbones y falangistas.
La española, y desde luego la de los viejos castellanos, es democrática. Porque nada más anticastellano que
la idea imperial de y unitaria de España, la intolerancia religiosa y el dominio de unos hombres sobre otros,
sea por medio de privilegios aristocráticos o mediante el abuso de la propiedad15.

Pues no fue Castilla, nacida en la antigua Montaña de Burgos, la que fundaría la España ‘Una y
Grande’, como aparecía en las celebraciones oficiales del milenario querido por el régimen.

Los castellanos, dice la tradición y confirma la historia, no aceptan las leyes imperiales que quieren imponerles los reyes neogóticos de León (León, Asturias y Galicia), proclaman la independencia de Castilla, eligen a sus famosos jueces para que juzguen con arreglo a las costumbres locales, recogen cuantos ejemplares encuentran del código romano-visigótico llamado Fuero de los Jueces de León o Fuero Juzgo y los queman públicamente en hoguera simbólica. No fue, pues, Castilla, sino León, el primer foco de la idea unitaria […] En toda la tierra castellana se desarrollan vigorosas en la Edad Media las instituciones populares. Los habitantes de Castilla, donde ‘nadie es más que nadie’ (¡qué bien comenta este adagio nuestro Machado!), están protegidos contra el despotismo por sus ‘buenos fueros’, que los reyes castellanos, para ser tales reyes, deben acatar16.

Carretero dibuja una Castilla internamente federal, donde el poder del monarca está contrarrestado por las Comunidades de Ciudad y Tierra, consideradas como repúblicas dentro del reino. Hasta superpone los fueros, por antigüedad y calidad democrática, a la Declaración de Derechos del Hombre de la Revolución Francesa17. En algunos momentos Castilla parece condensar todo lo bueno de una España idealizada. Un país cuya tolerancia era impensable en la Europa de entonces:«Después de los expuesto, ya podemos decir que Castilla, ‘la vieja Castilla’, que durante su

14 Lo afirmaría en una entrevista, en A. H. LEON-PORTILLA, España desde, p. 180: <<Yo vi un ejemplar en una librería, me atrajo el nombre, la compré e inmediatamente me sentí identificado con ella. Trabé amistad con los editores, que me invitaron a formar parte de la redacción donde creo que ayudé a reforzar el espíritu del grupo. Como yo nunca he sido hombre de letras, mi aportación se dirigió hacia los temas históricos y políticos>>.

15 Anselmo CARRETERO y JIMENEZ, «Castilla, en el panorama de las Españas (I)«, Las Españas, 3 (1947), pp. 3 y 6.

16 Idem.

17 Idem.

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independencia pudo manifestar sin deformaciones su propia personalidad, ‘representa en el panorama de las Españas la tradición autóctona, democrática, comunera y federal«18.
La segunda contribución de Carretero en LE fue la edición en libro de las conferencias que su padre, Luis Carretero Nieva, había dado en 1943-44, bajo el título de “Las nacionalidades
españolas” y como suplemento número 2 de LE (1948)19. El libro se volvería a editar en 1952 con ulteriores añadidos y anotaciones de la mano de Carretero. Paralelamente Carretero publica una serie de artículos en la prensa socialista pero debe conformarse con aparecer en la sección de “Opiniones”, precisamente por sus planteamientos heterodoxos. Escribe en “El Socialista” de Ciudad de Méjico en 195320, «Que España no es una nación homogénea, sino un conjunto de diversos pueblos, con caracteres comunes pero con propia personalidad cada uno de ellos, es cosa que el viajero menos perspicaz observa en su primer recorrido de nuestra península«21. De acuerdo con la línea crítica hacia el oficialismo republicano, denunciaría el espíritu centralista de la Constitución de 1931 y la opción de conceder estatutos solo a unos pocos, dividiendo a los españoles en dos clases. Acto seguido, acusa al PSOE de no haber tenido en su día una actitud clara y firme y de no haber sabido presentarse como defensor de los derechos nacionales de los pueblos de España, reproduciendo así las líneas maestras del documento de LE “Por un movimiento de reconstrucción nacional” de 1949. Sería necesario superar la Segunda República y la Guerra Civil en los planteamientos de las izquierdas y del PSOE en particular.

Para entrar en el vivo de la cosmovisión de Carretero en cuanto a cuestión nacional hemos pensado útil proponer dos libros; “La integración nacional de las Españas” (1957), con un prologo de Manuel de Irujo22, y “La personalidad de Castilla en el conjunto de los pueblos hispanicos” (1960),

18 Anselmo CARRETERO y JIMENEZ, «Castilla, en el panorama de las Españas (II)«, Las Españas, 4(1947), pp. 11 y 15.

19 Luis Carretero Nieva (1878-1950) había dado un ciclo de cuatro conferencias bajo el título de “Panorama de las nacionalidades españolas“ y en noviembre de 1944 otra conferencia sobre historia de Castilla, titulada “El rescate de Castilla”, ante un grupo de exiliados catalanes. Fue reconocido autor castellanista a principios de siglo. Entre sus publicaciones anteriores, “La cuestión regional de Castilla la Vieja” (1918) y “Las comunidades castellanas en la historia y estado actual” (1921).

20 Así como relata él mismo en la ficha que acompaña la carpeta con sus artículos en la prensa socialista del exilio mejicano, fue el director del diario, Ramón Lamoneda, quien, al pedirle una contribución dejaría bien claro que esta no figuraría como interna a la línea de la redacción, acabando pues en la sección de “Opiniones”, [FPI-AACJ-929-1, p. 1].

21 Anselmo CARRETERO JIMENEZ, «El socialismo español y la cuestión de las nacionalidades«, El socialista, mayo 1953 [FPI-AACJ-929-1, p. 2]

22 El libro está constituido por la trascripción de dos cursillos de conferencias celebradas en el Ateneo Español de Ciudad de Méjico: “Los consejos comuneros de Castilla y Aragón” celebrada el 21 de abril de 1955 y “El problema de las nacionalidades en España”, un ciclo de tres conferencias ofrecidas durante el mes de octubre de 1956. El primero contaba ya con una edición propia de 1956, siendo al mismo tiempo el

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sucesivamente reeditado en 1966 en la revista “Comunidades”23 y en 1968 por Fomento de Cultura
Ediciones de Valencia. Desde nuestra hipótesis los dos libros representaría el corpus central de la cosmovisión nacional-regional de Carretero. Su lectura en paralelo nos permite presentar el esquema historicista del autor, su perspectiva oficial-nacionalista, su cosmovisión regionalista y su
propuesta de nacionalización.

Carretero considera la cuestión nacional como un problema de longue durée en la historia de España. «Algunos de estos problemas han sido creados por la dictadura franquista; otros vienen arrastrándose desde las luchas políticas del siglo pasado; y algún otro, como el que ahora nos ocupa,tiene existencia muy antigua«24. Es decir, el modelo de construcción estatal español de los últimos siglo y, en concreto, de la modernidad no se ajustaría a las características profundas de la identidad ibérica. Una diversidad consustancial, perfilada con la Reconquista pero con sus orígenes en la época prerromana, representaría la vigorosa raíz histórica de las nacionalidades españolas25. Según Carretero la nacionalidad no es cuestión de elección, de conciencia o de sentimiento y tampoco de idioma. La nación es un producto de la historia, única madre que las concibe26.

El relato historicista del ingeniero segoviano se fundamenta en las características fundacionales que, desde los frentes de la Reconquista, tendrían el reino astur-leonés, la federación vasco-castellana, la marca catalana y los reinos navarro y aragonés. De ahí se conformarían las 16 nacionalidades que Carretero recoge en sus mapas27. Con el afán de diferenciar y recuperar los rasgos originarios de la
identidad castellana, establece los contornos negativos de aquella leonesa, cuya aportación se sustanciaría en una cultura política autoritaria y centralista, verdadera constructora de España pero    contrapuesta a la cultura política que se encontraría en Cataluña y en la federación vascocastellana28.«En Cataluña, […], nace el primer régimen constitucional de Europa, anterior ala Carta
magna inglesa; y las Cortes catalanas –superiores a las de León y Castilla– y el poder ejecutivo emanado de la ‘Generalitat’ o Diputación del General son creaciones políticas que honran a

primer libro de Carretero publicado en España, por las ediciones del Instituto “Diego de olmenares” de Segovia. Tal vez fue precisamente el entusiasta prologo del destacado dirigente jeltzale a generar los equívocos sucesivos alrededor de la autoría de las ediciones anteriores de “Las nacionalidades españolas”. Es precisamente Irujo quien presenta Carretero como autor de ese libro (Manuel de IRUJO, «Prologo«, en Anselmo CARRETERO JIMENEZ, La integración nacional de las Españas, Ciudad de Méjico: Las
Españas, 1957, p. 17). Ahora bien, tanto en la contraportada del mismo libro como en la publicidad del mismo que aparecía periódicamente en las páginas de LE, aparece claro que el autor es Carretero Nieva.

23 [FPI-AACJ-929-4].

24 A. CARRETERO JIMENEZ, La integración, p. 44.

25 Idem, p. 46.

26 Idem, p. 49.

27 Las nacionalidades españolas según Carretero serían: Galicia, Asturias, León, Castilla (la Vieja), Castilla la Nueva (o País Toledano o La Mancha), País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña, Baleares, Valencia, Murcia, Andalucía, Extremadura. Madrid y Portugal. Falta toda referencia a Canarias.

28 A. CARRETERO JIMENEZ, La integración, p. 56.

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España«29. Es precisamente en este punto donde el Carretero oficial-nacionalista que se plantea cuestiones sobre la articulación de su patria se encuentra con el Carretero regionalista que ensalza el particularismo de su petite patrie como fuente de recursos para toda la nación oficial. «En el Norte de la Península, en la zona montañosa comprendida entre el mar y el Alto Ebro, antiguos pueblos
cántabros y vascos crean al principio de la Reconquista un nuevo estado de caracteres singulares y de gran interés para nuestro estudio«30. Desde este rincón originario e inhóspito poblado de hombres libres, mueven los repobladores de Castilla con sus usos y costumbres. La nación castellana y sus fuentes vasco-cántabras no solamente proporcionarían el más alto y autóctono ejemplo de organización democrático-federal, sino darían luz una lengua franca que se afirmaría
como idioma de todos los españoles. Ante la monarquía de León, aristocrática, feudal y unitarista, se levantaría el condado vasco-cántabro de Castilla, popular, comunero y foral, en un acto de independencia de la nación castellana31. En las entrañas de ese grupo de pueblos libres, se desarrollaría el idioma castellano, como fuerza lingüística rebelde y abiertamente discordante frente a las demás hablas de la península, mientras el euskera, suerte de reliquia idiomática, sería fuente de todo lo que diferencia el castellano de los demás romances ibéricos32 .

En “La personalidad de Castilla en el conjunto de los pueblos hispánicos” Carretero intenta reconstruir los fundamentos históricos y las coordenadas culturales de la nacionalidad castellana. Desde la protesta ante la visión castellano-céntrica del Régimen, Carretero se propone separar el
buen nombre de Castilla del tópico imperial-centralista. Es más, Castilla se convierte en referente y fuente del modelo de construcción nacional federal propuesto por el nuestro. «A Castilla se achacan todos los entuertos de la monarquía española –que a veces lo son de España entera–; y también se le atribuyen hazañas y glorias que no le pertenecen. Así se alaba el esfuerzo militar de Castilla en las más duras etapas de la Reconquista [etc., nda]«33.

Carretero mueve en el texto una crítica contundente hacia aquellas figuras que, desde su producción cultural y ensayística, contribuyen a la construcción del doble imaginario de una Castilla centralista en una España castellano-céntrica, como Unamuno, Azorín, Pérez Galdós u Ortega y Gasset. Es más, la verdadera Castilla representaría una alternativa autóctona ante la desastrosa implantación
del modelo francés de las provincias. «El federalismo castellano no lo es sólo en lo referente a una unión de los estados peninsulares en la que cada uno de ellos conserve su propia personalidad […].

29 Idem, p. 58.

30 Idem, pp. 58-59.

31 Idem, pp. 61-62.

32 Ivi, p. 66.

33 Anselmo CARRETERO JIMENEZ, La personalidad de Castilla en el conjunto de los pueblos hispanicos,Valencia: Fomento de Cultura Ediciones, 1968 (1960), p. 106.

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El estado castellano era en sí de naturaleza federal: un conjunto de comunidades autónomas en su administración y gobierno interno con un jefe común«34. Este intento de dar la vuelta a una consolidada imagen de identificación entre Castilla y España fundamentada en un vocación imperial y centralista, representa desde luego un desafío nuevo en el panorama de las reconstrucciones historicistas de lo español. La re/codificación de lo castellano que Carretero lleva adelante se da en paralelo con una re/definición de lo español. Tal vez precisamente porque esa identificación es tan fuerte y activa que no es posible hablar de Castilla sin preguntarse por España. Castilla es una nacionalidad que conforma la patria española y España es el conjunto de los pueblos que conviven en la península ibérica, Portugal incluido. Sin embargo, este intento de evitar la identificación y descomponer el mito de la hegemonía castellana se convierte más bien en un proceso de re/codificación de los contenidos y direcciones de esas mismas identificación y
hegemonía. En resumidas cuentas, y sin que Carretero se de cuenta, una España nueva que supiera dejarse atrás el centralismo y el mito de la Castilla constructora de España tendría que volver a mirar a Castilla, pero en su nueva idealización. Una Castilla intrínseca y consustancialmente
federalista, victima ella misma del centralismo y por ello perjudicada, como fuente y ejemplo de una España federal. Lo consustancialmente federal de España provendría precisamente de la re/codificación que Carretero plantea de Castilla. Voluntaria o involuntariamente, Carretero vuelve
a presentar un ideario castellano-céntrico, aunque con otras característica. De ahí que Carretero llegue, de su petite patrie a preguntarse por la Grande Nation, afirmando que: «Existe una nación española; hay una condiciones comunes de carácter, un común sentimiento nacional, una cultura,
una nacionalidad superior española que, por encima de sus individualidades, abarca al conjunto de todos los pueblos de España«35. Y ante la necesidad de definir claramente un hecho diferencial que pueda identificar la nación española desde fuera y unificarla para dentro, Carretero acaba por
echarse al más puro esencialismo.

Hay una cultura española, y mejor aún una capacidad española para crear culturas y para ponerse en contacto
con otras culturas y obrar sobre ellas con caracteres y temperamento propios, al modo que los españoles
actúan dentro de las culturas latina y árabe, con un poder creador hispánico que los historiadores europeos
reconocen modernamente36.

Al margen de desafortunadas declaraciones, Carretero plantea el futuro de España en términos de ‘integración nacional’. Decididamente influido por la experiencia mejicana y en estrecha relación

34 Idem, p. 59.

35 A. CARRETERO JIMENEZ, La integración, p. 82.

36 Ivi, p. 90.

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con medios catalanista, Carretero eleva a mito de buen gobierno, administración y convivencia los estados federales de la época, convencido de sus raíces españolas. «Si hay alguna nación en el mundo llamada por su geografía, su tradición su cultura y el carácter de sus hombres a construir un estado democrático de estructura federal firmemente trabada, ninguna más que España«37. A esta idealización del federalismo originario de Castilla se contrapone la realidad de la falta de movimientos políticos federalistas o autonomistas, hecho que, por otra parte le preocupa
sobremanera38.

Convencido de que el modelo de 1932 estuvo equivocado plantea una definitiva descentralización general y simétrica del estado español. Este federalismo generalizado sin más federalismo proporcionaría un sinfín de beneficios de todo tipo: quitar el agua al pez del separatismo,responsabilizar a las elites locales, desarrollar en lo local esa cantera para la construcción de una mejor y más competente clase dirigente, poner coto a la atomización, etc. La caída del franquismo
será una buena ocasión para devolver a España su verdadera identidad de nación de naciones y cumplir la asignatura pendiente de la integración nacional.

De todas maneras, es en el asunto idiomático donde se observa con mayor precisión de contornos su oficial-nacionalismo. Quedándonos en lo que nos transmite en sus textos, Carretero es favorable al bilingüismo por ser un estado accesorio y paralelo al desarrollo histórico de España, consustancial, como esa diversidad y pluralidad de pueblos.

Los catalanes sin prejuicios y de sana mentalidad, es decir la inmensa mayoría de los catalanes, habían aceptado gustosamente el bilingüismo, empleando el catalán como lengua familiar y regional y el castellano para las relaciones con los demás españoles y escribir para un público que rebasa con mucho los límites de su región39.

Existe, pues, un idioma de andar por casa y otro para andar por el mundo. Solamente el castellano puede ser medio de acceso a la alta cultura, solamente el castellano puede permitir a los catalanes tener acceso a la cultura global. He aquí pues una esencia del oficial-nacionalismo. Carretero es un oficial-nacionalista español y un regionalista castellano. Su opción no puede y no quiere permitir ningún derecho de autodeterminación, en lo político, ni normalización lingüística, en lo idiomático. De cierto interés, aunque accesorio, es el espejismo de una vuelta de Portugal al lugar que le compete como nacionalidad española en la futura federación. Todo queda allí, bastante diluido, sin

37 Ivi, p. 111-112.

38 Ivi, p. 117.

39 Ivi, p. 122.

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embargo dice Carretro: «Yo os confieso que cada vez que contemplo el mapa de nuestra península y veo en él la frontera portuguesa siento una íntima desazón. Esa raya me parece una grieta en el suelo de España y un desgarrón en su alma«40.

Hasta aquí, el corpus del pensamiento de Carretero, su vida virtual así como se expuso. El paradigma que podemos extraer se fundamenta en un profundo historicismo donde el relato,adecuadamente presentado y manipulado, proporciona una arbitraria significación actual a hechos
pasados y con mucho anteriores a la época de las naciones. Ahora hemos de preguntarnos por la vida externa del paradigma carreteriano. La correspondencia entre el ingeniero segoviano y Manuel González Herrero y un seguimiento de las vicisitudes de esos planteamientos durante la Transición nos pueden ofrecer algún interesante elemento de reflexión41. El primer contacto entre Carretero y González Herrero tiene lugar en 1965, cuando la obra esencial del nuestro ya está conocida entre los círculos intelectuales y los pequeños historiadores de
campanario42. Desde luego, sus obras se difundían entre los círculos de la oposición antifranquista pero, también, en esa zona de sombra constituida por las instituciones de las diputaciones dedicadas a la manipulación de la cultura local y desordenadamente organizadas desde 1948 en el Patronato “José María Quadrado”43. Al hilo de una sugerencia de su amigo Jesús Monzón, Carretero envía
copia de sus libros a González Herrero que contesta agradecido y entusiasta y recambia con los trabajos que iba publicando en “Estudios Segovianos”44. Fue el inicio de una larga amistad, gracias a la cual Carretero va a jugar un papel destacado en la definición del actual regionalismo castellano.
En una carta sucesiva Carretero valora muy positivamente los ensayos de González Herrero y le

40 Ivi, p. 145.

41 Manuel González Herrero, jurista segoviano cuyas obras y actividad fueron de gran importancia por el resurgimiento del discurso regionalista castellano. Suele publicar sus trabajos en la “Revista de Estudios Segovianos” del Instituto de Estudios Segovianos “Diego de Colmenares”; esta entidad adscrita al Patronato “José María Quadrado” del CSIC desde 1957 pasa a llamarse Academia de la Historia y Arte San Quirze.Entre sus publicaciones más conocidas y difundidas “Segovia. Pueblo, Ciudad y Tierra. Horizonte histórico de una patria” (1971), “Memorial de Castilla” (1978), “La identidad histórica de Segovia. Raíz y
fundamento de la autonomía” (1981).

42 Hemos encontrado repetidos indicios de esa relación, por ejemplo con determinadas entidades del Patronato “José María Quadrado” del CSIC. El Instituto de Estudios Riojanos y el Centro de Estudios Montañeses se harían con sendas copias del texto de la conferencia “Los Consejos de Comuneros de Castilla y Aragón” (1956) para sus respectivas bibliotecas, obra editada por otra institución del Patronato, el Instituto de Estudios Segovianos “Diego de Colmenares”. La otra vertiente de difusión de la obra de Carretero se
encuentra en el Institut d’Estudis Catalans. [FPI-AACJ-929-2].

43 Miquel Ángel MARÍN GELABERT, 2005, Los historiadores españoles en el franquismo, 1948-1975. La historia local al servicio de la patria, Zaragoza: Institución Fernando el Católico/Prensa Universitaria de Zaragoza, 2005.

44 Carta de Manuel González Herrero a Anselmo Carretero, 15/6/1965 [FPI-AACJ-926-11. p. 2]. “Estudios Segovianos” era la revista del “Diego de Colmenares”.

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anima a seguir trabajando y escribiendo, incluso fijando objetivos, planteando argumentos y sugiriendo proyectos de futuro.

Tiene usted pluma y preparación para trabajos mayores, y el deber de comenzarlos sin dilación. Segovia,Castilla y España entera necesitan: a). Una historia, libre de milagrerías y patrañas, de la región segoviana,que fundamentalmente debe ser la de sus comunidades de ciudad y villa y tierra, y en primer lugar la de la propia Segovia, b). Una historia de las viejas comunidades de Castilla y Aragón, c). Una historia de Castilla que dé a conocer a españoles y extranjeros, comenzando por los propios castellanos, lo que en verdad Castilla ha sido y significado en España, y lo que puede y debe aportar a ella45.

Por su parte González Herrero recambia las palabras de Carretero valorando sus libros, y los de su padre Luis, como deliciosos, llenos de sugerencias y verdaderos descubrimientos46. La correspondencia se hace profunda y densa. Los dos llegan a darse cita en Paris, aprovechando los dos meses de vacaciones que Carretero se toma para conocer Europa47. En las cartas que los dos cruzan periódicamente no faltan valoraciones sobre las cuestiones vasca y catalana sin embargo su preocupación central, la que ocupa mayor volumen y densidad, concierne al destino de Castilla con vistas a la futura España federal. Dice Carretero:

Estoy profundamente convencido de que después de tantos años de rígido centralismo España tendrá que descentralizar su estructura estatal en grado que, en el mejor de los casos, puede llegar al federalismo. La mayoría de los pueblos de España ganarán inmediatamente con ello, tanto en su desarrollo material como en el de su personalidad cultural. Ganará también el conjunto español como nación. La única región (nacionalidad o pueblo) que corre el peligro de no mejorar de condiciones es Castilla, la verdadera Castilla
en sentido restricto, cuyos límites geográficos de acuerdo con su personalidad histórica he dibujado en los mapas publicados en algunos de mis trabajos48.

Bajo estos presupuestos generales Carretero muestra toda su preocupación por el inmediato destino de esa verdadera Castilla que, según él, podría quedar fragmentada en más entidades territoriales o absorbida por un centralismo regional con su centro fuera del territorio castellano histórico. En la carta el ingiero segoviano no hace referencia ninguna a hechos, planteamientos y propuestas

45 Carta de Anselmo Carretero a Manuel González Herrero, 28/11/1965 [FPI-AACJ-926-11, p. 7].

46 Carta de Manuel González Herrero a Anselmo Carretero, 30/1/1966, [FPI-AACJ-926-11, p. 8].

47 El encuentro tiene lugar en el mes de octubre de ese 1966 en el “Café de Flore”. Sobre la fecha exacta del encuentro no tenemos datos ya que parece faltar la carta donde concretaron la cita. Más probablemente la cita no se acordaría por carta, por razones de seguridad. En la carta del 13 de agosto Carretero adelanta a González Herrero la visita de una amiga mejicana que le visitaría a su nombre. Tal vez fue por medio de esta persona que la cita se concretaría en sus pormenores.

48 Carta de Anselmo Carretero a Manuel González Herrero, 13/8/1966 [FPI-AACJ-926-11, p. 16].

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concretas. Su preocupación le viene, más bien, de ese sentido común mayoritario que tiende a clasificar como Castilla todo el territorio de la Corona de León y Castilla en el momento de su unificación y que tantas veces había denunciado. En segundo lugar, Carretero estaría al tanto de las numerosas propuestas de descentralización que durante los años sesenta recorrieron publicaciones y conferencias, hasta llegar a la destacable cifra de un centenar49. precisamente a unas de esas propuestas debería de referirse a la hora de denunciar que, «Si sigue la confusión de identificar a Castilla con León y considerar un todo regional a lo que fueron reinos de León, Toledo y Castilla,
podría constituirse una entidad con el solo nombre de Castilla y capital o centro de gravedad administrativa en una ciudad tan poco castellana como Valladolid. Ello sería una catástrofe para la verdadera Castilla«50. La propuesta de una región con centro en Valladolid, bajo criterios económicos, funcionales y administrativos, aun siendo una de las tantas y ni siquiera la más destacada, supuso para Carretero una señal de alarma. Según su cosmovisión Valladolid es territorio leonés, la cultura política leonesa es contraria a la organización democrático-federalista y comunera de Castilla y, por consiguiente, el país quedaría sometido a una visión centralista y autoritaria contrapuesta a su misma identidad. En la misma carta Carretero denuncia la desestructuración de Castilla por parte del centralismo y, hecho aun más peligroso, la ausencia de conciencia de su
personalidad e historia por parte de los mismos castellanos. En fin, todo el patrimonio del discurso carreteriano vertido en la relación con un sujeto político-cultural activo en el interior.

Es preciso tener preparados en toda Castilla núcleos de hombres de buena voluntad, de distintas creencias o
pensamientos religiosos y diferentes ideas políticas, unidos por su amor a Castilla y por el deseo de que llegado el momento de la reconstrucción descentralizada, y mejor federal de España, nadie más que los castellanos hagan oír la voz de su tierra al lado de la de los demás pueblos de nuestra patria51.

Lo que podríamos calificar de programa regionalista. La siempre entusiasta respuesta de González Herrero se materializaría en la idea de montar en Segovia una Sociedad de Estudios Castellanos y una editorial dedicada a temas castellanos, como herramientas del proyecto cultural marcado por Carretero52. Él se mostraría entusiasta de la idea y los dos seguirían intercambiando artículos y
surrealistas observaciones sobre si la comarca de Liébana fuera castellana por ser administrativamente santanderina o leonesa por haber pertenecido en su día al Reino de León.

49 Para un resumen de las más destacadas véase, José Miguel de AZAOLA, Vasconia y su destino. I. La regionalización de España, Madrid: Revista de Occidente, 1972.

50 Carta de Anselmo Carretero a Manuel González Herrero, 13/8/1966 [FPI-AACJ-926-11, p. 16].

51 Idem.

52 Carta de Manuel González Herrero a Anselmo Carretero, 12/11/1966 [FPI-AACJ-926-11. p. 19].

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Al hilo de la reedición de “La personalidad de Castilla…”, los dos intercambiarían recortes de prensa de las críticas y reseñas que iban saliendo en la prensa. Destaca, por ausente, su propio partido, mientras aparecen todo un conjunto de figuras que podríamos definir ‘ya-no-entusiastas’ o ‘casi-desafectos’ allá por 1969. De entre ellos destacan Josep Melià, autor de “Els mallorquins” (1967) e “Informe sobre la lengua catalana” (1970), por su sintonía, el primer Alcalde franquista de Bilbao, Embajador en Estados Unidos y entonces ferviente fuerista vascongado, José María Areilza,
o el historiador oficial falangista, Maximiano García Venero. Carretero transmitiría desde luego su
sorpresa a su amigo segoviano53. Le escribe Areilza:

Es un trabajo tan lúcido y tan extraordinario en su objetividad e información, que no resisto la tentación de enviarle con estas líneas mi felicitación y mi agradecimiento como español. Durante muchos años he sido un estudioso del problema vasco por parecerme que se trata de uno de los más delicados e importantes –junto con el catalán– de los que estructuran el futuro de España y veo en su lenguaje y en sus ideas un cúmulo de noticias que pueden ser muy bien aprovechadas para el intento que a todos nos anima de lograr una España más estable y mejor armonizada en sus juicios54.

Es sorprendente que Carretero encuentre lectores entusiastas en figuras como las que acabamos de citar. No sabemos que encontrarían exactamente de interesante en los libros de Carretero pero es cierto que el ingeniero segoviano iba planteando una arquitectura completa y  articulada de las regiones españolas y de su encaje en la patria común, que no extraña que pudiera entroncar con las
necesidades de reformulación del regionalismo de derechas, variamente monárquico y/o franquista. Esto es, asimismo, una buena muestra de la total compatibilidad del discurso de Carretero con las coordenadas básicas de todo oficial-nacionalismo, incluso en su dimensión regionalista.Finalmente González Herrero, mientras tanto ascendido a miembro de la Academia de la Historia y
Arte de San Quirze55. En 1971 edita una obra central en la historia reciente del castellanismo: “Segovia: Pueblo, Ciudad y Tierra. Horizonte histórico de una Patria”, cuyo Prólogo es un largo ensayo de Carretero, “La Castilla Comunera (boceto histórico y meditación en torno al tema)”, que
el mismo autor le había pedido56. El abogado segoviano plantea, asimismo, la necesidad de aprovechar la ocasión del milenario de Fernán González para difundir la conciencia castellana, con la implicación en el proyecto de las instituciones culturales de las Diputaciones de la verdadera
Castilla.

53 Carta de Anselmo Carretero a Manuel González Herrero, 21/1/1969 [FPI-AACJ-926-11, p. 46].

54 Carta de José María Areilza a Anselmo Carretero, 10/12/1968 [FPI-AACJ-925-9, p. 2].

55 Nuevo nombre desde 1957 de la antigua Institución de Estudio Segovianos. Su ingreso se celebra el27/10/1969.

56 El título inicial de la obra sería “Pueblo, Ciudad y Tierra de Segovia”, [FPI-AACJ-926-11, p. 62]. El título definitivo sería lo mismo fruto de un consejo de Carretero [FPI-AACJ-926-12, p. 9].

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Paralelamente a su contribución a la construcción del castellanismo contemporáneo que, como hemos observado, no fue ni casual ni circunstancial, Carretero sigue  comprometido con la definición de la política territorial del PSOE, a través de las ponencias que la Agrupación Socialista de Méjico llevaría a los congresos del PSOE de 1976 a 1984. La historia de esos años, es decir de la
Transición y de la construcción del Estado de las Autonomías, está marcada por un desencuentro
cada día más evidente entre el ingeniero segoviano y su partido.

La realidad es que desde la “Resolución sobre las nacionalidades ibéricas” de 1974, donde se reconoce “el pleno derecho de autodeterminación” y se reivindica “la constitución de una República Federal de las Nacionalidades que integran el Estado Español”57 hasta la desaparición de esas reivindicaciones de los planteamientos socialistas, no hay huella de las formulaciones de Carretero.Si cruzamos los contenidos de la Resolución con los fundamentos del ideario de Carretero podemos extraer la conclusión que su influencia fue nula. En primer lugar no había huella de paridad entre
las “nacionalidades españolas”. Pues las preocupaciones no pasaban de una necesaria reparación a las “nacionalidades históricas”, y ya hemos observado como para Carretero todas las regiones españolas eran “nacionalidades” y deberían de integrarse en un estado federal en pie de igualdad. En segundo lugar, Carretero era contrario al derecho de autodeterminación por poner en riesgo la
unidad de la nación española.

En 1976, con motivo del XXVII Congreso, la Agrupación de Méjico presentaría el documento “El PSOE ante la cuestión de las nacionalidades”58. Aquí por primera vez aparece en la documentación del partido el concepto de “nación de naciones” y “comunidad de pueblos”. Sin embargo los puntos
de la propuesta mejicana, de claros aires carreterianos, no dejarían huella visible. Unos días antes de celebrarse el congreso, el 27, 28 y 29 de marzo, el partido organizaría unas “Jornadas de estudio sobre el problema de las Nacionalidades y Regiones en el contexto del Estado Español”59. Carretero ni siquiera estaría entre los ponentes, participando e interviniendo desde la sala. La resolución que
saldría del XXVII Congreso, en su apartado que aquí nos interesa, ni siquiera haría mención de los postulados del nuestro, revalidado los postulados de Suresnes a los cuales incorpora la necesidad de la generalización de la autonomía como fundamento de una arquitectura federal. En buena medida hasta 1976 el PSOE estaría más dispuesto a acatar el derecho de autodeterminación que no concepto de “nación de naciones”. De las resoluciones del congreso de 1979 desaparece la autodeterminación

57 PSOE, Resoluciones del XIII [sic!] Congreso, Suresnes, octubre 1974, [FPI-Fc371].

58 Agrupación Socialista de Méjico, El PSOE ante la cuestión de las nacionalidades, 1976, [FPI-AJRO-831-

35-pp. 2-11].

59 PSOE, Jornadas de estudio sobre el problema de las Nacionalidades y Regiones en el contexto del Estado Español, [FPI-Fc189].

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reemplazada por el principio del derecho al libre autogobierno de los pueblos60. Pero ni siquiera al hilo de ese cambio los postulados de Carretero triunfarían. El discurso de Carretero no acaba de encajar en la cosmovisión de su partido y este último está más pendiente de  mediaciones y alianzas que de sofismas conceptuales. En el XXIX Congreso en la resolución relativa al tema que aquí nos ocupa, el PSOE se ancla al texto de la Constitución de una manera manifiestamente acrítica aunque comprensible, reconociendo la existencia de las Nacionalidades históricas al tiempo que la de las regiones61. Esta formulación significa el punto y final de la no incorporación de los paradigmas
carreterianos, pues reproduce una separación cualitativa entre “nacionalidades históricas” y “regiones” en el mismo sentido que la Constitución. Por cuantos documentos y propuestas pudiera preparar la Agrupación de Méjico (1978, 1979, 1981 y 1984), la idea de una España plurinacional
no haría hueco en las posiciones oficiales del partido, e incluso la antigua reivindicación federalista se perdería por el camino.

Alrededor del nuevo mapa autonómico de España y del destino de la verdadera Castilla el desacuerdo se haría aun más evidente. De ahí que Carretero se dedicara a conrear la difusión de sus planteamientos. En la segunda mitad de 1977 Carretero recorre las tierras de Castilla dando largas
conferencias de presentación de su “La personalidad de Castilla…”; en Segovia el 28 de octubre,en Soria el 11 de noviembre y en Madrid el 23. En Segovia le acompañaría el mismo González Herrero, que hablaría sobre “Segovia y los orígenes del regionalismo castellano”.

Amigos de Segovia y de otras comarcas de Castilla, doblemente compatriotas míos: por españoles y por castellanos; señoras y señores. No necesito deciros, porque es manifiesto, que estoy emocionado, profundamente emocionado. Hablar ante coterráneos a los sesenta años de edad, después de cuarenta de ausencia de la tierra natal, no es cosa fácil para quien, además, no tiene costumbre de ocupar tribunas ni afición a ellas. No obstante lo cual he aceptado con gusto vuestra honrosa invitación a participar
personalmente en este acto de afirmación castellana porque considero que en estas hora la causa de Castilla requiere la colaboración activa de todos sus hijos62.

El contexto de la conferencia está marcado por el materializarse de esos eventos que, casi un decenio atrás, el ingeniero segoviano había visto venir en sus cartas al mismo González Herrero. Durante todo el año anterior las organizaciones antifranquistas habían elegido precisamente esa innatural Castilla y León como delimitación territorial de las coordinadores democráticas. El 22 de

60 PSOE, XXVIII Congreso, Madrid 17, 18, 19 y 20 de Mayo de 1979. Resoluciones: Autonomías, [FPIFc822,p. 2].

61 PSOE, XXIX Congreso, 21-24 Octubre 1981. Resoluciones: Política Territorial, [FPI-Fa1303, p. 38].

62 Anselmo CARRETERO JIMENEZ, Conferencia, Segovia, 28/10/1977, [FPI-AACJ-929-14, p. 3].

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febrero de 1977 se constituye en Burgos la Mancomunidad de Diputaciones de Castilla y León. Tanto UCD como PSOE avalan ese marco territorial y el 31 de octubre nace en Valladolid la Asamblea de Parlamentarios de Castilla y León. El interés suscitado por la presentación tendría como consecuencia directa que el Pleno de la Diputación de Segovia acordara por unanimidad la compra de 25 ejemplares del libro para la Biblioteca Provincial y que felicitara al autor, «[…] por la publicación de este interesante libro que contribuirá a resolver uno de los problemas más acuciantes que tiene planteados nuestra Nación«63. Una vez más el interés por Carretero no vendría de su partido. En el florecer de planteamientos territoriales no debe sorprender que, por ejemplo, la Diputación de Segovia buscara también en los escritos de un ‘hijo ilustre e ilustrado’ una justificación historicista para el provincialismo segoviano. La general aceptación de Castilla y León como futura institución autonómica preocupaba muchísimo a Carretero. Su extensión era fruto de una larga fase de cocina a través de algunos think-tank regionales como la Alianza Regional de
Castilla y León (ARCyL) y Instituto Regional de Castilla y León (IRCyL)64. Es curioso como, en este caso, las tesis de base de ARCyL coincidan con las de Carretero en cuanto a considerar las tierras castellanas como víctima de explotación y abandono. Es más surgieron un sinfín de
proyectos territoriales alternativos que hacen de las Castillas, en nuestro entender, uno de los casos más interesantes a la hora de estudiar los discursos y mecanismos de la conformación del Estado de las Autonomías65. Al margen de los autonomismos uniprovinciales de León, Segovia y Burgos, los movimientos sin duda más conocidos, tal vez porque exitosos, fueron los que se desarrollarían en
las provincias castellanas de Santander y Logroño, que empezarían decididamente su recorrido preautonómico66. Entre la institucionalización castellano-leonesa y la fragmentación de tierras “tan

63 Diputación Provincial de Segovia, 3 de diciembre de 1977, [FPI-AACJ-925-34].

64 El primero, que se había constituido ya en 1975, de tendencia derechista y ligado a las elites franquistas locales, tenía su punto de referencia en las tesis de agravios comparativo y fueristas de Gonzalo Martínez Díez, con su demanda de concierto económico para las provincias castellano-leonesas: Gonzalo MARTINEZ DIEZ, Fueros sí, pero para todos, Valladolid/Madrid: Silos/Alce, 1976; Gonzalo MARTINEZ DIEZ, <<El regionalismo castellano-leonés (Castilla-León, victimas del centralismo)>>, Arbor, junio (1978), pp. 67-75.
El segundo, constituido el año siguiente, representaría la vertiente democrático-izquierdista del mismo discurso, aunque fundamentando sus tesis en un autonomismo funcional y administrativo. Sus postulados se recogerían más tarde en Carlos CARRASCO-MUÑOZ de VERA, La alternativa de Castilla y León. Datos para una verdadera Autonomía, Madrid: Ediciones de la Torre, 1978.

65 Sobre la Transición castellana y sus procesos centrípetos y centrífugos: Juan Andrés BLANCO RODRIGUEZ, (coord.), Regionalismo y autonomía en Castilla y León, Valladolid: Junta de Castilla y León, 2004; José Antonio CASTELLANOS LOPEZ, La transición democrática en Castilla-La Mancha (1976-1983). Proceso autonómico y construcción regional, Toledo: Consejo Económico y Social de Castilla-La Mancha, 2007; Mariano GONZÁLEZ CLAVERO, El proceso autonómico de Castilla y León. Volumen I:
Los inicios (1975-1978), Valladolid: Fundación Villalar, 2004; Mariano GONZÁLEZ CLAVERO, El proceso autonómico de Castilla y León. Volumen II: De la Preautonomía al Estatuto (1978-1983), Valladolid: Fundación Villalar, 2004.

66 Sobre Cantabria: Manuel ALEGRÍA FERNÁNDEZ, Presencia e influencia de ADIC en la historia de Cantabria, Santander: Tantín, 1990; Manuel SUÁREZ CORTINA, «Cantabria contemporánea«, en Alfonso MOURE ROMANILLO, Manuel SUAREZ CORTINA, eds., De la Montaña a Cantabria, Santander:

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auténticamente castellanas” y “origen y esencia” de la verdadera Castilla como La Rioja y Cantabria, Carretero se queda firme en sus paradigmas, hasta encontrar en otros partidos y organizaciones sus aliados durante la Transición.

Con honda satisfacción compruebo que las ideas en él expuestas [“La personalidad de Castilla…”, nda] son
las de muchos de vosotros y con los propósitos dados a conocer en el “Manifiesto de Covarrubias”,documento fundacional de Comunidad Castellana, en que esta presenta a los pueblos castellanos y a la opinión española en general una clara concepción de Castilla y la necesidad de un renacer castellano67.

Efectivamente Comunidad Castellana había asumido en bloque el paradigma de Carretero, y eso directamente a través de González Herrero, uno de sus promotores. En este panorama Carretero apuesta por seguir difundiendo sus postulados. Su obra más conocida, aunque no la más importante como hemos argumentado, se edita en 1977. Se trata de “Las nacionalidades españolas”, el mismo texto de padre editado en 1948 y 1952, con el añadido de las partes más acordes a la actualidad política del momento; en concreto los capítulos 1, 10, 11 y 12. Sin embargo el libro no aportaría  nada nuevo. Creemos que detrás de la enésima reedición hubo una voluntad de intervención política en el debate autonómico y sería muy interesante descubrir el recorrido que llevó a su nueva publicación; tal vez a través de los contactos entre autor y editor. Con el añadido de una nueva catalogación de las “naciones españolas” y largas incorporaciones sobre las “lenguas españolas”,fue tal vez un intento de aggiornamento. El 9 de junio de 1978 Carretero escribe a su amigo,comentándole que:

Una vez más Castilla, nuestra Castilla, será la mayor víctima de las injusticias y los errores políticos del Estado Español. Porque, además de pertenecer al grupo de pueblos más depauperados y explotados por los grupos oligárquicos que durante estos cuarenta años han gobernado España a su antojo y beneficio, le han extirpado la memoria colectiva y falseado su pasado histórico, principales cimientos68.

En la misma línea el documento “Sobre las autonomías” redactado en 1978 por la Agrupación Socialista de Méjico que, si no fue escrito por Carretero, deja entrever hondas influencias

Universidad de Cantabria, 1995, pp. 215-247. Sobre La Rioja: Carlos NAVAJAS ZUBELDIA,
«‘Desconcierto’ y ‘Zozobra’. La segunda transición en La Rioja (1982-1983)«, en Carlos NAVAJAS ZUBELDIA, dir., Actas del III simposio de historia actual, Logroño: IER/Gobierno de La Rioja, 2000, pp. 285-320; Mónica ORDUÑA PRADA, «La transición en La Rioja: del despertar del regionalismo al Estatuto de Autonomía«, in Carlos NAVAJAS ZUBELDIA, dir., Actas, pp. 245-284; Luis Alberto, SANVICÉNS DÍEZ, «El movimiento por la identidad riojana: una aproximación«, en Carlos NAVAJAS ZUBELDIA, dir.,Actas, pp. 819-834.

67 CARRETERO JIMENEZ, Anselmo, Conferencia, Soria, 11/11/977 [FPI-AACJ-929-14, p. 23].

68 Carta de Carretero a González Herrero, 9/6/1978 [FPI-AJRO-831-34, p. 25].

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carreterianas; si UCD ha venido reproduciendo la idea franco-falangista de la Gran Castilla centro y origen de España, el PSOE ha avalado este proyecto69. Sigue la carta de Carretero:

Las tareas que como castellanos tenemos ante nosotros son duras, largas y difíciles, pero se presentan mejor definidas que nunca: a) Evitar a toda costa la separación de la Montaña cantábrica y de la Rioja del resto de las tierras castellanas; b) Convencer a los autonomistas santanderinos y riojanos de que dentro de una auténtica Castilla autónoma es como cada una de nuestras comarcas o regiones menores puede obtener mayor autonomía; que este tipo de organización regional es el tradicionalmente castellano y hoy muy apropiado a nuestro caso; c) Hace todo lo posible por que ese decreto sobre la preautonomía de Castilla-León
quede sin efecto y propugnar […] la autonomía de cada una de ambas regiones; d) en caso de que llegara a institucionalizarse el desafortunado invento castellano-leonés: armarse de tesón y paciencia para continuar la
lucha por la disolución del híbrido engendro y el restablecimiento de las regiones históricas de León y
Castilla con sus límites históricos. Con abrazos para los amigos comuneros [los de Comunidad Castellana,nda] y otro muy fuerte para ti, quedo a la espera de vuestras noticias70.

Desde 1980 Carretero alternaría su ahora definitiva y no impuesta estancia en Méjico con nuevas conferencias, entrevistas e, incluso, capítulos de libros donde figuraría como analista político y no ya actor. En una de estas, en Segovia el 28 de septiembre de 1982, vuelve a plantear su idea de identidades compartidas y concéntricas en “Segovia, Castilla, España. Las patrias escalonadas de un castellano”71. En sucesivos artículos, entrevistas y conferencias, volvería a denunciar como la ordenación territorial vigente obedeciera a los forcejos políticos y a negociaciones no siempre claras. Según él la Transición fue ejemplar, el papel del PSOE acertado y el éxito del proceso en su conjunto, indudable, quedando como única e indeleble mancha el abandono y la postración que padecería su verdadera Castilla, que no vería reconocidos su derecho de autonomía, su territorialidad y su personalidad72; afirmaría simplemente que, «Castilla ha sido fraccionada en cinco pedazos«73.

Analizar el ideario de Carretero y estudiar sus vicisitudes no ha sido simple ejercicio de erudición o consecuencia de excesiva curiosidad. Al contrario, al acabar esta comunicación podemos retener datos nada marginales sobre la Transición y la dialéctica nacional-regional española. Sobre la

69 Agrupación Socialista de Méjico, Sobre las autonomías, 1978, [FPI-AJRO-831-35, p. 15].

70 Carta de Carretero a González Herrero, 9/6/1978, [FPI-AJRO-831-34, p. 29].

71 [FPI-AACJ-931-12].

72 De la entrevista a Anselmo Carretero, en J. VALENDER, G. ROJO LEYVA, Las Españas, pp. 317-318.

73 Anselmo CARRETERO JIMENEZ, «La cuestión nacional en Castilla y León«, en Francesc HERNANDEZ, Francesc MERCADÉ, Estructuras sociales y cuestion nacional en España, Barcelona:Ariel, 1986, pp. 313.

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cuestión de la articulación del discurso oficial-nacionalista del nuestro y su vertiente regionalista, o regionalizada, hablan los documentos que hemos aportado y la lectura paso a paso que hemos intentado realizar, no obstante los dolorosos recortes que hemos tenido que aplicar. La propuesta del ingeniero segoviano, fuertemente incrustada en una tradición historicista, intenta justificar la incorporación de las diversidades desde la reconstrucción histórica de las identidades regionales.Hemos observado como se construye su relato oficial-nacionalista y su dimensión regional, como y
cuales recursos Carretero manipula para justificar sus  planteamientos y como, de hecho, vuelve a poner al centro de la identidad española más auténtica el imaginario de la verdadera Castilla.Desde la pretensión de desenredar los hilos de esas nacionalidades españolas, Carretero acaba por
quedarse él mismo enredado en una dialéctica cuyas coordenadas tal vez no había considerado. Es desde luego curioso que Castilla, ‘fuente y esencia de lo español’, no figure entre la nomenclatura de CCAA del Estado de las Autonomías. Y eso porque, posiblemente, se le fue imposible
desenredar in vitrio, como en un experimento de laboratorio, unos recursos culturales y una identidad tan histórica e indisolublemente relacionada con la española. Ahora bien, sería un tanto simplista achacar a su condición de exiliado, sin el pulso real de lo que era entonces la conciencia regional y nacional de los españoles, esa falta de acierto. Al contrario, Carretero demuestra en su correspondencia estar enterado de esa falta de conciencia de ser nación histórica que padece su Castilla. Lo que hace es legitimo, trabajado e incluso factible sobre la mesa, sin embargo no encuentra promotores y apoyaturas. Tuvo cierta audiencia entre eruditos, franquistas y postfranquistas y vanguardias regionalistas, pero, por lo que parece, nadie le hizo caso de verdad entre quienes marcarían las coordenadas del nuevo estado. Por lo que parece todo el mundo conocía a Carretero y, a grandes rasgos, su confuso paradigma de nación de naciones pero, a la hora de poner negro sobre blanco, no hay huella de él. Como hemos observado, tanto el concepto de ‘nacionalidades’ como cierto nivel de generalización de la autonomía, no llegarían de la lectura de Carretero sino por el mismo fenómeno de los nuevos autonomismos y de los inesperados mecanismos propios de la Transición74. De todas formas, de momento no tenemos manera de saber
quién, cómo y cuándo el personal político de la Transición fue lector de la obra de Carretero ni de cómo la valoraría a la hora de emprender el camino de la construcción de la España autonómica.Nos reafirmamos en decir que su partido no le hizo caso y que al acabar la Transición se quedó

74 Xosé Manoel NUÑEZ SEIXAS, «Nuevos y viejos nacionalistas: la cuestión territorial en el tardofranquismo, 1959-1975«, Ayer, 68 (2007), pp. 59-87; Xosé Manoel NÚÑEZ SEIXAS, «El nacionalismo español regionalizado y la reinvención de identidades territoriales, 1960-1977«, Historia del Presente, 13 (2009), pp. 55-70; Santos JULIÁ, «En torno a los proyectos de transición y sus imprevistos resultados«, en Carme MOLINERO, ed., La Transición, treinta años después, Barcelona: Península, 2006, pp. 59-79.

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como referencia teórica de cierto castellanismo, ni siquiera en toda su obra y ni siquiera de todo el castellanismo.

De que sirve pues el estudio de Carretero. Contestaríamos que a mucho. Nos ofrece pistas, en primer lugar, sobre la conformación de casi la mitad del mapa autonómico. En segundo lugar nos abre una ventana sobre la Transición socialista y la relación entre oficial-nacionalismo e izquierdas
españolas en la segunda mitad del siglo XX. A menudo se ha hecho hincapié en la casi desaparición de la ‘nación española’ en el discurso de la oposición democrática75. Tal vez la estrecha identificación entre régimen franquista y oficial-nacionalismo hizo que el concepto de nación
española, su simbología y sus recursos se convirtieran en algo incomodo. Como subrayan otras interpretaciones, eso supondría una cierta deslegitimación de la nación  española76. Estudios más recientes nos ofrecen otra perspectiva. Por ejemplo, la nación española no estuvo de ninguna manera ausente durante la Transición. Al contrario, fue el eje alrededor del cual se fraguaría parte del consenso constitucional por medio, por ejemplo, de los paradigmas ortegianos77. Si es indudable que tanto el PCE como el PSOE incorporarían el derecho de autodeterminación en sus resoluciones,eso sería de paso, circunstancial y sin ninguna consecuencia política o institucional práctica. En realidad el horizonte de España nunca dejaría de ser central en la línea y discurso, por ejemplo, del PCE78. Por lo que concierne el PSOE, solo podemos decir que, limitadamente al trato reservado a los postulados de Carretero y de la Agrupación Socialista de Méjico, el dogma de la plurinacionalidad y de la nación de naciones no pasaría de ser una anécdota en la intensa vida congresual del partido durante la Transición. En resumen, quedaría sin fundamento la tesis de Valender y Rojo Leyva, quienes consideran que la propuesta federalista defendida por LE, fundamentada en las tesis de Carretero, se recabaría en la conformación del Estado de las Autonomías y la Constitución de 1978 79. Por otra parte, tampoco se puede argumentar que Carretero fue un precursor del Estado de las Autonomías y que la damnatio memorie provocata dal

75 Andrés de BLAS GUERRERO, Sobre el nacionalismo español, Madrid: Centro de Estudios Constitucionales/Cuadernos de Debate n. 15, 1989.

76 Xosé Manoel NUÑEZ SEIXAS, «Los oasis en el desierto. Perspectivas historiograficas sobre el nacionalismo español«, Bulletin d’Histoire Contemporaine de l’Espagne, 26 (1997), pp. 483-533.

77 Xacobe BASTIDA FREIXEDO, La nación española y el nacionalismo constitucional, Barcleona: Ariel,1998; Xacobe BASTIDA FREIXEDO, «Nacionalismos y transiciones. Los polvos y los lodos«, Gerónimo de Uztariz, 20 (2004), pp. 161-187; Xacobe BASTIDA FREIXEDO, «La senda constitucional. La nación española y la Constitución«, en Carlos TAIBO, dir., El Nacionalismo español. Esencias, memoria e instituciones, Madrid: Los Libros de la Catarata, 2007, pp. 113-158.

78 Ferran ARCHILÉS, «El “olvido” de España. Izquierda y nacionalismo español en la Transición democrática: el caso del PCE«, Historia del Presente, 14 (2009), pp. 103-122; Gustavo HERVELLA GRACIA, «El nacionalismo español en el P.C.E. durante la dictadura franquista. Una aproximación a través de las paginas de Mundo Obrero«, en DD. AA., VI Encuentro de Investigadores sobre el Franquismo. Zaragoza, 15, 16 y 17 de noviembre de 2006, 2006, pp. 145-159.

79 James VALENDER, Gabriel ROJO LEYVA, Las Españas.

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terrorismo basco condenaría al olvido sus postulados, como sostienen Adagio y Botti80. Por lo que parece de la documentación, si hubo auge político de Carretero, fue entre sectores muy minoritarios y periféricos. En cuanto su olvido y marginación, estos solo se deben a su partido.

80 Carmelo ADAGIO, Alfonso BOTTI, L’identità divisa.